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«Pacto» con el mejor amigo

El entrenamiento constante y la química natural de una unidad cinófila en la Aduana General de la República de Cuba permiten la detección e impedimento de delitos de manera eficaz y no intrusiva

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Sábado, 12:00 del día. Se escucha la sirena del crucero Ópera, que se acerca al muelle del Puerto de La Habana. Mientras, Kabul y Killer olfatean las áreas de la instalación del puerto para detectar, si lo hubiera, «algo fuera de lo normal». Mario Rivera y Ransel Ulloa, sus conductores, respectivamente, aseguran que ese es el proceder cotidiano ante la llegada de un barco a la Bahía de La Habana.

Luego de las maniobras requeridas, comienzan los equipajes a agruparse y los Springers spaniels están inquietos. «Tienen deseos de trabajar, están ansiosos», comenta Ulloa. «Pero debemos esperar a que se aglomeren más maletas para que ellos no se fatiguen muy rápido. Esta faena durará casi todo el día», explica Rivera.

Kabul y Killer estaban echados, a la espera. Bastó que José Carlos Quiroz Portela, jefe del departamento de la Técnica Canina de la Aduana del Puerto de La Habana, zigzagueara por entre los equipajes y los mirara, para que se pusieran de pie, pararan sus orejas y solo esperaran la voz de mando. «Ellos reconocen a su instructor, saben cuando él los está exhortando a trabajar. Para ellos es como un juego... olfatean, marcan una maleta si detectan algo y luego son recompensados. Para nosotros, la certeza de impedir que se cometa un delito es el éxito de un buen entrenamiento».

Primero es el turno de Killer, pues con solo cuatro años es capaz de detectar explosivos, y luego le sigue Kabul para encontrar droga, si la hubiera. Los dos están preparados para hacer un marcaje pasivo (sin ladridos) y si ocurriera, esa maleta es separada del resto y se procede a realizar la investigación correspondiente después de identificar y localizar a su propietario.

«Aunque no son frecuentes las violaciones de este tipo en los pasajeros que arriban al país o salen de él a través del Puerto de La Habana, nuestros diez canes están entrenados para ello porque prestan servicios además en la Marina Hemingway, en agencias de paquetería como Cubapack, Cubanacan Express y Palco, así como en la Aduana Postal y envíos, en despachos no comerciales como los que realiza Transcargo, en ferias internacionales en Pabexpo y Expocuba, y, en ocasiones, apoyamos a las fuerzas del Aeropuerto Internacional José Martí», puntualiza Quiroz Portela.

Química vital

Rivera y Ulloa están orgullosos de sus canes. «La química que existe entre nosotros es fundamental para que el resultado del trabajo sea bueno», comenta Ulloa, quien insiste en que no se puede llevar a trabajar al perro si no se siente bien, si muestra señales de cansancio o desmotivación o si está visiblemente enfermo.

«Cuando vamos a buscarlos, debemos cerciorarnos de que hayan comido y realizado sus necesidades fisiológicas sin anomalías, de que estén limpios y pelados, y de que, ante todo, estén listos. De lo contrario, no es su culpa si no  hacen bien su trabajo, sino nuestra», agrega Rivera.

Tanto Rivera como Ulloa reconocen que no basta con que a alguien le gusten los perros para asumir la responsabilidad de una pareja cinófila en la Aduana General de la República (AGR), por ejemplo. «Hay que tener mucha disciplina y paciencia, ser muy constantes en el entrenamiento y desarrollar el pensamiento operativo entre los dos», acota Rivera. «Tenemos que ser muy creativos para mantener el can estimulado, motivado por su trabajo y ser capaces de crear liderazgo, porque aunque el perro sea muy bueno, siempre necesita de un entrenador que lo guíe», precisa Ulloa.

No es igual trabajar con un equipo de Rayos X que con una técnica viva, subraya Quiroz Portela. «Aunque estos canes estén genéticamente condicionados para este tipo de identificaciones, requieren del entrenamiento diario. Cada conductor canino debe saber además cómo disminuirle los niveles de estrés a su perro para que llegue al área de trabajo listo para cumplir con su función».

