Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Fiesta obrera para los Guinness

La de este martes fue una enorme muestra de continuidad. Todo el amor, la alegría, la creatividad y el patriotismo de los cubanos rebosaron las calles y plazas del archipiélago

Autores:

Juan Morales Agüero
Nelson García Santos
Yahily Hernández Porto
Odalis Riquenes Cutiño
Hugo García
Luis Raúl Vázquez Muñoz
Liudmila Peña Herrera
Dorelys Canivell Canal
Lisandra Gómez Guerra
Ada Durán
Osviel Castro Medel
Laura Brunet Portela
Roberto Díaz Martorell

si el proceso de elecciones generales que el pasado 19 de abril comenzó a poner en manos de las generaciones más jóvenes la conducción del proyecto socialista necesitaba un cierre al estilo popular de la Revolución Cubana, no podía ser más apoteósico que la enorme fiesta de la continuidad que devino este Primero de Mayo desde Guantánamo hasta Pinar del Río. 

Así lo reconocía el miembro del Buró Político del Partido y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, testigo del acontecimiento en Santiago de Cuba.

«He visto pasar a la juventud, a los niños, a cada uno de los sindicatos con sus banderas, las fotos de héroes y mártires de diferentes épocas, como si la gente con el sentimiento de las iniciativas que llevan quisieran expresar la continuidad, la unidad de todo nuestro pueblo a lo largo de muchos años de lucha», afirmó.

A partir de las siete de la mañana, una verdadera fiesta de colores y alegría —15 bloques humanos y un mar de banderas— era la expresión de ese sentimiento.

En Pinar del Río, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido, José Ramón Machado Ventura, también demostraba su alegría, al reconocer que en esa ciudad había ocurrido un acto «multitudinario, expresión del apoyo del pueblo y los trabajadores a la Revolución».

Personajes en el desfile

«¿Y yo, que estoy friendo, no voy a salir en la foto?», protestó el hombre. Yo sonreí y me alegré de la espontaneidad de quien, por supuesto, fotografié junto a Rubén Pupo Pozo, su compañero de labor, en el puesto de venta de frituras donde el vendedor, extendiendo uno de esos populares alimentos envueltos en hojas de maíz a un cliente, me dijo que su oficio adereza con cubanía el desfile, porque «la gente viene, compra, me dice algo, me da las gracias y yo me siento honrado y feliz».

Otro de los «personajes» de pueblo en la marcha en la ciudad de Holguín, típico en esta región oriental, es el mariachi, ataviado con el traje colorido, el ancho sombrero y la inseparable guitarra, compañera de serenatas y otras confabulaciones artísticas.

Esa fue la carta de presentación de Asterio Guerra: «Soy de los Mariachis de Holguín». ¿Y por qué viene a este desfile, qué sentimiento lo mueve?, pregunté yo, a lo cual, sin dudar, respondió: «Todo el que se siente cubano y revolucionario participa en esta conmemoración para reafirmar que estamos a favor del socialismo y damos un sí por Cuba, apoyando la elección de nuestro nuevo Presidente».

Pero una de las imágenes más hermosas que logré captar fue la de Adria Leyva, de 28 años, trabajadora de la Empresa Correos de Cuba, junto a su pequeño hijo Ángel David Pupo.

La joven madre tradujo mis pensamientos: «Lo traje porque estaba loco por venir. Mientras veníamos caminando me decía: “Mamá, tengo el corazón en la boca”. Para él significa una emoción muy grande ir llevando la bandera. Por eso lo traje, para que viviera esta experiencia».

 

El Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Salvador Valdés Mesa, participó del desfile en Mayabeque. Foto: Raydel Estrada

 

La patria en una pizarra humana

La celebración en Villa Clara contó con una iniciativa que le otorgó un toque de distinción: una pizarra humana que integraron 350 estudiantes. El espectáculo, reflejo de nuestras raíces históricas, podía observarse al pie de la estatua del inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara y conmovía por su belleza y precisión de relojería.

En las distintas escenas aparecían fotos de forjadores de la libertad, símbolos patrios y frases que han hecho suyas los cubanos de estirpe.

Hacia aquel espacio sobre la tribuna de la plaza, volteaba la vista la multitud que se estremecía y repetía la frase ¡Yo soy Fidel!

Los protagonistas fueron los estudiantes que integran el Proyecto pizarra humana voltense, de la escuela secundaria básica urbana Rubén Martínez Villena y el centro mixto Andrés Cuevas Heredia.

Día hermoso en Mayabeque

Salvador Valdés Mesa, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, compartió este día con los mayabequenses, que manifestaban sus motivaciones.

