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Un «chirimango» en Camagüey

Otra vez la fértil tierra de esta ciudad legendaria estremece a sus habitantes, y ahora lo hace con el curioso mango-chirimoya o chirimoya-mango, nacida como por arte de magia en el patio del agramontino Raúl García Morejón

Autor:

Yahily Hernández Porto

Camagüey.— Otra vez la fértil tierra de esta ciudad legendaria estremece a sus habitantes, y ahora lo hace con el curioso mango-chirimoya o chirimoya-mango, por orden del gusto de quien la pruebe, nacida como por arte de magia en el patio del agramontino Raúl García Morejón.

Morejón, trabajador del grupo empresarial extrahotelero Palmares, contó que mientras chapeaba su prolífico frutal, ubicado al frente del Hospital Amalia Simoni, en el reparto San Francisco, cayó por azar frente a sus ojos aquel inigualable fruto que no deja de sorprender, germinado de una mata de mango, de la clase moros.

El hallazgo quedó registrado en el periódico local Adelante, al que Morejón declaró: «Cuando lo recogí lo primero que vi fue una chirimoya, pero dudé, porque quien conoce de estas cosas sabe muy bien que en esta época del año esas frutas escasean, y sobre todo porque la mata que tenía frente a mí era la de mango moros», expresó.

«Luego cuando la tuve en mis manos no sabía si aquella especie era un mango o una chirimoya. Al contárselo a mi mujer y a mis amigos, nadie me creyó hasta que no se los enseñé. Al igual que yo todos quedaron con la boca abierta», dijo.

García Morejón no sabe con exactitud el porqué de la mutación, aunque los dos árboles, el de mango y chirimoya, se encuentran sembrados muy cerca uno del otro.

Armando Guerra Gómez, ingeniero Agrónomo y especialista en suelos y plantas, explicó que las raíces de estas plantas pueden estar unidas o por lo menos deben poseer algún roce que propicie este tipo de intercambio más allá de la superficie.

Aseveró que su experiencia lo hace inclinarse más por la flor del mango, la cual, al estar muy cerca de la de la chirimoya, puede haber sido fertilizada por el polen de esta. «Estos cruces genéticos no son comunes, pero cabe la posibilidad de que se den», aseguró.

El joven fotógrafo y periodista Orlando Seguí Aguilar, quien visitó a Raúl, no dudó en probar el «chirimango», y aseveró a JR que degustó claramente el mango de un lado, y del otro la chirimoya y no sabían iguales.

Aclaró que el sabor se podía comparar con una fruta a medio madurar. Tenía pequeñas bolitas que se parecían a las semillas de la chirimoya, y la del mango aún estaba sin formarse.

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