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Si algo demostró la primera jornada del encuentro regional Dinámicas de Población, Territorio y Desarrollo Local en los países de América Latina y el Caribe, que sesiona hasta este jueves en La Habana, es que no puede existir desarrollo económico y social si no se contempla a las personas en el centro de las agendas gubernamentales, las políticas y el debate, desde una visión amplia e integral.
Varias intervenciones de participantes en el evento —organizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa)— coincidieron en que el tema poblacional resulta estratégico a todos los niveles, considerando al ser humano esencial, como premisa para atender los desafíos demográficos que enfrenta la humanidad.
Representantes del Unfpa asistentes al encuentro, que tiene su sede en el capitalino hotel Quinta Avenida, reconocieron los aportes y las experiencias de la Mayor de las Antillas en el tema. Myrta Kaulard, coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Cuba, destacó además la validez de las estrategias cubanas para el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur, con el fin de contribuir al avance de la región.
Cuba cuenta con indicadores propios de países desarrollados en su evolución sociodemográfica, aseguró Beatriz Crespín Oviedo, especialista del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), quien señaló entre estos la baja tasa de mortalidad infantil y alta esperanza de vida y, en consecuencia, el alto envejecimiento poblacional; así como también los avances en salud sexual y reproductiva y los derechos de la niñez y de las mujeres.
Refirió que Cuba se encuentra viviendo un proceso de actualización de su modelo económico, profundo y serio, que prevé dinamizar su aparato económico, pero poniendo a las personas en el centro de sus prioridades. «Una de sus tareas es promover el avance económico y social sostenible de los territorios y el fortalecimiento de los Gobiernos locales».
La especialista ratificó que Cuba continuará defendiendo lo acordado en la Conferencia de Población y Desarrollo, realizada en El Cairo, en 1994, que asumió en consenso «el derecho al desarrollo como un derecho universal e inalienable, que es parte integrante de los derechos humanos fundamentales, y considera a la persona humana como el sujeto central de desarrollo».
