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Trámites con rostros de mujeres

Entre papeles y apuros de oficina, una joven mujer demuestra que ya no existen roles en que los nombres femeninos no brillen por su sensibilidad y especial servicio de amor

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Mujer es sinónimo de abnegación, ternura, respeto, dulzura, elegancia, delicadeza, osadía y entrega, cualidades a las que cada día intentan rendir honores quienes trabajan en las oficinas de Identificación, Inmigración y Extranjería en el país. Allí, mujeres y hombres no pierden de vista lo importante que resulta una cultura del buen servir, cuando de trámites se trata.

Eso lo sabe la joven Sucel Castañeda Suárez —graduada de la Universidad de Ciencias Informáticas— quien se ocupa de los trámites relacionados con el carné de identidad en la oficina del municipio de Guanabacoa, en la capital, sitio que desde diciembre último viste sus mejores galas en cuanto a local, equipamiento y confort.

Allí se le ve entusiasmada con su labor. «Este servicio requiere de mucha paciencia y claridad, siempre presentes, aunque a algunos pueda asombrarles la prontitud con la que se realizan hoy trámites relacionados con el documento de identidad y con la emisión y actualización del pasaporte, entre otros», reconoce la trabajadora civil del Ministerio del Interior (Minint).

La puntualidad es también para la muchacha un requisito indispensable. Madre de los pequeños Cristian y Chirtphore, se levanta todos los días antes de las cinco de la mañana, no solamente para llegar temprano al trabajo, donde labora desde hace más de dos años, sino para preparar todo lo concerniente a sus hijos, a quienes luego lleva al círculo infantil. Una joven mujer a tiempo completo con el apoyo de la familia y sus compañeros de trabajo.

De su labor en la oficina de Identificación, Inmigración y Extranjería de Guanabacoa reconoce que la máxima es ofrecer los servicios en corto tiempo, con la calidad y la respuesta que esperan las personas que allí acuden; para ello, expresa, «ha sido esencial la implantación de un sistema modernizado que permite que el flujo de trabajo sea rápido, aunque nos haga más dependientes de la tecnología».

La oficina de Guanabacoa está integrada en su mayoría por mujeres, nos dijo la teniente coronel Mirta Elena Arges, quien dirige al equipo. Es arduo guiar a un colectivo como este, pero la exigencia, el apoyo y la dedicación han sido nuestros mejores baluartes para salir adelante.

«Más de un centenar de personas llegan como promedio a esta oficina diariamente, la mayoría para obtener el documento de identidad, pero también para realizar la solicitud y actualización de pasaportes. Son servicios en cuya gestión antes uno se demoraba días, y ahora todo está más organizado y es más ágil», asegura Mirta, y sus palabras las confirman las decenas de personas que el día de nuestra visita aguardaban para realizar sus trámites.

En otro departamento cercano está su colega Carmen Torres González, quien se desempeña como supervisora de trámites migratorios. Con más de siete años en el Minint, pondera el valor de la vocación, el respeto, la disciplina y el amor por lo que se hace, para asumir diferentes tareas en el Ministerio. A su juicio, un oficial de la institución, sea mujer u hombre, debe distinguirse por eso.

Carmen lo dice con la autoridad de quien llegó al Minint siendo muy joven y ha crecido entre papeles, legislaciones, el tú a tú con la población. «La profesión exige mucho compromiso, mucha entrega, pero disfruto al máximo todo lo que hago», afirma.

Mientras dialoga con los reporteros, recuerda aquellos años en los que se inició en este mundo; y luego, cuando llegó su primer bebé, el apoyo de sus compañeros, con quienes ha podido contar en todo momento. «Siempre están ahí, con sus iniciativas, mostrando su cariño e invitándonos a crecernos ante las dificultades», expresó.

A Carmen, nos cuenta entre risas, no pocos le han dicho en varias oportunidades que no tiene tiempo «ni para rascarse», pero está contenta con lo que hace; y cuando puede, sale a disfrutar con la familia, con los amigos.

«Para muchos existe la creencia de que es complicada la vida de una mujer militar. Pero la convicción, el orgullo y la res-

ponsabilidad por lo que hacemos, unido

al apoyo que nos dan cada día nuestros familiares y compañeros, han sido nuestros mejores ingredientes para crecer como equipo», concluyó Mirta Elena

Arges.

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