Quiroz Portela comenta que la labor de sus diez canes es muy intensa. «Tenemos mucho trabajo, a veces coinciden varias solicitudes de servicios en diferentes lugares. Necesitamos más personas interesadas en esta profesión.

«El trabajo en el Puerto de La Habana o en los almacenes donde están ubicadas las cargas, por ejemplo, es muy difícil porque los canes están expuestos a las condiciones climáticas naturales y no operan en un área con aire acondicionado, y por eso debemos aprovechar al máximo su energía y acondicionarles el ambiente. Eso se va aprendiendo con el tiempo».

Tenemos que ser muy creativos para mantener el can estimulado, motivado por su trabajo. Foto: Roberto Ruiz

Prioridades caninas

Desde que el 8 de julio de 1982 quedó fundada la Técnica Canina en la Aduana General de la República, con 33 perros entrenados en las especialidades de detección de explosivos y drogas, se estaba consciente de la eficacia de esta técnica no intrusiva.

En la actualidad utilizamos unidades cinófilas (hombre y perro) para trabajar en los  aeropuertos internacionales, nueve marinas, tres terminales de cruceros, dependencias de envíos postales y ferias internacionales, entre otros lugares, según informó la médico veterinaria Virginia Nelly González Miguel, jefa de la Técnica Canina de la AGR.

Las razas de Cockers spaniels, Springers spaniels y Labradores son las más empleadas en nuestro trabajo, agrega, aunque próximamente se incorporarán perros Bigger para que sean canes detectores y de cuarentena, especialidad en la que se preparan actualmente dos conductores caninos en China. «Ellos multiplicarán la experiencia en el país a su regreso y tendremos esa nueva modalidad para la detección de embutidos, mariscos, flores y huevos de ave, entre otros elementos que no deben importarse ni exportarse».

La incorporación de canes detectores de dinero es otra de las aspiraciones de este órgano de control «para evitar violaciones de la legislación establecida», apuntó González Miguel.

Un can bien entrenado nunca se equivoca, pues basta una molécula de una sustancia para que sus 300 millones de células olfativas la detecten entre otras. Es por eso que la existencia de los perros resulta imprescindible en las filas de las aduanas en todo el mundo para garantizar buenos resultados en el trabajo.

«Es importante la constante preparación para estar a tono con el panorama de las violaciones a nivel mundial, por lo que es esencial la recalificación anual tanto del conductor canino como del perro en la Escuela de Preparación y Adiestramiento del Ministerio del Interior. Con ello se garantiza que ambos estén preparados de acuerdo con las exigencias operativas para enfrentar cualquier situación.

«Se destina el presupuesto necesario para la compra de los perros, su entrenamiento y alimentación, sus análisis médicos y revisiones clínicas, sus medicamentos, su transportación y los medios técnicos con los que deben trabajar, como mantas, juguetes y correas, entre otros, para que la AGR también disponga de este eficaz medio de detección.

González Miguel explica que es prioridad mejorar las condiciones de las instalaciones caninas en el país, como ya se ha realizado en Holguín, Cienfuegos, Santiago de Cuba y en la del Aeropuerto Internacional José Martí. «En algunos territorios debemos construir instalaciones nuevas. Ese es el caso de la que se terminará próximamente para cobijar a los canes de la Técnica Canina del Puerto de La Habana, pues en la actualidad ellos se encuentran en Berroa y en la Marina Hemingway, destinándose mucho tiempo a su traslado hasta sus puntos de trabajo».

La especialista acota además que se ha ponderado la imagen impecable de los perros, por lo que se les ofrecen servicios de baño y peluquería de acuerdo con los criterios estéticos de la raza. «En la actualidad hemos tenido buenos resultados con estos servicios en el Aeropuerto Internacional José Martí, en la capital, por lo que los extenderemos al Puerto de La Habana y al resto del país más adelante».

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