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De un aula a la otra

Estudiantes de la Federación Estudiantil Universitaria apoyan la docencia en escuelas secundarias básicas y preuniversitarios de todo el país. En Camagüey cuentan con el contingente pedagógico Leonela Relys Díaz

Autor:

Margarita Barrios

«Doy clases de Matemática, en 11no. grado, en el Instituto Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Máximo Gómez, que antes fue mi escuela. Ahora, algunos de mis antiguos profesores son mis compañeros de trabajo. Eso me permite valorar mejor su labor. Es una experiencia bonita ayudar a que la educación marche, como lo pidió Fidel».

Eso dice Albanis Alemán Morales, estudiante de quinto año de Ingeniería Industrial en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte, uno de los tantos jóvenes que se incorporó al contingente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), desde segundo año de la carrera.

Aportar mi granito de arena —expresa— en la formación de los más jóvenes, es una experiencia maravillosa. Me satisface darles mis conocimientos a jóvenes que, como yo, un día llegarán a esta universidad. De manera humilde, pero con empeño y sacrificio, estoy ayudando.

«Me siento un profesor más» destacó Albanis. Foto: Vladimir Zamora

 Aunque «tengo que sacrificar horas de mi vida personal y de mi tiempo como estudiante universitario», reconoce Albanis, «porque no es solo llegar a impartir una clase, sino que el estudiante aprenda, que se sienta comprometido con el estudio. Lo que estoy haciendo me hace sentir muy bien».

—¿Te ha sido difícil convertirte en profesor?

—Ya me siento un profesor más. Mi carrera no es pedagógica, más bien está vinculada con la producción y los servicios, pero cuando me gradúe, si tengo ocasión de además dar clases mediante algún contrato, me gustaría seguir, porque también me permite superarme.

—¿Recibes algún apoyo para preparar las clases?

—La Universidad me ha dado mucho apoyo, incluso me hicieron un ajuste al plan de estudios para tener menos presión, claro sin afectar los contenidos esenciales. Además, recibo una vez al mes preparación metodológica, con apoyo del IPVCE y de la Dirección municipal de Educación.

—¿Ser tan joven ha sido una limitación para que tus alumnos te aprecien como profesor?

—Es cierto que no soy mucho mayor que ellos, pero mis alumnos son de otra generación. Yo ya veo la vida desde otra perspectiva y a veces recuerdo cuando estaba sentado en esa aula. En realidad es una retroalimentación total. Me ha ayudado a entender y considerar mucho más a mis profesores, y el respeto que les profeso es el que yo exijo cuando estoy dando clases.

«Cuando estaba en la Secundaria comenzó el uso de las nuevas tecnologías. En algunas ocasiones mis maestros no las empleaban con éxito. He podido recopilar aquellas teleclases y estoy montando mis clases con ellas. Ser joven ha sido para eso una ventaja.

«La Matemática es siempre una asignatura compleja, sin embargo de la manera que estoy dando las clases, con el apoyo audiovisual, les gusta a mis estudiantes, dicen que entienden mejor. Lo estoy haciendo como me hubiera gustado que me dieran a mí aquellas clases».

Jesús Javier Basulto Velarde estudia primer año de la carrera de Turismo y también da clases en el IPVCE agramontino. «Estoy impartiendo Matemática a 10mo. grado. Tengo las tardes libres en la Universidad y es una manera útil de emplear el tiempo, además de que me trae un beneficio monetario que ayuda en algo», expresó.

Este joven es ganador de concursos nacionales y provinciales. «Trato de que mis alumnos aprendan, repito una y otra vez, les pido que me pregunten, que no se queden con ninguna duda, porque mi objetivo es que aprendan».

Sembrar amor por la docencia

«Hace cinco años se creó el contingente Leonela Relys Díaz, el cual ha tenido un positivo impacto en la provincia ante el déficit de docentes, sobre todo en la ciudad, donde hay 615 centros y la falta de profesores se hace notar. El objetivo es que no haya ninguna aula sin maestro», expresó la doctora Alicia Rodríguez Gregorich, vicerrectora de Formación y Pregrado de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte.

El contingente, que lleva el nombre de la destacada pedagoga camagüeyana —ya fallecida— quien creó el método de alfabetización «Yo, sí puedo», cuenta hoy con la disposición de 300 estudiantes universitarios, aunque solo 114 están dando clases.

«Nuestro apoyo lo estamos brindando en secundarias básicas y preuniversitarios, y no son solo estudiantes de carreras pedagógicas, sino de cualquier especialidad que tenga disposición de ayudar.

«La Universidad los convoca y crea el contingente entre los meses de mayo y junio. Al inicio del próximo curso escolar la Dirección provincial de Educación nos envía sus necesidades y nosotros vamos respondiendo con nuestros estudiantes», precisó la doctora Rodríguez Gregorich.

Resaltó la directiva que esos jóvenes no solo ayudan a resolver la cobertura y aportan su sapiencia académica, sino que apoyan la orientación vocacional, pues intercambian con sus alumnos acerca de la Universidad, de la carrera que estudian y siembran en ellos amor por la docencia.

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