Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Para tocar la historia con la mano

Estudiantes de la enseñanza media en Isla de la Juventud caminan junto al Movimiento Juvenil Martiano las rutas que marcaron pautas en la historia local y nacional

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud. — Unos 21 estudiantes de la enseñanza media participaron en la ruta Mambises Rebeldes y Naturales que organiza el Movimiento Juvenil Martiano en Isla de la Juventud para que las nuevas generaciones conozcan la historia local y nacional.

Hendy Pérez Ponce, presidente de esa organización en el territorio, comentó a JR que «los recorridos pretenden, de una manera amena, fresca, directa y especial, acercar a los más jóvenes a los sitios históricos de Isla de la Juventud con el fin de contribuir a su formación cultural, política y a su identidad», dijo.

El recorrido se inicia con la parada obligada en el antiguo telégrafo donde se recibió la noticia de la aprobación del Tratado Hay- Quesada en 1925, documento que tras 21 años de intensa lucha, reconoce la soberanía de Cuba sobre Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.

El periplo continúa en un intenso viaje a la memoria del reconocido primer mártir pinero, Bruno Hernández, protagonista de los sucesos del 26 de julio de 1896, cuando Cuba estaba bajo el yugo colonial español e Isla de Pinos era lugar de confinamiento de valerosos cubanos con inclinación independentista.

Aquella epopeya fue protagonizado por jóvenes pineros, entre los que se encontraba Bruno, y demostró que la lucha por la independencia de Cuba podía contar con el pueblo pinero, sobre todo los jóvenes, quienes también se incorporaron al levantamiento insurreccional cubano.

La siguiente parada fue en el museo municipal, antiguo ayuntamiento, donde se atesora la historia de esta ínsula desde los corsarios y piratas hasta la transformación política, económica y social después de 1959.

Y como colofón de la ruta, la finca museo El Abra, uno de los cuatro monumentos nacionales que existen en este territorio, y donde el joven José Martí vivió, se recuperó de las lesiones sufridas en las canteras de San Lázaro y donde residen descendientes de la familia Sardá-Valdés, quienes aderezan la historia con las vivencias que a través de la tradición oral les legaron sus antepasados y que mantienen vivas en sus recuerdos.

A Nineth Agüero González y Yosvany Pérez Robinet, estudiantes de séptimo grado, participar en la ruta les sirve para ampliar sus conocimiento sobre la historia local, conocer más el territorio donde viven y explicarles mejor sobre la Isla a sus familiares y amigos.

«Nos sirve también para profundizar los contenidos de la escuela y para participar en eventos y talleres sobre historia de la localidad», dijeron.

Por su parte, Yarisleidis Fife Leonar, estudiante de noveno grado y una de las presidentas de los 14 clubes martianos del territorio, comentó que a partir de la instrumentación de estas rutas vinculadas a la historia local han crecido en la membresía.

«Nosotros vamos a lugares adonde, por motivos económicos, se les hace difícil a algunos estudiantes ir, y dialogamos con especialistas e historiadores, eso nos prepara mejor para defender con argumentos a nuestro territorio y a nuestro país; y no solo aprendemos de la vida y obra de Martí en sentido general, sino en particular sobre su estancia en Isla de Pinos, el segundo lugar en Cuba, después de La Habana, donde permaneció más tiempo », dijo.

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