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¿Servir comida y ya?

Una población que envejece cada día más requiere que sus necesidades estén —en la medida de lo posible— bien cubiertas. El Sistema de atención a la familia tiene ese noble propósito, aunque no en todas las unidades se observa el esfuerzo que realiza el país

Autores:

Glenda Boza Ibarra
Enio Echezábal Acosta
René Tamayo León
Dorelys Canivell Canal

«Esto no es un sueño, es una realidad», se lee al final del menú dispuesto en el comedor del establecimiento perteneciente al Sistema de atención a la familia (SAF) del reparto Pueblo Griffo, en Cienfuegos.

Para muchos jubilados, amas de casa o personas con discapacidad cuyos ingresos no alcanzan para mantener una alimentación variada y adecuada, la oferta de arroz, potaje de frijoles negros, picadillo de chorizo, pollo guisado, dulce de frutabomba, pan y café, por un peso, podría ser solo un anhelo.

A través del SAF, sin embargo, es posible beneficiar a más de 2 300 personas en la Perla del Sur, donde en 69 unidades y por solo un peso en el almuerzo y otro en la comida muchos mejoran su alimentación.

Ismary Valdés Fernández, especialista del Grupo Empresarial de Comercio y Gastronomía en el territorio, explica que todas las localidades tienen esta facilidad, aunque sobresale el municipio cabecera, con casi la mitad de todos los censados.

«Es una cifra que se actualiza trimestralmente mediante la captación de los trabajadores sociales. Hay desde jubilados hasta impedidos físicos, embarazadas con bajo peso cuyo hogar materno queda lejos de su domicilio, e incluso familias completas con bajos ingresos, todos amparados por la Resolución 40 del Ministerio de Comercio Interior», indica Valdés Fernández.

Hablando de abastecimiento

Entre las encargadas de mantener el suministro estable de los alimentos a los comedores del SAF sobresalen las entidades agropecuarias, empresas cárnicas, de productos lácteos y de pesca (Epicien), entre otras.

«No tenemos problemas con los abastecimientos; sin embargo, hay afectaciones en la entrega de frutas y vegetales, según la época del año», agrega Valdés Fernández. Y parece que este es uno de esos períodos. En ninguna de las unidades cienfuegueras visitadas se veía la oferta de vegetales, frutas o viandas, alimentos tan importantes en el balance nutricional del ser humano, y mucho más en personas de la tercera edad o con vulnerabilidades.

¿Quién garantiza la entrega de vegetales, frutas y viandas? ¿Es demasiado esfuerzo para los proveedores garantizar la entrega de estos alimentos, ofertados de manera estable por los carretilleros o vendedores ambulantes, incluso en existencia en determinados mercados agropecuarios estatales?

Meses atrás, Mercedes Fontanella Lara, directora de Gastronomía del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), explicaba a JR que los establecimientos del SAF deben recibir los productos de estación disponibles en la agricultura.

Los otros productos alimenticios destinados al programa —señalaba— son balanceados centralmente por el Ministerio de Economía y Planificación, y se diferencian del resto asignado a la gastronomía, de manera que se pueda conocer su cumplimiento.

«Mensualmente esto se chequea en los Consejos de Distribución Nacional, en los que participan todos los suministradores. Además, en los territorios los Consejos de la Administración Provinciales apoyan con las producciones locales», agrega Fontanella.

En la capital del país, los beneficios y cuitas de los favorecidos por el SAF son bastantes similares a los de Cienfuegos. Otro tema que afecta directamente la calidad con que sale la comida es la falta de condimentos.

A pesar de que los SAF son abastecidos irregularmente con pasta de ajo y un producto conocido como sofrisazón, la cebolla y otros «acompañantes» resultan en la actualidad imposibles de obtener, salvo por algunas gestiones que se realizan a nivel local y que han permitido suplir de a poco esa demanda, gracias al apoyo de varios organopónicos y cooperativas de créditos y servicios, por citar algunos ejemplos.

Se descongela el SAF…

Tras un recorrido por varias unidades de las provincias de Cienfuegos, La Habana y Pinar del Río, los administrativos y jefes de brigada presentaron la misma queja: los equipos de refrigeración.

Julio César Castillo y Juan Echemendía, administradores de dos SAF ubicados en la avenida Máximo Gómez —más conocida como Monte—, en La Habana, declaran que la capacidad de frío existente es todavía muy poca para conservar varios tipos de alimentos. En el caso del centro de Julio César, la situación es más grave, pues hace poco tiempo la única nevera con que contaban se descompuso.

«Estamos resolviendo con algunos establecimientos cercanos que se nos ofrecieron para guardar los alimentos más sensibles, pero esa es una estrategia a corto plazo. La realidad es que necesitamos una solución lo antes posible», manifiesta.

Igual reclamo hace Belkis Blanco Hernández, al frente del comedor de Pueblo Griffo, el más grande de Cienfuegos, con 88 comensales, quien lamenta los problemas con el «frío» y apunta que este resulta insuficiente para conservar los alimentos suministrados, en especial cárnicos y lácteos.

