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Exportaciones Territoriales (II): La letra con insistencia entra

Productores artemiseños debaten potencialidades y cuitas para exportar, sustituir importaciones e inversión extranjera. Fue en Expocuba, que durante años ha servido de sede para estas discusiones en el contexto de las ferias provinciales que allí se realizan

Autor:

René Tamayo León

Cada vez se escucha más entre productores y prestadores de servicio a lo largo y ancho del archipiélago, la voluntad e intención de exportar. Si cada entidad —estatal y no estatal— con potencial para situar «algo» en el mercado exterior —y es la mayoría— consensa que lo puede hacer y se empeña en hacerlo, lo logrará. La voluntad de país existe. Hay que aprovecharla. Será bueno para todos.

Tampoco, empero, es de «coser y cantar». Se necesita más que voluntad y buenas intenciones en un escenario donde las limitaciones financieras nunca amainan, la obsolescencia tecnológica predomina, la capacitación del personal para dichas lides es precaria, el entramado empresarial está muy desencadenado, y la burocracia y las trabas persisten.

Solo citamos cinco limitaciones. Otras más se dicen en cuanto escenario aglutina a empresarios y especialistas para discutir sobre deseos y cuitas para exportar, sustituir importaciones e inversión extranjera. Las volvimos a escuchar semanas atrás, durante la Expoferia provincial de Artemisa en Expocuba, recinto que desde que inició estas muestras —años ha— suma más de 50 seminarios y talleres de este tipo.

Empresarias y empresarios, especialistas en comercialización, gente de la academia, dirigentes de los gobiernos territoriales, se reunieron para exponer y conciliar posiciones y posibilidades de cooperación al interior de la provincia —y a nivel de nación si se puede— para avanzar en estos propósitos.

El comercio exterior, la inversión extranjera y la gestión de innovación en el desarrollo del nuevo modelo económico y social en Artemisa, fue el nombre del seminario, que contó con la presencia de Antonio Carricarte, viceministro primero del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), y Déborah Rivas, directora general de Inversión Extranjera.

La asistencia de ambos ejecutivos denota la atención que debe dar el organismo rector de estos asuntos a lo que se hace en los territorios (en las bases, en los municipios, que es en definitiva donde ocurre el hecho económico), tema que constituye —además— prioridad para el Presidente Miguel Díaz-Canel.

De opiniones y realidades

Los llamados a exportar, no obstante, están creando cierta confusión y enfado entre algunos, matrices de opinión que los troles y manipuladores —pagados por los poderes hegemónicos mundiales para que nos ataquen desde las redes sociales—, buscan aprovechar y ya lo están haciendo —y es mi criterio.

Las actuales limitaciones financieras y el reforzamiento del cerco del Gobierno de Trump contra Cuba se están haciendo sentir, como sucede con los recurrentes desabastecimientos de productos de línea económica, tanto importados como nacionales, lo mismo en las tiendas en divisas que en los mercados liberados en moneda nacional, desde el huevo hasta los peces de la acuicultura (aunque también estamos presenciando «compras de pánico», muchas con razón, otras por «bolas»).

¿Y es porque se está exportando lo que se produce aquí? No lo creo. Ojalá fuese así, al menos de forma amplia.

Generar una mayoritaria vocación exportadora, en especial colocar en el mercado internacional productos y servicios en cantidad, calidad y competitividad, es beneficio para todos.

Exportar, tanto lo mucho como lo poco —y cobrar, porque en definitiva de lo que se trata es de ganar dineros—, engordaría nuestras menguadas arcas públicas; aumentaría la capacidad del país para adquirir más bienes básicos, intermedios y finales (y por tanto crecería la producción en fábricas, plantíos, ganadería); diversificaría nuestras producciones y mercados...

También acrecentaría la formación bruta de capital —las inversiones—; paliaría la obsolescencia tecnológica de las entidades económicas; obligaría a generar más ciencia e innovación; incrementaría los ingresos de las empresas y por ende los salarios; crecería la calidad de lo que se oferta en el mercado interno... En definitiva, tendríamos más bienes y servicios para consumir de forma sostenida y sostenible (y ambientalmente responsable).

No hay mangos bajitos

Con una fortaleza y perspectiva tremendas en las ramas agropecuaria, industrial y de los servicios, además de contar con la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) —puerta comercial de Cuba abierta el mundo—, Artemisa está en capacidad de convertirse en una sólida exportadora en los sectores primario, secundario y terciario.

El Grupo Empresarial de la Agricultura de la provincia es una muestra. Concepción Balmaseda, su directora de Desarrollo y Negocios, explicó en el seminario de Expocuba, que los intercambios con productores para incentivarlos a incrementar la presencia en el mercado extranjero, ha permitido identificar 16 rubros a fomentar, además de los que ya hoy tranzan.

