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El arte de enseñar

La directora general de Secundaria Básica en el municipio de San Luis, Glevis Duany Fabré, es una de las tres muchachas que inyectan sangre joven a la delegación santiaguera que participa en la magna cita partidista

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SAN LUIS, Santiago de Cuba.— La vida de la sanluisera Glevis Duany Fabré, a sus 31 años, es la mezcla exacta de sus pasiones y responsabilidades, esas que le acompañan desde la niñez.

Quienes en el segundo grado le vieron ingresar en la escuela vocacional de arte José María Heredia para formarse en las especialidades de piano, primero, y luego en dirección coral, de seguro le imaginaron un futuro ligado al arte.

Sin embargo, Glevis se dividía entre dos sueños. Tanto como el deseo de cantar, actuar, le dominaba ese gusto por enseñar, por compartir lo que sabía, que desde pequeña la llevó a participar en eventos de monitores hasta de nivel nacional y que a la larga se impuso más tarde. «Al concluir el noveno grado había decidido que sería profesora de música, y para eso ingresé en el IPVCE Pedagógico Antonio Maceo».

Pero la historia no encuentra todavía su verdadero color. Locuaz, desenvuelta, reflexiva, Glevis había apostado también desde bien temprano por la participación social: jefa de colectivo en la primaria, delegada al II Congreso pioneril, presidenta de la FEEM durante los tres cursos del IPVCEP y delegada al X Congreso de esta organización estudiantil.

Justamente ese evento decidiría su suerte. «Allí el Comandante en Jefe Fidel Castro le dio la tarea a los dirigentes estudiantiles de dar el paso al frente para responder a la necesidad que tenía el país en esos momentos de profesores de Secundaria Básica, y opté por cambiar de profesora de música a Profesora General Integral (PGI) de Secundaria Básica».

Parte de aquel primer grupo de los llamados Valientes, casi niños, de azul y blanco, que salieron hacia La Habana para enseñar a adolescentes como ellos mismos; en el 2007 se graduó de licenciada en Educación y más tarde se especializó en la asignatura de Español-Literatura.

Desde el regreso a su municipio y el comienzo de su vida laboral como profesora de la Esbec Prudencio Martínez, en el poblado de La Caridad, a fuerza de empeño y resultados, Glevis ha desandado casi todos los caminos de la enseñanza: profesora, jefa de grado, directora de la ESBU José Maceo Grajales, Máster en Ciencias de la Educación, hasta su responsabilidad actual como directora general de Secundaria Básica de la dirección municipal de Educación en San Luis, la integrante más joven del consejo de dirección a ese nivel.

Mas no hay nostalgia por el mundo artístico. «Mi formación en la Vocacional me ha ayudado muchísimo en mi labor como profesora. Para ser maestro hay que tener vocación, pero igual hay que tener el arte de enseñar, de llegar a las personas y en mi caso eso se me facilitó con las habilidades que adquirí en la escuela de arte. Pero además, con la música, a partir de un fragmento de una canción por ejemplo,he podido muchas veces darles salida a determinados contenidos de mi asignatura Español-Literatura en las clases, o he podido contribuir a la formación de valores entre mis estudiantes, en los matutinos o los festivales de aficionados de los pioneros, en los que me he insertado con ellos».

Glevis ha crecido profesionalmente sin abandonar sus dotes como líder, dirigente, pues con la vida laboral llegaron entonces las responsabilidades políticas: secretaria general del comité de base de la UJC de su Secundaria, integrante de los comités Municipal y Provincial de la UJC; desde el 2009 militante del Partido, miembro de la comisión de cuadros del municipio y del Comité municipal del Partido en San Luis, como parte del proceso asambleario previo a esta magna cita.

Por eso aunque su elección como delegada a este 7º Congreso del Partido no fue una sorpresa para nadie, pues quienes la conocen ven en esto el justo premio a su entrega y relevante desempeño, ella sí lo asume como el honor de participar y la posibilidad de aportar al futuro de su país, desde una reunión que tiene lugar en un momento histórico, diferente a los anteriores.

«Este será un evento que permitirá trazar pautas, líneas concretas que continuarán el trabajo realizado a partir de lo aprobado en el 6º Congreso y en la I Conferencia nacional para el trabajo del Partido; encaminar con mayor precisión la continuidad de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, las transformaciones que se han venido haciendo y los aspectos que debemos seguir perfeccionando y que tienen que ver con nuestro mañana como nación, pues en ello nos va nuestra independencia y soberanía y la posibilidad de continuar construyendo un socialismo verdaderamente próspero y sostenible.

«Los que tenemos la posibilidad de ser parte de este Congreso debemos pensar además en cómo podemos contribuir de la mejor manera a la implementación de todo lo que allí discutamos y aprobemos; en mi trabajo, en mi núcleo, en mi comunidad, en fin, dondequiera que me encuentre hacer lo que me toca y hacerlo bien».

Por eso ya habla de los retos que como directiva de Educación tiene para la formación integral de los nuevos cubanos como hombres y mujeres de bien, mejor preparados cognoscitivamente y capaces de manifestarse con una conducta adecuada en la sociedad. De garantizar por todas las vías posibles que adolescentes y jóvenes aprendan mejor los contenidos y puedan vivir la historia, cuestión imprescindible para amar la patria y actuar como cubanos dignos.

Sostiene que estos son tiempos de un Partido más unido a la juventud, no solo a la juventud militante sino a todos los jóvenes; conversar mucho con ellos, orientarlos sistemáticamente y guiarlos, es la mejor forma de prepararlos para interpretar correctamente los acontecimientos que se suceden en la actualidad.

Asumir tantas responsabilidades a la vez —sostiene— sin renunciar a la alegría y necesidades que como joven tiene, unido a la atención de su pequeño Miguel de Jesús, de cuatro años, es complejo, pero no imposible.

Sabe que cuenta con el apoyo de su familia, de sus compañeros, horcones imprescindibles, en una cotidianidad de jornadas extendidas más allá de las cinco de la tarde, de constantes eventos, salidas y actividades múltiples y con la satisfacción del saludo espontáneo de esos a los que dedicó tiempo desde las aulas y que hoy le reconocen en las calles: esa fue mi profe.

Y sobre todo le alienta el regocijo de haber escogido un camino que le reafirma cada día, ese en el que sus pasiones por el arte y la enseñanza se abrazan, para su realización personal y el aporte de sus mejores energías al futuro de su país.

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