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El cumple de una «muchacha» laboriosa

Tierras fértiles y productivas y una bahía de referencia, en Mariel, distinguen a la provincia de Artemisa, testigo de múltiples transformaciones socioeconómicas luego de un lustro de fundada

Autor:

Adianez Fernández Izquierdo

ARTEMISA.— Cinco años han pasado desde el 9 de enero de 2011, cuando los habitantes de varias demarcaciones del occidente cubano amanecieron con una nueva división político-administrativa que los agrupaba bajo el gentilicio de artemiseños.

Cual muchacha de pose laboriosa y privilegiada por el espíritu de su gente emprendedora, nacía así la provincia de Artemisa, compuesta por 11 municipios, con una extensión territorial de 4 004,27 kilómetros cuadrados, tierras fértiles y productivas, una prometedora bahía en Mariel, y poco más de 500 000 habitantes involucrados en hacer avanzar el territorio económica y socialmente, validando con su accionar los experimentos que el país realiza, tanto en esta, como en la provincia de Mayabeque.

De experimentos y oportunidades

El territorio se distingue por el experimento de separación de funciones entre la Asamblea del Poder Popular y el Consejo de la Administración. Desde el 1ro. de julio de 2012, ambas estructuras tienen claramente delimitadas sus funciones y son las administraciones municipales y provincial las encargadas de cumplir las funciones de carácter estatal asignadas para el ejercicio del gobierno en el territorio, así como de dirigir las entidades económicas, de producción y servicios de su nivel de subordinación, debiendo rendir cuenta de su actuar ante sus respectivas Asambleas del Poder Popular.

Juan Domínguez Miranda, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, precisó que tal separación permite dar mayor atención al delegado por parte de las direcciones de la Asamblea. Asimismo, se eleva la exigencia hacia las administraciones, las cuales deben acompañar al delegado en la solución de los problemas y durante las rendiciones de cuenta de este a los electores. Otra de las particularidades del experimento que reporta beneficios es la profesionalización de los presidentes de las Comisiones Permanentes de trabajo, lo cual, en su opinión, tributa al mayor control y fiscalización de los servicios a la población y más exigencia a las administraciones. Sus informes son el reflejo de la opinión del pueblo y aportan a la solución de las deficiencias.

Por su parte, para Teresa Martínez Mendaro, jefa del Consejo de la Administración, estima que el experimento contribuye al mejor accionar de las entidades administrativas en función de satisfacer las necesidades de la población en el orden económico, de salud, asistencial, educacional, cultural, deportivo, recreativo, entre otros. «Los resultados de los controles y fiscalizaciones que hace la Asamblea y sus Comisiones Permanentes ayudan a planificar el trabajo y establecer como prioridades aquellas acciones que resuelvan la mayor cantidad de planteamientos de la población».

La conversión de unidades presupuestadas en empresas o unidades empresariales de base, y la creación de un grupo empresarial que las aúna, distinguen a esta joven provincia, pionera también en la creación de cooperativas no agropecuarias en el Comercio, la Gastronomía y los Servicios.

Artemisa atrajo hacia su territorio nuevamente a muchos de los profesionales de aquí que laboraban en La Habana. Llegaron nuevas oportunidades para licenciados e ingenieros, con las puertas abiertas para trabajar en cada entidad, fundamentalmente los jóvenes graduados, muchos de los cuales son responsables de cuanto se ha logrado en muchas esferas de la sociedad.

Así encontramos a Mayví del Toro Reyes, joven diseñadora del semanario El Artemiseño, quien también tiene a su cargo el diseño de la revista cultural La Diana y las publicaciones del sello Unicornio. «Pocas veces tiene un profesional la oportunidad de participar activamente en el proceso de formación y consolidación de la identidad, por lo que ha sido un privilegio y un reto lograr esto desde el sello editorial del territorio, las páginas del semanario provincial y las pinceladas culturales de una revista como La Diana».

Como una provincia más funcional también la ve el joven Jesús Javier Cabrera Ortega. «A la par que ganamos en identidad creo que la forma de gestionar recursos en función de la cultura, el deporte, la salud y la educación es más eficiente, amén de algunas deficiencias que puedan darse en ciertos lugares, por fallos la mayoría de las veces del factor humano y no del modelo de gestión».

En tanto, una Universidad integrada nacía en el territorio para asumir la formación de los profesionales que exige el futuro de una provincia con grandes demandas de capital humano, sobre todo en la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Así, muchos como Adrián Torres Rodríguez vieron más cercana la posibilidad de convertirse en universitarios, algo que le hubiera dificultado la lejanía de la Colina habanera o, como en su caso, de la Universidad Agraria de La Habana, en el lejano municipio de San José de Las Lajas.