Asimismo, una situación que conspira contra el servicio de estos comedores es el estado de deterioro de las cocinas y hornos.

En la unidad Cuba Libre, en la Perla del Sur, a ello se suma la insuficiente cuota asignada de gas licuado, motivo que les ha obligado durante una parte del mes a cocinar con carbón, lo cual dificulta las condiciones para los trabajadores.

«El servicio se pone lento cuando usamos carbón, indica la cocinera Efigenia García Delgado. Como muchos vienen una sola vez a buscar las dos comidas, hay que cocinar más en las mañanas, y si el fogón no nos acompaña, es imposible tenerlo todo a tiempo».

No obstante, y a pesar de las limitaciones materiales con que se trabaja en esos establecimientos —falta de cazuelas, porcionadores, platos y cubiertos—, se aprecia la preocupación de los colectivos por mantener la limpieza y organización de sus centros, lo que ayuda a mantener un espacio por lo menos agradable para las personas que allí acuden.

¿Mejor comer solos?

El cienfueguero Jesús Alfonso Vera es viudo y vive cerca del comedor conocido como Cuba Libre. Mientras ve la televisión y espera por el almuerzo, reconoce que no le alcanza su pensión de jubilado y admite que por eso, desde hace dos años, encuentra aquí la mejor manera de alimentarse.

«La comida es buena... Si hay pollo dan pollo, si no, no. Por el precio de un peso, más no puedo pedir. Ahora cuando me den el almuerzo, me llevo también la comida y la caliento en mi casa».

Pedro Pablo Palacios, vecino de la barriada capitalina de Luyanó, reconoce que siempre encuentra todo aceptable; pero admite que no va allí todas las veces al día, por diferentes motivos.

Aunque actualmente se acomete en varios municipios cubanos un importante plan de reparación en estos sitios, aún muchos de ellos no son lugares tan acogedores como se espera, y los ancianos prefieren regresar a casa con almuerzo y comida en los pozuelos, y alimentarse allá, solos.

En aras de revertir el estado de deterioro de algunas instalaciones, actualmente se implementa una estrategia de reparación en varios centros del SAF. Foto: Abel Rojas Barallobre

«Uno está viejo, y todos no vivimos cerca, entonces las piernas se sienten un viaje a las 12 y otro a las cinco de la tarde», acota Taurino Ramos, carpintero pinareño jubilado de 66 años, quien ha sufrido varios infartos cerebrales.

Leonila Tartabul Lozano, jefa de brigada del cienfueguero Cuba Libre, así lo reafirma: «Muchos no pueden caminar y, por problemas de salud o lejanía, se llevan al mediodía las dos ofertas diarias. Nosotros no intervenimos en esa decisión, sino que tratamos de que tengan sobre todo los platos fuertes en ese horario».

Aunque está estipulado que deben servir el almuerzo de 11:00 a.m. a 1:00 p.m. y la comida entre las cinco y las siete de la tarde, esta tendencia de adelantar la comida no es exclusiva del Cuba Libre, ni mucho menos de Cienfuegos o de La Habana.

Sería ideal que las personas comieran en las unidades, y de paso compartieran y socializaran con el resto de los comensales. Si bien se han mejorado las condiciones, cada vez más estos sitios se han convertido en un lugar adonde los beneficiarios van a buscar la comida y ¡listo!

A pesar de esto, no son pocos los casos en que el SAF trasciende su función de comedor, pues son varias las personas que deciden pasar todo el día en esos sitios, ya sea entreteniéndose con juegos de mesa como el dominó, o viendo la televisión.

Además, en esos lugares se realizan periódicamente actividades especiales, como los cumpleaños colectivos y la celebración de fechas señaladas como el 26 de Julio, el fin de año o los días de las madres y los padres, cuando se ofertan menús mejorados y de mayor variedad.

Como es propósito de las autoridades, el Sistema de atención a la familia no debe limitarse solo al servicio alimentario, sino que puede llegar a convertirse hasta en un segundo hogar para muchos, toda vez que cuenta con las condiciones mínimas para que los asistentes puedan encontrar allí un sitio que dé un poco de color a sus vidas.

Mirada a Vueltabajo

Pinar del Río dispone de un total de 84 establecimientos del SAF y más de 1 800 censados  en este programa. En la cabecera municipal, las cifras son de 11 centros y más de 550 beneficiados.

En la cafetería La Pelota, ubicada en el centro de la ciudad y utilizada como comedor para los censados, la situación resulta bastante favorable desde el punto de vista material e higiénico, lo cual ha suscitado opiniones positivas entre los asistentes.

«Hoy mismo hubo calabaza, dulce de fruta, revoltillo; todas las semanas tenemos pollo varias veces, croquetas… Yo no me quejo. ¡Cómo me voy a quejar si almuerzo en este lugar desde que se fundó!», dice Gregorio Martínez Quintana, uno de los beneficiados.

