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Domingo 20 de septiembre, la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, desbordará de pueblo una vez más, aunque la ocasión no es reafirmar el camino elegido por el socialismo, ni entonar las canciones que preferimos. El momento aborda la espiritualidad desde lo religioso, Francisco, el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica oficiará la Santa Misa a partir de las nueve de la mañana.
Desde antes del amanecer, ya a la medianoche, fieles y no creyentes, cubanos y de otros países buscaban estar lo más cerca posible para la liturgia católica que renueva, según los Evangelios, la última cena de Jesús con sus apóstoles. El sacerdote celebrante es hoy Francisco, el tercer Papa que visita Cuba, y la Nación le muestra con generosidad habitual su afecto y respeto, junto a los más de 3 500 invitados especiales, entre ellos la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la coterránea de Jorge Mario Bergoglio, el sacerdote jesuita argentino elegido para el cargo papal el 13 de marzo de 2013.
Al concluir la Misa presidida por el Santo Padre Francisco, el cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, dirá las palabras de saludo y agradecimiento por su presencia en Cuba, que se extenderá hasta el día 22 e incluye las ciudades de Holguín y Santiago de Cuba, provincia donde, como peregrino, irá hasta el Santuario de la Virgen del Cobre
En la jornada dominical, el Obispo de Roma tiene en su programa habanero una visita de cortesía al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministro, Raúl Castro Ruz, en el Palacio de la Revolución. Será este el tercer encuentro de ambos estadistas y responde a la visita que el dirigente cubano le hiciera en el Vaticano otro domingo, el 10 de mayo de este año.
Alrededor de las seis de la tarde el Papa asistirá a la Celebración de las Vísperas con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Catedral de La Habana, y media hora después dará un saludo a los jóvenes en el Centro Cultural Padre Félix Varela de La Habana, según la agenda divulgada por la Oficina de Prensa del Vaticano.
Las Vísperas es la oración vespertina, mientras que a la matutina se le llama Laudes, Horas legítimas según la tradición de la Iglesia, para que la comunidad cristiana «se reúna con Cristo en la alabanza y la súplica».
