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Valientes y humanos

Al joven comunista debe caracterizarlo su valor para enfrentar con honestidad los problemas, y el sentido de la solidaridad, según trascendió durante un intercambio en la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— Además de la valentía y ubicarse en el centro de los problemas, una de las premisas del funcionamiento de los comités de base de la Unión de Jóvenes Comunistas y sus integrantes es ser humanos y preocuparse por sus compañeros, sean o no militantes de la organización política.

Yuniasky Crespo Baquero, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, enfatizó en esa idea, emanada en el intercambio con los militantes trabajadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Ciego de Ávila Mayor General Máximo Gómez, institución que inició este curso con la mayoría de las sedes del territorio integradas en un solo centro de Educación Superior.

«Podemos decir que al joven comunista lo debe caracterizar también su sentido de humanismo, su solidaridad, preocuparse cuando una persona tiene un problema y estar a su lado en los momentos difíciles; si no se actúa así, difícilmente se podrá ser revolucionario e integrar la vanguardia de la juventud cubana», enfatizó.

Acompañados por Julio Heriberto Gómez Casanova, primer secretario del Comité Provincial de la UJC, y Román Jiménez Márquez, miembro del Buró Provincial del Partido, los jóvenes profesores coincidieron en la necesidad de que la UJC salga del espacio de las reuniones y las actas, y se acerque más a los jóvenes aunque no sean militantes.

Una de esas vías, expresaron, es ocuparse de sus compañeros cuando sufren problemas personales, tienen una enfermedad o presentan situaciones complejas en la docencia. Otra dificultad que analizaron en el debate fue la necesidad de aumentar la divulgación.

Argumentaron que en ocasiones las inquietudes del comité de base permanecen en la reunión y no salen al aula. Por lo tanto, se corre el riesgo de que la UJC sea vista por la mayoría como una organización de un puñado de personas, que se reúne para analizar cuestiones ajenas a los intereses de la mayoría.

Yuniasky apuntó que el actual proceso de balance tiene que terminar el mito de que las reuniones y discusiones deben hacerse con un orden del día impuesto, lo cual refutó, pues lo que debe existir es la flexibilidad y la intención de ser creativos. Los temas de los encuentros, dijo, los ponen los propios militantes, independientemente de algún punto específico que se indique.

Otro mito a desterrar, expresó, es el de los crecimientos masivos como indicador de que la UJC funciona. «Eso tiene que borrarse por completo —señaló—. Ya hoy eso no es así. Antes en un centro de estudio encontrabas que la mayor parte de la matrícula era militante, eso cambió. A la organización entran los que tengan mayores méritos entre sus compañeros. No es quedarnos con tres o cuatro, pero sí ser selectivos y crecer con los más destacados».

En el encuentro se discutió sobre el proceso de integración universitaria en una sola sede y se reconoció el papel que debe jugar la UJC en que ese paso no sea visto como una absorción de un centro por otro, sino como una oportunidad para elevar la calidad de la docencia y las investigaciones, además de aportar a las necesidades de desarrollo de la provincia.

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