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Sin playa mediante

En una década Rancho Luna, el principal balneario cienfueguero, pudiera no ser el mismo, pues el ritmo de retroceso de la línea de costa compromete su actividad natural, económica y social

Autor:

Glenda Boza Ibarra

Cienfuegos.— De seguir todo como hasta ahora, para el 2050 la playa de Rancho Luna estará en condiciones completamente diferentes a las de hoy. El principal balneario de Cienfuegos sufre una erosión moderada, que consiste en un gradual avance del mar sobre la tierra.

Pero más reciente aún, en una década, Rancho Luna tampoco será la misma, pues el ritmo de retroceso de la línea de costa, superior a 0,8 metros, compromete su actividad natural, económica y social.

Con tal preocupación, especialistas de la Delegación del Citma y del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos (CEAC) evalúan los posibles perjuicios e instan a proponer medidas para su protección.

Léster Caravaca Colina, uno de los investigadores del fenómeno, explicó que gracias a estudios realizados en 2003 y 2004 hoy se pueden ampliar los patrones de trabajo y comparar perfiles en un período de tiempo superior a una década, pues «las playas son un sistema ambiental cuya medición requiere una buena cantidad de años para fijar tendencias y determinar si las variaciones son temporales o cíclicas, entre otros elementos.

«Tenemos recursos solo para realizar estudios en Rancho Luna y Playa Fría, y en esta última determinamos que es más intenso el parámetro de retroceso (1,6 metros en una década) lo que provocaría su desaparición si no se toman medidas al respecto.

«No hemos podido hacer mediciones en otras playas, apenas las hemos observado, pero se evidencia la erosión, la pérdida de arena y el retroceso de la línea de costa. Existe un aumento bastante intenso, incluso, en Ancón, en la provincia de Sancti Spíritus», comentó.

El hombre y la sobrexplotación

Cabe decir que, además de la flora y fauna que está alrededor, es el hombre quien más aprovecha estos lugares, no solo para el esparcimiento, sino también como escenario de actividades económicas. Sin embargo, la propia acción del ser humano en la sobrexplotación de tales sitios contribuye a su deterioro.

Iván Figueroa Reyes, jefe de Evaluación de Impacto Ambiental de la Unidad de Supervisión del Citma, indicó que en Playa Fría, por ejemplo, aun cuando allí se ha trabajado en la retirada de las instalaciones rígidas, hay pérdida de equilibro, un franco proceso de deterioro y merma de la arena por mal uso durante años.

«En el caso de Rancho Luna, puntualizó, igualmente ha existido un mal manejo. Ya el mar está prácticamente en la escalera de uno de los restaurantes, es muestra palpable de que en diez años habrá volúmenes de entre 9 mil a 13 mil metros cúbicos de arena perdidos».

Por ser el balneario más importante en el territorio, y recibir personas hasta de Villa Clara, se ha generado una sobrexplotación. «El año anterior en el horario de diez a 12 del día logramos estimar entre cinco mil y seis mil bañistas. A eso habría que sumar que muchas veces los vehículos se parquean cerca de la playa y compactan la arena, y se la llevan en las ruedas, lo que daña la estabilidad del entorno», explica Figueroa Reyes.

Vivir en la naturaleza, no de ella

Son muchas las ventajas de la arena en la playa al funcionar como barrera para evitar la salinización del suelo o cuencas subterráneas, o incluso frente a eventos meteorológicos, como los huracanes.

«La arena se acomoda tanto a la forma del oleaje como a la de las hidrodinámicas presentes. Esa capacidad de adaptación natural a la energía de los factores hidrodinámicos y flexibilidad, le permiten proteger la zona», resalta Caravaca Colina.

De ahí la importancia de proponer acciones para su protección y manejo e involucrar consciente y activamente a los principales sectores que se encuentran en el área, como el Turismo, el Comercio, la Gastronomía y los servicios, entre muchos otros.

«Hay que educar y sensibilizar a la población, y trabajar con los directivos que pueden estimular el desarrollo de acciones concretas allí. Sucede que hoy se construyen kioscos y lugares de esparcimiento sin evaluar los daños al medio ambiente. No se entiende que no vivimos de la naturaleza, sino más bien en ella», reafirma Caravaca Colina.

«En Rancho Luna se ha descuidado el drenaje de la playa. Por eso hay surcos grandes que arrastran la arena hacia el mar. Por otra parte, se dañan las barreras coralinas protectoras. No se trata de no ejecutar acciones para beneficiarnos de la relación naturaleza-hombre, sino hacerlas de manera adecuada», insiste Caravaca Colina.

Es preciso entonces, no solo apelar a la educación de la sociedad en el cuidado y protección de este entorno tan preciado por los cubanos, sino de fomentar los órganos de inspección y control que velen por el cumplimiento de nuestro deber con el medio ambiente.

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