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El curso escolar, en el curso de la recuperación

El sistema nacional de enseñanza sufrió una fuerte afectación con el paso del huracán Irma, pero con el decisivo aporte de los maestros y sorteándose no pocas dificultades, el actual período lectivo ha continuado

Autor:

Margarita Barrios

Irascible y sin compasión alguna, con su frenético vendaval y su fuerza destructora, el huracán Irma causó no pocos estragos en una buena parte del territorio nacional. Muchas instituciones educativas no escaparon a la furia del poderoso evento meteorológico y resultaron dañadas, justamente a menos de una semana de haberse iniciado el presente curso escolar.

«La situación se tornó bien compleja», comenta ahora, en entrevista exclusiva con Juventud Rebelde, la viceministra primera del Ministerio de Educación (Mined), Cira Piñeiro Alonso. 

«Un total de 2 264 escuelas se vieron afectadas, o sea, el 21,2 por ciento del total de las instituciones educacionales del país. De ellas, seis fueron derrumbes totales: dos en Holguín, igual número en Ciego de Ávila, una en Villa Clara, así como la escuela especial de Santa Cruz del Norte, en Mayabeque, y la Dirección Municipal de Educación de Yaguajay». 

Sin embargo, a la semana siguiente del paso de Irma el empeño fue reiniciar las clases, para que no se atrasaran los programas de estudio y darle la tranquilidad a la familia de que sus hijos estaban de nuevo en las escuelas, expresó. 

«Eso conllevó un esfuerzo grande, porque muchos de nuestros maestros, directivos y trabajadores de los centros escolares habían perdido sus viviendas o tenían serias dificultades. Aunque hay una disposición especial para los trabajadores que están en esa situación, les pedimos un esfuerzo y hubo una respuesta positiva.

«De la labor de los maestros dependía que la familia pudiera dedicarse a la recuperación. Con los muchachos en la escuela       tenían más tiempo para resolver los problemas de la vivienda, ayudar en el acondicionamiento de sus centros laborales o incorporarse a la producción y los servicios, lo cual era fundamental», precisó.

El reinicio de las actividades educacionales no fue una decisión a nivel de país, sino que partió de la evaluación de cada Consejo de Defensa, puntualizó la directiva.

«La enseñanza más afectada fue la primaria, porque es la que tiene mayor número de centros escolares, incluso en lugares intrincados de la geografía cubana. Pero se buscaron varias alternativas», subrayó.

Una de las principales fue reubicar a los estudiantes en los centros que no tenían daños de consideración y alternar los grupos en las aulas. Se organizó una sesión de clases, y en la otra, actividades deportivas, culturales, políticas. Llegaron a realizarse trabajos de recuperación en la propia escuela o en la comunidad. 

Otra iniciativa, precisó Cira Piñeiro, fue el acondicionamiento de locales de organismos e instituciones del territorio. También 133 familias prestaron espacios de sus casas para impartir la docencia. «En estos momentos solo tenemos dos instituciones que no han podido reiniciar sus actividades. Son círculos infantiles de la provincia de Camagüey, que por las características de las edades de los niños es más difícil reubicarlos cuando no es posible hacerlo en un centro de ese mismo nivel educativo», destacó.

—En los centros dañados, ¿cómo han enfrentado el proceso de recuperación? ¿En qué estadío se encuentran esas labores?

—Tenemos 1 017 instituciones educacionales que ya han sido recuperadas. Hay que reconocer el esfuerzo realizado por brigadas constituidas fundamentalmente por trabajadores de los propios centros, en las cuales han participado también estudiantes de los politécnicos de las especialidades de    Construcción y Electricidad.

«Se trató de reutilizar todo lo  posible, para así no gastar tantos recursos: los techos de zinc, los ventanales... Los consejos de defensa municipales y provinciales han apoyado con mucha prioridad el proceso de recuperación de las instituciones escolares».

La Viceministra primera destacó que los recursos que tenían las escuelas fueron puestos a buen recaudo, por lo cual no se perdieron computadoras, televisores, videos, entre otros medios que son costosos. Hay una parte del material escolar que la tienen los niños en sus casas.

