Antonio Maceo guió a las nuevas generaciones durante todo el recorrido. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 06:44 pm
Aún no se escuchaba el canto de los gallos ni el Sol calentaba la tierra de San Pedro con sus primeras luces cuando el Museo que recuerda el sitio exacto donde hace 120 años cayó mortalmente herido el lugarteniente general Antonio Maceo Grajales, abrió sus puertas este miércoles 7 de diciembre.
Un hervidero de jóvenes ya se había adueñado del conjunto escultórico cuando, a las seis en punto de la mañana, se escucharon las notas de nuestro Himno Nacional. En representación de las instituciones docentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el Ministerio del Interior (Minint) y las provincias de Artemisa y Mayabeque, a los jóvenes los unía un mismo objetivo: llegar a El Cacahual.
Desandar la ruta que Juan Delgado y sus hombres utilizaron para trasladar a un lugar adecuado los cadáveres del Titán de Bronce —el más ilustre de nuestros soldados— y de su joven ayudante el capitán Francisco Gómez Toro, constituye un honor y un momento de profunda signficación para las nuevas generaciones y para todos los cubanos, principalmente para quienes se forman bajo los preceptos del Héroe de Baraguá en las filas de las FAR y del Minint.
Así, la mañana de este miércoles fue una jornada de evocación y renovado compromiso con la Revolución, desde este rincón sagrado de la historia, donde además descansan los restos de nuestros heroicos combatientes internacionalistas caídos en diversas partes del mundo, fundamentalmente en Africa.
Como cada 7 de diciembre, se rindió tributo también a los que dieron su vida en defensa de su Patria y de la humanidad, principios hermosos a los que Cuba no renunciará nunca.