Jorge Luis La Rosa, director de Operaciones de la Empresa de Campismo Popular ratificó que los cubanos tenemos muchas razones para estar presentes en el desfile, para manifestar una vez más el deber con la Revolución y con los nuevos dirigente electos en el país.

«Para mí representa un orgullo estar en el desfile apoyando a la Revolución y patentizando, en nombre de los jóvenes, la continuidad de nuestro proceso», refirió Denis Domínguez Reyes, juez del Tribunal Provincial.

De cabalgata

Una cabalgata, protagonizada por alrededor de 300 jinetes se unió a la gran fiesta del proletariado en la Plaza Mayor General Serafín Sánchez Valdivia de la ciudad del Yayabo.

De esa forma, un grupo de entusiastas vaqueros, integrantes de los equipos de rodeo y amazonas del territorio compartieron, justo antes del colofón del multitudinario desfile, con el pueblo espirituano.

Uno de los rostros más jóvenes del numeroso grupo, Yesenia Morales, dijo que decidía asistir a la gran cita montada a caballo como muestra de continuidad de la cultura campesina heredada de sus abuelos.

La cabalgata espirituana portó además iniciativas como banderas y vitoreó consignas alegóricas que evidenciaron la vigencia del legado del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.

La cabalgata espirituana dio especial colorido a la marcha. Foto: Lisandra Gómez Guerra

 

Día de grandes motivaciones

Un bloque especial compuesto por 80 jóvenes destacados en la dirección sindical inauguró el desfile en Matanzas, como homenaje al aniversario 80 de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y como demostración de la fidelidad de las nuevas generaciones al proyecto social cubano.

Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros, señaló que los matanceros demostraron disciplina, entusiasmo y organización.

La primera secretaria de la UJC en el territorio, Yannara Concepción Domínguez, resaltó que la juventud demostró una vez más su compromiso con la Revolución, con la convicción   de que los jóvenes son la continuidad y el futuro de la Patria.

Respaldo al socialismo

Más de 60 000 pineros desfilaron en Nueva Gerona para refrendar su compromiso con la continuidad del socialismo y motivados por el aniversario 40 de la proclamación de Isla de la Juventud.

Durante una hora y media, la principal arteria de la ciudad vivió el paso firme de jóvenes, estudiantes y del pueblo en general junto a sus familias, quienes a ritmo de conga enarbolaban carteles y consignas condenando al bloqueo y patentizando la confianza en el legado de Fidel, la guía de Raúl y la nueva dirección del país.

Inés María Chapman, Vicepresidenta del Consejo de Estado y presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, destacó el patriotismo, colorido y entusiasmo de los trabajadores.

Abrazo de continuidad

Este 1ro. de mayo de 2018, pese a presentimientos de lluvias, no llovió y el cielo apareció despejado, sin nubes en la ciudad de Ciego de Ávila, con su color azul intenso, como el de tantos poemas dedicados a Cuba.

Y, por supuesto, transcurrió el desfile. Como otros años, pero también distinto. El mismo en cuanto a la alegría, las congas,   la unidad, el amor a la patria y el pie firme en lo que es nuestro.

Esa distinción dentro de la continuidad es lo que recuerdan   Yaidelín Vázquez Morales y Yosnel Núñez Jiménez. Ambos formaron parte del bloque de la Unión de Jóvenes Comunistas que abrió el desfile en Ciego de Ávila. Ambos también guardan en la memoria la edad de cinco años, cuando sus padres los llevaban en hombros a los desfiles de los trabajadores.

Maydelín, estudiante de 11no. grado del instituto preuniversitario urbano (IPU) Pedro Valdivia y presidenta provincial de la FEEM, y Yosnel, quien se desempeña como profesor de Biología del IPU Ernesto Che Guevara, donde también ocupa el cargo de secretario del Comité de la Juventud, señalan que esta es una celebración diferente.

«Los estudiantes de la FEEM estamos aquí conscientes de que debemos demostrar al mundo la continuidad histórica del país y que el cambio en la dirección del Estado y el Gobierno es un relevo, pero de ninguna manera un  abandono de los principios de la Revolución», explica Maydelín.

Yosnel es enfático: «Este desfile es distinto, es verdad. Es el primer Primero de Mayo después de 1959, que al frente del Estado no está una de las figuras históricas de la Revolución. En ese sentido es la diferencia, pero al mismo tiempo se convierte en ratificación. Este día es un punto, o mejor dicho, un abrazo de continuidad».

Ofrenda a la nacionalidad

Más de 300 000 tuneros desfilaron por las principales calles, avenidas y plazas de los ocho municipios de la provincia, en una extraordinaria y masiva manifestación de apoyo a la Revolución y a sus principales líderes.

