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Incorporarse a la tierra ha propiciado a la vez una vía de empleo para los jóvenes. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:02 pm
Más de 50 000 jóvenes menores de 35 años se han incorporado a la producción de alimentos a partir de la entrega de tierras ociosas en usufructo, una cifra que rompe el mito de que a los más nuevos no les interesa producir en el surco, según trascendió en el X Pleno de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), celebrado recientemente.
El Decreto-Ley 259 de 2008 facilitó primero que 44 000 jóvenes se beneficiaran con la norma jurídica; y luego, con la puesta en vigor del No. 300 de 2012, ha continuado la incorporación, con lo cual ya suman 54 200 los favorecidos con esos decretos-ley.
Según se explicó en el Pleno, entre las cifras se cuentan 212 jóvenes desmovilizados del Servicio Militar Activo, a partir de varias acciones que emprendió la UJC con el Ministerio de la Agricultura, entre estas la implementación de la Resolución 449 de ese organismo, que posibilita la entrega de tierra con mayor facilidad.
No obstante el elevado número de jóvenes acogidos a los decretos-ley, todavía existen preocupaciones relacionadas con la morosidad en las respuestas sobre solicitud de tierra y la situación de los precios y la calidad de las herramientas de labranza que se venden en la cadena de tiendas del Ministerio de Comercio Interior.
También existen inquietudes relacionadas con la explotación eficiente de la tierra; impagos a los productores; deficiencias en la comercialización; dificultades con la venta y demora del paquete tecnológico, necesario para lograr los rendimientos esperados en algunas producciones, así como problemas para acceder a créditos.
Valer destacar que la producción de alimentos es una tarea hacia la que la dirección del país ha llamado a los cubanos a volcar todos los esfuerzos necesarios y que está a tono con la actualización de nuestro modelo económico, con el objetivo de disminuir importaciones, pues cada año se erogan más de 2 000 millones de dólares en alimentos, muchos de los cuales se pueden producir en Cuba.
