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Al evasor hay que hacerlo pensar dos veces

La Oficina de Control y Cobro de Multas debe funcionar con prontitud y eficacia para atajar al mar de morosos que existen, con el fin de impedir que muchísimos dejen de pagar las multas

Autor:

Nelson García Santos

La añeja dificultad del cobro de las multas en Villa Clara, un mal persistente y extendido en el país, está caliente o, para evitar ceños fruncidos, en camino a la terapia intensiva.

Recuerdo que en estas páginas escribí el comentario Cuando las multas se van a bolina. Y ahora mismo, cuatro años después, hay muchísimas que van por el mismísimo camino.

Desempolvado ese pretérito entro de cuajo en materia sobre el fenómeno del impago en la provincia con un kilométrico enredo en el municipio de Santa Clara, el que decide, para bien o para mal, por su magnitud.

¿La situación? ¡Oh…! de espanto. En Villa Clara se impusieron 76 422 multas durante el primer semestre, pero estaban hasta esa fecha en apremio 21 018, es decir, pasaron los 60 días sin que el deudor haya hecho sonar la contadora.

El origen del impago exhibe disímiles respuestas, empezando porque resulta excepción que el transgresor pague en el acto; tampoco una buena parte lo hace en el plazo inicial de 30 días, y vencido este automáticamente se duplica la cuantía del importe.

Ante esa realidad, la Oficina de Control y Cobro de Multas debe funcionar con prontitud y eficacia para atajar al mar de morosos que existen, con el fin de impedir que muchísimos dejen de pagar las multas, porque al año de impuestas expira el plazo para saldarlas.

Una verdad verdadera es que también hay grietas en el sistema de cobro. En un examen sobre ese problema la Comisión de Asuntos económicos de la Asamblea Provincial del Poder Popular comprobó atrasos en el procesamiento contable de las impuestas, situación que limita en ocasiones el enfrentamiento a los deudores, debido a la fluctuación de la fuerza laboral y la insuficiente organización del proceso de trámite en las áreas de control y gestión.

A las Oficinas de Control y Cobro les corresponde preparar los expedientes de denuncia al Tribunal sobre el impago de las contravenciones, pero en ocasiones tampoco cuentan con los datos precisos, porque a veces los inspectores no piden el carné de identidad e, incluso, los infractores ofrecen datos falsos y hasta alegan no portar el documento.

A ello se suman imprecisiones en las direcciones cuando la multa se impone a la persona fuera de la localidad donde reside.

El papeleo es largo para concretar la retribución, a pesar de que existen facilidades para saldar las cuentas: en el caso de los trabajadores, descuento mensual de acuerdo con el salario, y si no fuera empleado estatal puede acogerse a un convenio para abonar una cuantía cada mes.

Lo que viene ocurriendo desde hace tiempo confirma la conveniencia de implementar una medida que haga pensar dos veces al que quiera evadir, sin el menor recato, el pago de su falta.

La situación ha llegado a un extremo impactante. En la ciudad de Santa Clara se impusieron más de 22 500 multas desde enero último hasta el 15 de este mes, pero solo se han pagado 1 514. Y como si no bastara están en apremio hasta esa fecha 19 552. ¡Increíble! Así de lógico, así de sencillo.

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