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Cuando pregunten mis nietos

Al reconocer los desafíos que se abren hoy, tanto en nuestro ámbito más doméstico como para la humanidad toda, el 7mo. Congreso del Partido constituye un decisivo punto de partida para hacer y, al mismo tiempo, una expresión ferviente de continuidad

Autor:

Yoerky Sánchez Cuéllar

El Informe Central al 7mo. Congreso del Partido, que será discutido por la militancia, la Unión de Jóvenes Comunistas  y las organizaciones de masas, constituye el más acabado documento de trascendencia ética y política que sintetiza la realidad actual de Cuba y el rumbo irrevocable del socialismo. Sus enunciados sirven de brújula para la discusión de las propuestas que los delegados valoraron en cada una de las comisiones, de forma libre y democrática.

Además de ofrecer una mirada aguda y para nada complaciente sobre los temas económicos del último quinquenio, en él se exponen los desafíos ideológicos que afrontarán en lo adelante los comunistas cubanos. Y describe, a la vez, el contexto cambiante de actuación, marcado internacionalmente por un despliegue ofensivo de la derecha, que también ansía ver a nuestra Isla adormecida por el neoliberalismo y víctima de la desmemoria.

El Primer Secretario del Comité Central alerta de la importancia de preservar la unidad, como bien sagrado y condición indispensable para el sostén de la Revolución, que ha sabido resistir todo tipo de ataques gracias a la conexión umbilical que existe entre el Partido, el pueblo y sus líderes.

La política del adversario se basa en la fórmula divide y vencerás. Cuba lo sabe por experiencia histórica. No en balde José Martí, al valorar este factor como causa del fracaso de la Guerra de los Diez años, expresó que «nuestra espada no nos la quitó nadie de las manos, sino que la dejamos caer nosotros mismos». Y fundó, para organizar una contienda necesaria, el Partido Revolucionario Cubano, que ha sido para las generaciones posteriores inspiración permanente.

La falta de unidad, entre otros motivos, provocó que la Revolución del 30, a decir de Raúl Roa, se fuera a bolina. Y Antonio Guiteras también lo dejó escrito en un artículo memorable, reproducido en la revista Cuba socialista, en su edición especial reciente con motivo del Congreso.

Decía Guiteras en Septembrismo: «Fracasamos porque una revolución solo puede llevarse adelante cuando está mantenida por un núcleo de hombres identificados ideológicamente, poderoso por su unión inquebrantable, aunados por los mismos principios y no por la doctrina de todos para destruir».

Hoy ese núcleo de hombres y mujeres identificados ideológicamte nutre las bases de nuestro Partido Comunista, que llegó al 7mo. Congreso poderoso, por su unión inquebrantable.

El Informe Central también aborda el papel de la juventud, precisamente en este momento histórico. Y cómo desde el Partido se debe trabajar con las nuevas generaciones, con sensibilidad e intencionalidad política.

¿Y qué representa ese concepto cuando se trata de trabajar con los más nuevos? Intencionalidad política significa estar dispuesto al diálogo, enamorar con la palabra y la acción, dominar los códigos de la comunicación contemporánea, desterrar definitivamente el teque de los discursos y sustituirlo por argumentos. Intencionalidad política implica sumar a todos y solo no hacerlo con aquellos calificados por Fidel como incorregiblemente contrarrevolucionarios. A ello también llamó Raúl al dejar inaugurado el evento.

El texto también reconoce que, aunque no es en la mayoría, en algunos sectores existe apatía, falta de confianza, individualismo, afán de consumismo y se promueve la idea de una sociedad sin futuro.

Ante esta situación se impone sembrar conciencia y defender a ultranza los valores socialistas: la solidaridad, el humanismo, el internacionalismo, la consagración al trabajo y enaltecer nuestros propios paradigmas, muchos de ellos representados en jóvenes como los que cumplen misiones o brindan su aporte desde un central azucarero o una cooperativa no agropecuaria.

No se debe permitir que triunfe la percepción de que las puertas de la sociedad cubana están cerradas para sus hijos o nietos, lo que equivaldría a aceptar que sobran en su propia casa. Esa peligrosa, perversa y malintencionada matriz de opinión que hacen correr unos pocos busca la desmotivación, el desaliento y el desapego a la causa nacional. Y forma parte de la estrategia de subversión ideológica que el imperialismo sigue promoviendo contra nuestro país.

Un ejemplo concreto: Tres días después de la visita del presidente Obama, quien aseguró en el Gran Teatro de La Habana que Estados Unidos no tienen la capacidad ni la intención de imponer un cambio en Cuba, el Departamento de Estado aprobó 753 989 dólares para una organización emprendedora. Esta deberá entrenar hasta 30 jóvenes líderes emergentes  de la sociedad civil cubana para que apoyen activamente «los principios democráticos». Los jóvenes, entre 20 y 35 años, se entrenarían durante tres años en Estados Unidos y luego regresarían con un plan para aplicar en nuestra Isla.

Acciones como esta se repiten. Frente a ellas el mejor antídoto será uno de los tres elementos que Raúl definió en el Informe Central como prioridad del Partido: la firmeza ideológica. El imperio a todo le pone precio. Pero ellos no pueden comprar la dignidad, la moral, la consistencia y el lujo de ser cubano.

Como se corroboró en el Congreso, los jóvenes no fallaremos. No dejaremos que se nos caiga la espada y mucho menos que nos la arrebaten de las manos. Agradecemos eternamente al Partido y a la generación histórica su confianza. Ello nos compromete a no defraudar la obra que nos han legado y a construir una mejor patria. Y cuando un día mi nietos me pregunten por Fidel, por Raúl y por aquellos barbudos del Granma, la Sierra, Girón y tantas batallas, pueda decirles, recordando la lectura del Informe Central, que será sometido a discusión pública: ¡Están vivos!

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