La iniciativa involucra inicialmente a más de 200 cosecheros que en unas 500 hectáreas pueden superar las 700 toneladas de viandas, vegetales y otros surtidos, y con el mango como una de las mercancías líderes. Pero no es tan fácil como se pinta.

Para empezar, entrar al mercado requiere —de forma ineludible— varias certificaciones, como la fitosanitaria, por lo que se requiere agilizar un sistema hoy bastante engorroso. «Las nuestras son producciones perecederas, no pueden esperar por tanto papeleo», decía Balmaseda.

Tampoco —reconoció— tenemos conocimientos suficientes para entrar al mercado internacional. Necesitamos capacitación y asesoría, urgencias que buscan resolver con la colaboración de la Universidad de Artemisa, y con la guía de entidades exportadoras de la agricultura, como Cítricos Caribe.

Otra limitante es que los productores no siempre se benefician de los réditos que dejan las ventas en el exterior. Y todos necesitan dinero, empezando por las unidades de base, tanto para recapitalizarse como para desarrollarse.

Pasito a pasito, suavecito

En la unidad empresarial de base (UEB) Industria y Divisa de la empresa agropecuaria del municipio de Güira de Melena encontramos otra cara de la moneda: sustituir importaciones. En conservas y otros surtidos, realizan ventas en frontera desde Varadero hasta Mariel y surten al mercado minorista.

Entre alimentos y combustibles, este año el país debe erogar más de 5 000 millones de dólares. Alrededor de la mitad de los alimentos pudiera cosecharse aquí, tanto para los humanos (residentes y visitantes extranjeros) como para los animales.

No solo se trata, empero, de laboreo agropecuario. Las pérdidas de cosecha —en el campo y en el mercado— son altas en Cuba. Desde hace años se implementa un programa nacional de  minindustrias para procesar los picos de cosecha y también «menudencias», además de la gran industria conservera.

La UEB de Güira de Melena tiene una pequeña, pero eficiente. Sobre los éxitos y pesares en esta y otras similares se habló en Expocuba. Miguel Abraham Romero, director de la güireña, nos abundó sobre la suya esta semana, vía telefónica.

En la entidad «el bichito» de la exportación prende. Están alistando naves en desuso para llevar varios rubros «allende los mares». Será una unidad de exportación que incluirá planta de beneficio, áreas de empaque y embalaje y otras facilidades.

«Para correr, sin embargo, hay que aprender a caminar», sentencia Abraham cuando le preguntamos sobre las potencialidades de la minindustria para exportar. «Lo primero para nosotros debe ser sustituir importaciones: satisfacer las necesidades del turismo, de la inversión extranjera y de la población.

«Y luego exportar. La industria alimentaria es muy competitiva en el mercado internacional. Creo que quienes están mejor preparados en estos momentos son las grandes industrias conserveras, como Ceballos, la Conchita y otras similares.

«Para exportar —insiste— tenemos que resolver primero los problemas que arrastramos para vender aquí adentro. Al contrario de las grandes fábricas, hoy no tenemos acceso a los conservantes, que son vitales en estos procesos, ni siquiera nos asignan mucha azúcar, por lo que tenemos que comprarla en divisa aunque tenga que venderla en moneda nacional a la población, lo cual nos encarece los costos.

«También da mucho trabajo adquirir envases, tapas de hojalata y buenas máquinas de tapado, que son criollas, de mala calidad. Las minindustrias deben tener mayor asignación de recursos. Al contrario de las fábricas, lo mismo trabajamos con los picos de cosecha que con una caja de mango».

Durante años, Expocuba ha convocado seminarios y talleres para impulsar la exportación y la sustitución de importaciones,  encuentros de productores mientras participan en las ferias provinciales que allí se realizan. Foto: Archivo de JR

 

La puerta la tienen en la puerta

La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) es un emprendimiento nacional, plaza y mercado para las entidades económicas desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio, incluyendo los cayos adyacentes. Pero está en Artemisa.

El encadenamiento productivo de la agricultura, la industria y los servicios entre los productores artemiseños y la ZEDM debe ser un acto natural. Desde leche de cabra, carne de segunda para hacer picadillo, vísceras, viandas, frutas, vegetales, legumbres, piensan vender los agropecuarios locales allí.

La Zona es mercado y también fuente de empleo para los habitantes del territorio. Un interesante ejemplo es la Empresa provincial de seguridad y protección Artemisa. La calidad de sus servicios ha permitido que inversionistas de varios países asentados en el Mariel los contraten.

El trabajo de guarda y custodia, el que iniciaron allí en octubre de 2017, les ha permitido tener dividendos en divisa; sin embargo, pudieran tener dificultades para incrementar sus prestaciones, explicaba Jorge Álvarez, su directivo.