Explicó que los alumnos se llevaron esos materiales a los centros de evacuación, otros los preservaron en casas de vecinos que estaban seguras, o los dejaron en los centros escolares. «Siempre hubo pérdidas, argumentó, pero disponemos de una cobertura en los municipios de educación para su redistribución», resaltó.

—Algunas instituciones escolares sirvieron como centros de evacuación y todavía hay personas albergadas...

—Sí, tuvimos un grupo importante de instalaciones que se utilizaron como centros de evacuación. Tenemos todavía 15 escuelas de los territorios de Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey con personas albergadas. Los alumnos de esos centros se han reubicado, y algunas de las escuelas que sirven de alojamiento son muy grandes, por lo que se mantienen en ellas ambas funciones.

«También en estos planteles tuvieron un papel importante los trabajadores de la educación, pues no solo preservaron los centros, sino que atendieron a los evacuados.

«De manera especial, acotó, estamos ocupándonos de los estudiantes que están evacuados, para que asistan al centro escolar que les queda más cerca del lugar donde residen temporalmente ahora. Si es una instalación educacional y hay matrícula suficiente, allí mismo se les imparten las clases», destacó la Viceministra.

—¿Fueron afectadas las instalaciones pioneriles?

—Un total de 43 centros de este tipo sufrieron daños. De ellos se han recuperado diez con recursos propios. Algunos tenían condiciones constructivas muy difíciles y se han incluido en los planes territoriales de inversiones. Ahora se incorporan a los programas de recuperación.

«Es necesario que estén listas lo más rápido posible, porque constituyen un apoyo fundamental para la formación vocacional y la orientación profesional, que es una prioridad de nuestro sistema educativo».

—El sistema nacional de enseñanza había propuesto comenzar el proceso de Perfeccionamiento de manera experimental en 154 escuelas de todos los niveles. ¿Cómo van a enfrentar esa tarea?

—El grueso de las escuelas que se escogieron para ese proceso están en los municipios cabecera y no han tenido grandes afectaciones. Ahora, en los primeros días de octubre funcionarios del Ministerio de Educación realizarán un recorrido por todo el país para revisar cómo va el proceso docente-educativo, y uno de los temas que se revisarán es, justamente, este.

—¿Qué enseñanzas dejó para el Ministerio de Educación  la situación vivida tras el paso del huracán?

—La temporada ciclónica coincide con el inicio del curso escolar, por lo tanto es imprescindible sacar experiencias para perfeccionar el trabajo. Hay medidas que fueron efectivas porque se pudieron proteger los recursos principales; pero, por ejemplo, en lo referido a la base material de estudio que tiene el alumno en su casa, hay que establecer una normativa para su protección.

Explicó la Viceministra que si la escuela no tiene una cubierta fuerte, hay que garantizar al menos un local con un techo que resista, para poder resguardar allí los medios de enseñanza y no tener que trasladarlos, que toma mayor tiempo y recursos.

«Será necesario también pensar en cómo proteger el mobiliario escolar, pues las mesas si se mojan se dañan, y no es lo mismo amontonar libros, objetos más pequeños. Para los muebles se necesita un mayor espacio», destacó.

En su análisis puntualizó la necesidad de tener focalizados los lugares alternativos para reiniciar las actividades docentes en caso de que la escuela esté dañada, así como analizar la posible reubicación de centros escolares situados en zonas de inundación.

«Nos afectó mucho la falta de fluido eléctrico. Siempre se puede comenzar sin utilizar los medios, porque tenemos el maestro con la tiza, pero el bombeo de agua para el saneamiento del centro es fundamental. La poda de árboles es fundamental. Por no prever esta acción se dañaron muchas de nuestras instalaciones. Algunos de estos temas nos trascienden, por lo que será necesario un análisis más amplio e integral para buscar las soluciones», argumentó.

 

Perjuicios en datos

277 círculos infantiles

1 183 escuelas primarias

105 escuelas especiales

313 secundarias básicas

100 preuniversitarios

6 facultades obrero-campesinas

130 politécnicos

8 escuelas pedagógicas

43 instalaciones pioneriles (palacios o campamentos)

3 entidades subordinadas al Mined

96 instalaciones de diferentes tipos (almacenes, dependencias de las direcciones municipales de Educación, bibliotecas)

Fuente: Mined

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