Obra de Vicente R.Bonachea. Autor: Vicente R. Bonachea Publicado: 21/09/2017 | 06:40 pm
Ay, Cuba, Cuba, esa musiquita ahora, de las entrañas, que conozco como un secreto que fuera mío y no tuyo, tú que eres porque no te has conocido nunca, óyeme, no te vayas detrás de esos extraños como una provinciana ilusionada por un actor de paso que la deslumbra con trajes gastados de teatro, acuérdate de la portada azul con lomerío atrás lejano, acuérdate del «mecido» como de cuna sobre la hoja, y el «va y ven» que entra y sale como un mar del olor del jazmín de noche, acuérdate de tu pulcro vestidito «de tarde»: no te vayas detrás de esos extraños, que cuando abras los ojos ya te habrán secado el alma y demudado el rostro que yo te amaba.
Erguida, modesta, valiente Ay!, no serás nunca madre nuestra sino hija, Cuba, Cuba, loca mía, desvarío suave?...
(Fragmentos del poema Ay, Cuba, Cuba, de Fina García Marruz)
Ay, Cuba, Cuba,
esa musiquita ahora,
de las entrañas,
que conozco como un secreto
que fuera mío
y no tuyo, tú que eres porque no te has conocido nunca, óyeme,
no te vayas detrás de esos extraños como una provinciana ilusionada por un actor de paso
que la deslumbra
con trajes gastados
de teatro, acuérdate
de la portada azul con lomerío atrás lejano, acuérdate del «mecido» como de cuna sobre
la hoja, y el «va y ven» que entra
y sale como un mar del olor
del jazmín de noche, acuérdate
de tu pulcro vestidito «de tarde»:
no te vayas detrás
de esos extraños,
que cuando abras los ojos
ya te habrán secado el alma
y demudado el rostro que yo
te amaba. Erguida, modesta, valiente Ay!, no serás nunca madre nuestra sino hija, Cuba, Cuba, loca mía, desvarío suave?... (Fragmentos del poema
Ay, Cuba, Cuba,
de Fina García Marruz)
Cuba, Cuba...
Ay, Cuba, Cuba,
esa musiquita ahora,
de las entrañas,
que conozco como un secreto
que fuera mío
y no tuyo, tú que eres porque no te has conocido nunca, óyeme,
no te vayas detrás de esos extraños como una provinciana ilusionada por un actor de paso
que la deslumbra
con trajes gastados
de teatro, acuérdate
de la portada azul con lomerío atrás lejano, acuérdate del «mecido» como de cuna sobre
la hoja, y el «va y ven» que entra
y sale como un mar del olor
del jazmín de noche, acuérdate
de tu pulcro vestidito «de tarde»:
no te vayas detrás
de esos extraños,
que cuando abras los ojos
ya te habrán secado el alma
y demudado el rostro que yo
te amaba. Erguida, modesta, valiente Ay!, no serás nunca madre nuestra sino hija, Cuba, Cuba, loca mía, desvarío suave?... (Fragmentos del poema
Ay, Cuba, Cuba,
de Fina García Marruz)