El día devino ofrenda a nuestra nacionalidad, cuando los bloques mostraron los colores de nuestra bandera nacional y los detalles más significativos de sus respectivos sectores

El empeño de los diferentes sindicatos contribuyó a que la fiesta fuera un auténtico muestrario de originalidad.

Ningún sector quedó al margen de la marcha. Fue grandiosa la participación de los niños, quienes, junto a sus padres, reflejaron subliminalmente el valor de la familia. Ninguno vino a reivindicar atención y sí a irradiar felicidad.

La otra caballería

Más de 400 000 camagüeyanos desfilaron por su Cuba soberana. Se les vio marchar unidos e inundar la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte, además de cabalgar con la   vergüenza de este insigne patriota.

Tal cual aquella temible caballería los mambises del siglo XXI, con sus ideas pujantes proclamaron su amor a la Patria. En cabalgata por la historia se vio a la familia de esta comarca de pastores y sombreros hacer suyo su presente y empinarse hacia el mañana.

 

En los desfiles se desplegó la creatividad de los cubanos. Foto: Juan Morales

 

Una argentina en Cienfuegos 

 

María del Carmen Chiavaro.

Sube a un muro y presiona el obturador, captura una serie de instantáneas del suceso que otra vez la trajo a Cuba. Se lleva las fotos de un festejo que le es familiar y aun así la impresiona.

«¿Podré acercarme y capturar algunos rostros? ¡Qué bueno ver maestros felices! En Argentina no es así», dice y se acerca sin temores a la peregrinación de cienfuegueros que marcha hacia la Plaza de Actos con motivo del Primero de Mayo.

Usa una gorra verde olivo con la imagen del Che, también lleva un colgante con la figura icónica del guerrillero. Pareciera el aspecto de cualquier turista estereotipado, pero ella lleva bien adentro los ideales del patriota.

En tres años María del   Carmen Chiavaro ha recorrido buena parte de la Isla. «Mi admiración por Cuba es de siempre. Son gente maravillosa, con una fuerza y una convicción envidiables para muchas naciones del mundo», expresó.

Inquiere sobre muchas cosas que todavía desconoce sobre la realidad cubana: ¿Tienen una escuela de niños autistas? ¿Qué son los círculos infantiles? Pregunta por la cantidad de participantes en la marcha, e inevitablemente recuerda que en La Plata, de donde es oriunda, se congregan 80 000, 100 000 personas para protestar.

«El pueblo argentino está pasando momentos muy dramáticos, pero ver esto reconforta; reconforta ver a la gente que mantiene ese espíritu revolucionario, que le hace frente a las carencias, a las dificultades y que sigue adelante». 

Primavera de banderas

Byrne, el poeta, hubiera estado contento. Hubiera edificado unos versos distintos a aquellos que escribió cuando retornó «de distante ribera con el alma enlutada y sombría».

Y es que este Primero de Mayo la bandera tricolor pasó, flotó, creció. La vi en los dedos de uno de mis hijos que viajó la plaza como si anduviera por el cosmos, la vi en la mano de una niña vestida de enfermera, la vi en el aire... como intentando tocar una nube, en la montura de un corcel y su jinete.

Una de las hermosuras de este quinto mes radica en la primavera de estandartes que nos trae en su primer día. Es un aguacero disperso pero continuo de triángulos rojos de diversos tamaños y edades, algo que debiéramos repetir más allá de fechas proletarias. Porque a veces, lo sabemos, la bandera se extraña en otras celebraciones grandes o pequeñas.

Este martes, en la Ciudad Monumento, como en toda Cuba, el desfile cerró con un bosque de franjas azules y blancas. Muchachas y muchachos las hicieron flotar con una sonrisa que hacía sonreír a quienes estábamos captando imágenes a la vera de la marcha.

Miré a una adolescente que procuraba poner más alta su estrella solitaria y estiraba las extremidades para crecer; miré a dos jóvenes compitiendo por ir primero con su pabellón nacional en el amasijo de personas; contemplé a una amazona hermosa ondeando el gallardete que encarna una patria.

Ese cierre encaja en este tiempo en el que tanto hablamos de los símbolos y en lo que intentan inyectarnos desde afuera y desde adentro. Pasar con una bandera en alto no es atravesar un escenario con una tela de colores; no es cumplir un ritual elevado un día específico.

Pasar con la bandera por la plaza, bajo el sol de Cuba, debería ponernos en el pecho las flechas de Byrne, los insomnios de Martí, el sudor de los que hacen más, la alerta de Fidel cuando, precisamente en mayo, nos dijo que necesitamos cambiar todo lo que no funcione en esta tierra.

Pasar con una bandera es vivificar unos versos alejados de teoremas; repetir el mayo de la plaza con otras acciones, intentar asaltar la cumbre desde donde podamos divisar una nación mejor.

 

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