También para Leandro Ramírez Acosta el cambio ha sido positivo. Este joven de 15 años, residente en San Antonio de los Baños, ha visto cambios. «En la escuela fuimos beneficiados con laboratorios para facilitar el aprendizaje y percibo más ofertas para la recreación, y la ciudad capital nuestra ha cambiado con frecuencia. Con mi grupo de amigos íbamos con frecuencia de excursión a La Habana, pero poco a poco vamos incorporando lugares de Artemisa por lo transformada que la vemos».

En función del desarrollo

Una foto cinco años atrás es la clara muestra de los cambios en Artemisa, fundamentalmente en la ciudad cabecera. Múltiples servicios que antes los pobladores debían recibir en La Habana ahora son parte de la cotidianidad de los artemiseños, quienes disponen de un moderno centro óptico con prestaciones de tallado de lentes, y una agencia de viajes para reservar boletines de tren, ómnibus y avión  sin necesidad de acudir a la capital cubana, así como facilidades en el correo, y la wifi en los municipios de Artemisa y San Antonio de los Baños.

A eso se añade que las entidades provinciales radican dentro del propio territorio, salvo algunas excepciones todavía en La Habana o Pinar del Río, y en los hospitales han sido múltiples las acciones de mantenimiento, ampliaciones constructivas y de formación de personal encaminadas a elevar la resolutividad y brindar cada vez más servicios.

Como la provincia agrícola que es, Artemisa cuenta con más de 270 000 hectáreas de tierra cultivable de las cuales 63 000 se han entregado en usufructo, de ahí el liderazgo del territorio en la producción de viandas, hortalizas, frutas y granos. Además de abastecer a los habitantes del territorio, son fuertes los compromisos de entrega de alimentos a la capital cubana.

En la producción cañero azucarera los centrales Harlem y 30 de Noviembre asumen el reto de producir cada año cifras mayores de azúcar, meta a la que tributan las múltiples reparaciones en ambos colosos. La provincia se distingue por ser la mayor productora de huevos del país y es destacado el aporte en cemento, con dos fábricas, y de electricidad, con la termoeléctrica Máximo Gómez, de Mariel.

Es válido reconocer el trabajo en la fábrica de ómnibus Evelio Prieto, única de su tipo en el país. Allí se han producido en los últimos años los ómnibus Diana, alivio para la transportación de pasajeros en varias provincias, a la par que reparan integralmente las de las marcas Yutong y Girón.

Unido al redespertar de muchas de las industrias que en este territorio aportan el uno por ciento de sus ganancias para el desarrollo local, muchas son las obras sociales edificadas o remozadas en estos cinco años. Sobresalen el estadio 26 de Julio, la biblioteca provincial Ciro Redondo, unos 400 consultorios del médico de la familia, una sala de cine con posibilidad de proyectar filmes en 3D, y la electrificación de todos los asentamientos de montaña posibles por el Sistema Electroenergético Nacional.

Bárbara Suárez Linares, joven periodista de la emisora Radio Artemisa, dice haber sido testigo de muchas de estas transformaciones. «Al estar en experimento aquí se han hecho cosas diferentes a las de todas las provincias. Después de esa división político administrativa se han creado mejores condiciones de vida en algunos lugares apartados a donde antes se llegaba muy poco, por la lejanía de La Habana, donde radicaban todas las estructuras de dirección de la provincia».

En cambio, para Yilian Fernández Alonso, de San Antonio de los Baños, poco ha cambiado en su municipio. Para ella acudir al hospital de Artemisa, que le queda más distante que los de La Habana, se torna complicado. Igualmente los organismos provinciales que radicaban allí se han trasladado a Artemisa por la lógica de concentrarlos todos en la capital provincial, lo cual también les desfavorece.

Y sigue creciendo

La cercanía del quinto aniversario de la provincia, unido al ímpetu que no cesa de transformar constantemente a Artemisa, han sido motivaciones de los artemiseños que por estos días tuvieron intenso ajetreo en muchas obras, fundamentalmente en la ciudad cabecera. Sobresale el bulevar. También recibieron un impulso constructivo la futura Casa de la Música (segunda con más capacidad en Cuba), el cine teatro Juárez y el hotel Campoamor, instalación insignia.

A la par, la Zona Especial de Desarrollo continúa transformándose y propone ofertas de empleo a cada vez más artemiseños; se ponen a prueba experimentos en la comercialización agropecuaria con diez productos a precios topados; la Universidad de Artemisa amplía sus carreras y prevé acercar su sede a la ciudad; y la culminación de obras y el remozamiento de locales contribuyen a una imagen de ciudad capital cada vez más parecida a las del resto de las provincias de Cuba.

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