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Memorables instantáneas de una batalla

La Batalla de Santa Clara se incluye entre las más bellas y gloriosas páginas épicas de la lucha cubana por la liberación nacional. Fotos y anécdotas guardan para el presente y futuro la singularidad de aquellos días

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.— La fotografía del Comandante Ernesto Che Guevara con el brazo en cabestrillo y la mirada resuelta en un rostro que irradia seguridad, se ha convertido en la más célebre de las tomadas durante la batalla por la liberación de esta ciudad, ocurrida entre el 29 de diciembre de 1958 y el 1ro. de enero de 1959.

Perfecto Romero Ramírez, quien se había incorporado a las tropas del Che en el Escambray, fue el autor de la instantánea, que forma parte del patrimonio iconográfico del Guerrillero Heroico.

Él confirmó a JR que la hizo en el Regimiento Leoncio Vidal, principal guarida de la tiranía aquí, y se publicó inicialmente en la revista del Instituto Nacional de la Reforma Agraria. Había retratado al Che por primera vez en el Escambray, sentado en un taburete.

Uno de los enclaves donde más intensamente se peleó fue en el Escuadrón 31 de la Guardia Rural.

El origen

Fue en la toma de Cabaiguán, Sancti Spíritus, donde Guevara se fracturó el brazo izquierdo. En la noche del 21 de diciembre de 1958, cuando, entre edificios, avanzaba hacia el cuartel de la tiranía bajo el fuego del enemigo, resbaló al saltar una tapia y cayó.

El comandante Oscar Fernández Mell, médico de la columna 8 Ciro Redondo, le enyesó el brazo y le curó una herida en la frente. De inmediato, el Che retornó al combate con su brazo en cabestrillo.

Así nació esa impresionante foto, que lo muestra en la estampa genuina del guerrillero: barbudo, con el pelo sobre los hombros, pistola en la cintura y una granada de mano colgándole de la canana.

Yo sé dónde está cada uno de ustedes

El Che también anduvo en un tanque, osadamente, por la ciudad, aun en medio de los enfrentamientos. En la crónica Imagen repetida, de su libro Cerca del Che, el periodista y escritor villaclareño José Antonio Fulgueiras recogió la anécdota del entonces capitán de la columna 8 Ciro Redondo y hoy general de brigada (r) Luis Alfonso Zayas, acaecida durante la Batalla de Santa Clara.

«Los guardias estaban atrincherados en la loma y nos abrieron fuego. Eran los tripulantes del tren blindado que cuando vieron la cosa fea se retiraron hacia los vagones. Hasta allí fue a liquidarlos el Che personalmente con las fuerzas de Ramón Pardo Guerra. A mi grupo le designaron la toma del Gran Hotel (hoy, Santa Clara Libre) con la misión principal de poner fuera de combate a un grupo de francotiradores que estaba apostado en los pisos superiores y en la azotea de esa instalación.

«En medio de esa acción observo un tanque de guerra que venía desde la calle del Ferrocarril hacia el parque Vidal. Me quedé boquiabierto cuando vi abrirse la escotilla y salir al Che de su interior: “¿Cómo anda la cosa?”, preguntó y después señaló para el tanque: “Ese lo cogimos en la estación de policía”.

«“Óigame, Comandante, la gente nuestra tiene bazucas y antitanques y usted se está jugando la vida montado en ese aparato”. Él se sonrió y me dijo: “Qué va, yo les salgo por detrás y los sorprendo como a ti. No ves que yo sé muy bien dónde está cada uno de ustedes”».

El tren blindado, símbolo de la aplastante derrota.

¡Ese es el Che!

Sobre la foto, poco conocida, donde se aprecia al Guerrillero Heroico descansando tras las extenuantes acciones guerreras, y de cómo el recuerdo de esa imagen lo ayudó a identificar el cadáver del Che, Alfonso Zayas relató a Fulgueiras:

«Me encontraba en una maniobra en Pinar del Río y Fidel me mandó a buscar. Me enseñó la foto donde aparecía un guerrillero muerto sobre una camilla.

«“¡Ese es el Che! No me cabe duda. Ese es el Che”. En la Batalla de Santa Clara, él se acostó sobre un banco dentro de un vagón del tren blindado y se quedó dormido. Existe una foto que recoge ese momento y donde yo aparezco, con sombrero y espejuelos oscuros, sentado a su lado. “Desgraciadamente, Comandante, me parece que estoy volviendo a ver aquella fotografía”».

Huellas de la metralla

Otra instantánea importante  resultó la del descarrilamiento y toma del tren blindado de la tiranía: la primera victoria. Esa acción fue decisiva para el ulterior desenlace bélico, porque les proporcionó parque a los rebeldes, quienes contaban solo con viejos modelos de armas de infantería, algunas ametralladoras pesadas con escasas municiones, y carecían de artillería.

Menos publicitada ha sido la foto del cuartel del Escuadrón 31 de la Guardia Rural, uno de los sitios en que más intensamente se peleó y que contaba con cerca de 250 soldados, dos tanques e igual cantidad de tanquetas.

Hay más fotografías en las que aparecen las tropas del Ejército Rebelde entrando a la ciudad, la gente ayudando a bloquear las calles para evitar el paso de los tanques, y de los criminales bombardeos de la aviación sobre la población civil.

Hace un tiempo aparecieron 52 fotografías tomadas en aquellos días que, durante décadas, permanecieron ocultas en una lata de galletas, y fueron encontradas casualmente, reveló el historiador y periodista Narciso Fernández Ramírez.

 

Sobre un banco en un vagón del tren blindado, el Comandante Guevara
descansando, tras las acciones bélicas.

 

Sobre un banco en un vagón del tren blindado, el Comandante Guevara descansando, tras las acciones bélicas.

El teniente coronel (r) René Padilla Fernández, ya fallecido, le relató que las imágenes se las entregó, antes de marcharse del país, una muchacha llamada María Emilia.

Pero una investigación del periodista comprobó que el autor de las fotos era el abogado José (Pepito) Barrero del Valle, quien tenía su bufete en la casa donde vivía aquella. Él era en esa época vicedecano de la Escuela Profesional de Periodismo y Artes Plásticas Severo García Pérez, de Las Villas.

Aficionado a la fotografía, durante la Batalla de Santa Clara integró la Cruz Roja, lo que le permitió moverse por toda la ciudad y aprovechó para realizar las imágenes.

Pero, además de en las fotos, la hazaña del Che Guevara en esta urbe también permanece lozana en las huellas de la metralla en instalaciones militares y edificios públicos, utilizados por los esbirros para refugiarse; en la memoria de los que lucharon junto a él, y en todos los villaclareños, a quienes continúa inspirando desde el memorial donde reposan sus restos.

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