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Un Primero de Mayo arrollador (+ Fotos)

Nadie puede detener el ángel de la cubanía. La lluvia nunca lo hizo ni lo hará; mucho menos en los días en que se convoca a la unidad, a la ratificación multitudinaria, a la solidaridad que se da y que se recibe...

Autor:

René Tamayo León

Nadie puede detener el ángel de la cubanía. La lluvia nunca lo hizo ni lo hará; mucho menos en los días en que se convoca a la unidad, a la ratificación multitudinaria, a la solidaridad que se da y que se recibe...

Y si hay lluvia y en medio de la marcha suena la corneta de la conga —la que llama a arrollar—, entonces se vigoriza más aún el espíritu, los pies se sueltan, la alegría —esa que sale a flor de piel pero que está enraizada en lo profundo— salta risueña, vivaracha, locuaz.

Con lluvia y conga, la gente se aprieta más, la marcha fluye demasiado rápido. Muchos se quedan con ganas de seguir viendo. De detenerse en los rostros que pasan. De absorber esa energía única que por más de 50 años, ante cada convocatoria, ha convertido a la Plaza de la Revolución José Martí en uno de los escenarios más diáfanos y rotundos del apoyo y compromiso del pueblo cubano con su Revolución.

La Plaza siempre ha sido y continúa siendo el epicentro de ese voto mayoritario, inequívoco —el de cuerpo presente— por Cuba y el socialismo. Sufragio de millones, acto profundamente democrático que se explaya por plazas y calles de la nación.

A la Plaza se va porque se va, por decisión de todos y cada uno. Junto a los cientos de miles de capitalinos que acudieron a celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, estuvieron centenares de amigos de otras naciones, quienes se fundían en la marcha o vitorearon desde las tribunas, adonde llegaron delegados de más de 70 países en representación de sindicatos, movimientos sociales, organizaciones de solidaridad.

Al lado del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el compañero Nicolás Maduro Moros, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, recibió el más entrañable saludo del pueblo cubano, el que se les da a los mejores amigos de Cuba.

Se reiteró el cariño y admiración del pueblo por los Cinco Héroes. Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René volvieron, juntos, a la Plaza. Cerca de ellos estaban representantes del personal médico que enfrentó la epidemia del Ébola y miembros de la sociedad civil que integraron la delegación cubana a la Cumbre de las Américas en Panamá.

Trabajadores estatales y no estatales, combatientes, estudiantes, artistas, jubilados, amas de casa, niños y adolescentes marcharon tras la alocución de Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba.

El líder sindical consideró la celebración en todo el país del Día Internacional de los Trabajadores como un «genuino mensaje de unidad, compromiso y respaldo mayoritario del pueblo cubano en torno a su Revolución socialista, al Partido, a Fidel y a Raúl».

«Somos millones las cubanas y cubanos dispuestos a defender la obra de justicia y dignidad que hemos levantado, y hacer cuanto se requiera para continuar perfeccionándola, al precio que sea necesario», ratificó.

Al lado del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el compañero Nicolás Maduro Moros, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

Con lluvia y conga.

Y si hay lluvia y en medio de la marcha suena la corneta de la conga.

A la Plaza se va porque se va.

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