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El Fernando Virelles que conocí

Una foto y el testamento político, ambos inéditos, del último sobreviviente de la expedición del Corynthia en mayo de 1957, fueron revelados a nuestro diario. Compartimos el testimonio de Héctor Luis Asensio Duque de Heredia, quien fuera compañero de ese combatiente en la clandestinidad venezolana

Autor:

Luis Hernández Serrano

El 28 de mayo de 1957, por orden del dictador Fulgencio Batista, se realizó una masacre contra los expedicionarios cubanos del yate Corynthia, que pocos días antes desembarcaron por la costa norte de Oriente para abrir un nuevo frente guerrillero.

Dos de esos expedicionarios habían desertado y otros tres, en muy mal estado, lograron sobrevivir. De ellos, solo uno alcanzó a sumarse a la tropa del incipiente Ejército Rebelde encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro: Fernando Virelles Íñiguez.

De este combatiente nos habla Héctor Luis Asensio Duque de Heredia, uno de los compañeros del Movimiento 26 de Julio que convivió con él en Caracas, Venezuela, y quien considera que la juventud cubana debe conocer la vida de aquel compañero.

Natural de Santiago de Cuba y residente hace años en la capital del país, Héctor nos muestra una foto desconocida de Fernando Virelles y un escrito del héroe, hasta ahora inédito, que dejara a uno de sus hijos y que desea dar a conocer, en especial a los jóvenes.

Nos recibe en su casa de San José 607, entre Gervasio y Escobar, en Centro Habana, con sus 74 años, quien fue uno de los miembros del Movimiento 26 de Julio.

Con solo 17 años Duque de Heredia marchó al exilio en Venezuela, para no ser asesinado por la tiranía de Batista. «Allí conocí a Fernando Virelles, poco después del jueves 23 de enero de 1958, en que los venezolanos alcanzaron derrocar al dictador Marcos Pérez Jiménez. Teníamos el deber moral de ser recíprocos con ese hermano pueblo que nos brindó un afectuoso albergue en Caracas. Por Venezuela, por el recuerdo de Virelles, por el Ejército Rebelde y por Fidel, accedí a contarles esta historia».

En junio y a fines de septiembre de aquel año, segmentos del depuesto régimen venezolano, junto a militares reaccionarios, realizaron dos intentonas golpistas contra la Junta Cívico Militar de Wolfgang Larrazábal, quien había encabezado el derrocamiento del general de división Pérez Jiménez.

«En unión de estudiantes, obreros y de otras fuerzas progresistas que aspiraban a unas elecciones presidenciales limpias, los exiliados cubanos, en su mayoría integrantes del 26 de Julio y de otras organizaciones, nos solidarizamos públicamente con el pueblo venezolano y su proceso democrático y revolucionario.

«Fernando Virelles comandaba un nutrido grupo, al que me sumé. Nos acuartelamos en una finca de Rómulo Betancourt, aspirante a la presidencia y secretario general del Partido Acción Democrática».

Allí los jóvenes cubanos esperaban recibir armas de combate para la defensa del orden democrático venezolano, para luego llevarlas hacia la Sierra Maestra.

A sabiendas de que la Organización Auténtica (OA) financiaba y preparaba otra expedición para apoyar la insurrección en la Isla, los cubanos en Caracas acordaron enrolarse en ella.

«Fernando Virelles era el jefe directo nuestro. No existía otra forma de viajar a nuestra patria en son de guerra. Él fue el único sobreviviente del Corynthia que pudo incorporarse a la Sierra Maestra, y de allí salió rumbo a Venezuela con el compromiso de conseguir armas para los rebeldes cubanos, pero no pudo lograrlo, y ahora se proponía regresar a las montañas orientales. Partiríamos en un barco en reparación al que denominaban El Pitirre».

La nueva expedición no llegó a efectuarse y los cubanos partieron en avión hacia Cuba en los primeros días de enero de 1959.

Héctor Luis, luchador clandestino devenido militar de la Revolución, vio a Virelles el 4 de marzo de 1960, cuando ambos participaron en la evacuación de heridos de las explosiones del barco francés La Coubre, en los muelles de la bahía habanera.

«Luego lo hallé en modestos trabajos como almacenero y en otras faenas en el sector del comercio y la gastronomía. Fue miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC). Evocaba con sano orgullo su participación en algunos combates en la Sierra, haber sido herido el mismo día en que fue también herido de bala Camilo Cienfuegos, y ser ascendido a capitán del Ejército Rebelde antes de viajar a Venezuela en busca de armas», contó Héctor Luis.

Expedición del Corynthia

Cerca de 30 jóvenes cubanos se entrenaron en varios países para la expedición del Corynthia. Partieron de Miami en ese yate de cien pies de eslora y 12 de manga, adquirido por el ex presidente cubano Carlos Prío Socarrás, no obstante saber que el barco tenía serios fallos técnicos y un motor en mal estado.

Zarparon a las 6 de la tarde del 19 de mayo de 1957, en homenaje a Martí. Navegaron cuatro días, bajo el mando de Juan Calixto Sánchez White, piloto nacido en Glasgow, Escocia, veterano de la II Guerra Mundial e integrante de los grupos de apoyo de las acciones del 13 de marzo de 1957. Al regresar al país estudió bachillerato y Aviación, y en 1953 fue secretario general del Sindicato Aéreo y después de la Federación Aérea de Cuba.