A pesar de estar en una de las intersecciones más céntricas de la ciudad de Pinar del Río, el sitio permanece limpio y tranquilo, cuenta con buena iluminación y tiene la cocina reparada, con una olla nueva, fogón con gas licuado y los platos y cubiertos relucientes. Igualmente, sus baños fueron reparados, y también el techo de la cocina, que anteriormente se filtraba.

Refieren el directivo y el resto de los trabajadores que el delegado del Poder Popular, la enfermera y la trabajadora social los visitan con frecuencia, así como el personal de Higiene, la dirección de Gastronomía y representantes del Consejo de la Administración.

Al respecto Miosotis Alonso Prieto, subdirectora de Prevención, Asistencia y Trabajo Social de la Dirección Provincial de Trabajo, aclara que el Sistema de atención a la familia es atendido por varias instituciones y organismos, entre ellos el Grupo Empresarial de Comercio, específicamente Gastronomía, y las subdirecciones de Prevención, Asistencia y Trabajo Social en cada territorio.

El programa es amparado por la Resolución 40 del Mincin, en la que se establecen las personas que pueden ser vinculadas con el servicio, dígase adultos mayores y mujeres embarazadas cuyas condiciones socioeconómicas no les permitan asumir su alimentación, junto a otros casos críticos.

Los trabajadores sociales identifican estos casos, y después los proponen a los respectivos Consejos de la Administración, que son los que certifican quiénes pueden acogerse al SAF.

Resalta que los trabajadores sociales tienen el deber de visitar los centros del SAF con dos intenciones: velar por la calidad del servicio y controlar la asistencia de estas personas. Si se ausentan hay que visitarlas, y si las causas son injustificadas se les retira el servicio, comenta.

«Es un sistema que constantemente tenemos que perfeccionar para no ser injustos, porque a veces por cuestiones de capacidad no lo tiene quien más lo necesita», agrega la Subdirectora de Prevención.

En octubre de 2016 la Subdirección de Prevención, Asistencia y Trabajo Social presentó una propuesta de incremento de estas unidades a partir del envejecimiento poblacional.

Se realizó un estudio por municipios para saber dónde eran necesarias y las personas que serían beneficiadas, pero aún no se ha concretado. El próximo 8 de marzo se reinaugurará una unidad en el Consejo Popular Cuba Libre, de la capital provincial, que en la actualidad presta servicios, pero ha sido reparada de manera integral. Solo esa estructura contempla más de cien comensales, cuando fue concebida en un inicio para alrededor de 20 personas.

La solicitud ha sido ampliar con 25 unidades el Sistema en toda la provincia, las cuales beneficiarían a otras 330 personas aproximadamente, precisa Alonso Prieto.

«En el caso de las personas que viven lejos, señala, hay empresas, CPA u otros centros que asumen su alimentación, pero el objeto social de estas instalaciones no es brindar ese servicio. Esta no puede ser la generalidad, sino una opción para aliviar un caso específico».

En los últimos tiempos ha existido un empeño mayor en favorecer el Sistema de atención a la familia, amén de que aún existen en el territorio unidades que no disponen de las condiciones óptimas para elaborar los alimentos.

Pinar del Río cuenta con más de 1 800 personas beneficiadas durante este primer trimestre por el SAF, de ellos 851 jubilados, 211 de bajos ingresos, 186 discapacitados y 630 personas clasifican como casos críticos.

Alexander Carrillo Salazar, especialista del SAF del Grupo Empresarial de Comercio en Vueltabajo, confirma que las principales deficiencias que hoy se comprueban en este servicio están dadas por los incumplimientos de los proveedores en los ciclos de entrega de los productos, fundamentalmente la Empresa de Acopio con las hortalizas.

Para contrarrestar la situación, los administradores crean un menú que satisfaga las necesidades dietéticas de los consumidores.

De esta manera está establecido que cada censado reciba mensualmente 15 libras de viandas y 13 de hortalizas, alrededor de seis raciones de pollo mensuales —que se pueden incrementar en dependencia de la disponibilidad del producto—, además de frijoles, arroz, huevos, croquetas, picadillo, embutidos, yogur, leche, refresco, pan y productos cárnicos variados.

Precisa el especialista que la planificación de los alimentos se hace a partir del número de censados, estas cifran se aprueban por Planificación y entonces se entregan los recursos.

De igual forma, algunos centros de elaboración en los municipios asumen la preparación de dulces para estas unidades, y otras los confeccionan sus propios cocineros, con las cantidades de azúcar y harina que se les entrega.

Este año cuentan con un presupuesto de 5 000 pesos convertibles para mantenimiento, y otros 7 000 para compra de útiles, equipos e insumos.

EL SAF, en su misión de completar la alimentación de un sector de la población de bajos ingresos u otras problemáticas sociales, es actualmente de los proyectos más nobles y humanos de la Revolución Cubana.

Velar por su correcto funcionamiento y el destino preciso de cada alimento contribuirá al empeño de tener una sociedad más justa y saludable en favor de todos.

Datos del Mincin. Septiembre de 2016

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