Por ser el maquinista y patrón del yate un hombre de poca experiencia, y azotarlos un mar inquieto, no desembarcaron por Baracoa, el lugar previsto, sino por Cayo Saetía, frente a la bahía de Cabonico, a diez kilómetros de la planta niquelífera Lengua de Pájaro, en la costa norte de Holguín.

Pescadores de ese cayo los ayudaron a desembarcar, y en dos grupos, uno por tierra y otro por mar, los condujeron hasta la playita de La Llanita. Cruzaron en botes el canal de Boca de Carenerito, hasta Dos Bahías, en tierra firme, última vez que los pescadores los vieron.

El 24 de mayo la radio cubana dio a conocer el desembarco. Contra los expedicionarios operaron los integrantes del puesto naval de Antilla y del Escuadrón 84 de la Guardia Rural, unos 700 militares, 30 por cada expedicionario. El 28 de mayo, por órdenes de Batista, el coronel Fermín Cowley Gallegos dirigió el asesinato de 16 de ellos que fueron sorprendidos y capturados. Afortunadamente, a Virelles le encargaron antes acompañar a varios que se encontraban en muy mal estado y así él, Antonio Cáseres y Carlos Octavio Rafull pudieron sobrevivir, gracias a la oportuna ayuda de compañeros del Movimiento 26 de Julio de Cabonico, Nicaro, Banes, Mayarí, Santiago de Cuba y otros sitios. Solo Fernando se sumó al Ejército Rebelde.

Testamento Político de Virelles

Fernando —cuenta Héctor Luis— nació en Holguín el 24 de junio de 1924, y murió el 4 de mayo de 2008, como diabético crónico, al que fue necesario amputarle sus dos piernas. Una hijastra suya, Pura O. León Céspedes, después de la muerte de su padrastro, nos dio una foto de Virelles vistiendo el uniforme como militar de Estados Unidos en la época de la guerra de Corea, en 1953. Al dorso, antes de fallecer, escribió a uno de sus hijos, de su puño y letra, con tinta roja, lo que puede considerarse como su testamento político y que, al final, firma con tinta azul:

«Querido Hijo mío: Esta foto que te dejo como recuerdo de mi juventud, es para que sepas que ese uniforme pertenece a la 82 División Aerotransportada de USA, a la que pertenecí en cuerpo, pero no en alma, pues descubrí aquellas palabras de Martí de conocí al monstruo porque viví en él. Hace algunos años fui herido en la explosión de La Coubre y descubrí un pueblo que prefiere la muerte a la pérdida de su soberanía. En tu padre jamás faltó la limpieza. Hijo: Pero júrame que jamás vestirás un uniforme que no sea el de tu Patria. Serás más feliz, te lo aseguro. Si algún día falto será por luchar por los dignos de mi país que luchan por la Revolución y el bienestar del pueblo que también es tuyo. Tu padre, F. Virelles».

FUENTE: La Demajagua, diario digital de la provincia Granma; revista Bohemia de mayo 1967; archivo de JR y del entrevistado.

Fidel sobre el Corintia

En un discurso acerca de la expedición del Corynthia, el Comandante en Jefe puso de relieve, en mayo de 1959, la diferencia entre el ejército del tirano Batista y el Ejército Rebelde. El ataque al cuartel de El Uvero, el 28 de mayo de 1957, se hizo también para distraer a las tropas de la dictadura y que no operaran con todas sus fuerzas contra los expedicionarios.

Dijo Fidel entonces que la tropa batistiana tuvo en ese ataque 11 muertos y 33 prisioneros (entre estos 19 heridos) y ninguno de ellos fue maltratado ni de palabra. Los heridos fueron curados por los médicos rebeldes, mientras que los capturados del Corynthia resultaron asesinados.

Los ultimados fueron el jefe de la expedición, Juan Calixto Sánchez White; Saúl Rubén Delgado, Luis Lino Vázquez López, Roberto Martínez Riverón, Pedro Pablo González Mir, Juan José Fornés Pina, José Suecun Gutiérrez, José León Prieto Ibarra, Jesús M. Iglesias Carnivell, Joaquín Ferrer de Blanck, Ernesto Ceballo Baeza, Humberto Vinant Agüero, Humberto de Blanck Martín, Gustavo Ferrer de Blanck, Cleto Collado del Cueto y Sergio Sierra Cabrera.

Héctor preso en el Moncada

Luego de la Huelga del 9 de Abril, Héctor Luis estuvo 14 días preso e incomunicado en el Cuartel Moncada. Lo ingresaron en una clínica, y más tarde tuvo que exiliarse en Haití y en Venezuela. Su abuelo paterno fue el general mambí de la guerra de 1868, Amadeo Manuit, venezolano de nacimiento, caído en combate en 1870 en la manigua cubana.

En su bisabuelo paterno y en su propio padre comienza su estirpe revolucionaria. Cuando en su casa se oía el Himno Nacional todo el mundo tenía que ponerse de pie. Su hermano mayor, Raúl, era seguidor de Eduardo Chibás en la ortodoxia y el otro, Oscar, dirigente estudiantil en el Instituto de Santiago de Cuba, participante en el levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en esa urbe oriental y exiliado en Haití.

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