Responder al crecimiento en la demanda de personal de seguridad y protección, que hasta ahora cubrían con especialistas que viven cerca de la ZEDM, pudiera estar amenazada porque no disponen de un transporte para el traslado y movimiento interno dentro de la Zona.

¿La imposibilidad de tener transportes en condiciones para optimizar el trabajo debiera impedirle a esta empresa ampliar el negocio? Se preguntaba este redactor. Es solo un ejemplo, tal vez el menos ilustrativo... Pero las exportaciones son para ahora; las minucias no deben demorarlas.

La experiencia y consagración de técnicos y obreros en la empresa productora de ómnibus Evelio Prieto Guillama, en Guanajay, es atractiva para la inversión extranjera. Foto: Otoniel Márquez

 

Nota: Con este trabajo JR da continuidad a un trabajo de investigación sobre la situación de las exportaciones, la sustitución de importaciones y la inversión extranjera en las diferentes provincias del país. El primer texto, Pinar del Río, un estudio de caso, fue publicado en nuestra edición del domingo 28 de abril.

 

Hecho en Artemisa 

Actualmente en Artemisa hay 19 entidades que producen para la exportación. Están vinculadas a los sectores, agropecuario, industrial, construcciones e industria alimentaria, entre otros. Ofertan 36 productos, de ellos, 16 son bienes y 20, servicios-

 

Bienes que hoy se exportan

  • Tabaco torcido
  • Miel de abeja
  • Carbón vegetal
  • Ají picante
  • Cemento
  • Piel salada
  • Cera
  • Aguacate
  • Café
  • Tenca H.G.

(sin cabeza, con cola)

  • Vejiga natatoria

(pieza culinaria con mucha demanda en Asia oriental)

  • Clínker

(componente principal del cemento portland)

  • Piel wuetblue

(proceso de curtido).

  • Propóleo.
  • Chatarra no ferrosa
  • Aleta de tiburón *

Según las autoridades locales y los expertos, Artemisa dispone hoy, además, de 21 nuevos rubros con potencialidades para la exportación. En la agricultura destacan, por ejemplo, pimiento, zanahoria, malanga, mamey, mango, maracuyá y plátano. La empresa pecuaria genética Los Naranjos, que está negociando la exportación en frontera de leche de cabra y de búfala, pudiera situar en el mercado foráneo animales con alto valor genético, entre otros bienes y servicios técnicos.

A las potencialidades exportadoras de la provincia se agregan otras viandas, hortalizas y frutales —como la fresa—; productos y subproductos de la pesca, como el cobo; mármol rojo y piedra jaimanita, y flores finas.   

Exportación de servicios

  • Transporte aéreo internacional regular de pasajeros (Aerogaviota).
  • Primera etapa de educación terciaria (Escuela Internacional de Cine y Televisión).
  • Tramitación y compensación de transacciones de valores (Empresa de Correos de Artemisa).
  • Servicios turísticos (Las Terrazas).
  • Asesoría técnica (Universidad de Artemisa).
  • Seguridad y protección (Empresa de Seguridad y Protección Artemisa).
  • El jardín botánico Orquideario de Soroa también se incluye en la lista, aunque no ha realizado operaciones de exportación.

 

Productos que antes exportaba (hoy no)

 

Como en todo los territorios del país, Artemisa (es una provincia nueva, los cálculos se basan en las producciones de los municipios que hoy la conforman y que antes eran parte de la antigua La Habana y Pinar del Río) ha dejado de elaborar rubros tradicionales que antes exportaba. Entre ellos están:

  • Vino
  • Cítricos
  • Animales
  • Esponjas
  • Mieles finales
  • Langosta
  • Azúcar
  • Miel B
  • Vagacillo
  • Cachaza
  • Remolques
  • Aditamentos agrícolas
  • Tejidos
  • Sistemas constructivos con base en la poliespuma

 

Inversión Extranjera

En la Cartera de Oportunidades 2018-2019, la provincia cuenta con 64 Proyectos de Inversión Extranjera, de ellos 45 en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y 19 al interior del territorio, los que transcurren por diferentes fases —ejecución, negociación, licitación— en los sectores:

 

  • Energía

eléctrica

  • Agropecuario
  • Transporte

(ómnibus y microbuses)

  • Cemento
  • Turismo
  • Materias primas
  • Naval
  • Otros

 

Sustitución de importaciones

Actualmente en la provincia alrededor de una veintena de entidades están encargadas de sustituir importaciones de varios productos, como frijoles, maíz, leche y carnes; madera aserrada y pallet de madera; chatarra ferrosa;, arroz, azúcares, mieles finales y tabaco; quesos, yogur, mantequilla y helados, entre otros.

 

Con una larga historia patriótica y un pujante desarrollo industrial y agrícola, Artemisa es garantía de bienestar para las nuevas generaciones. Foto: Otoniel Márquez

 

Nota: * Cuba exporta aletas de tiburón extraídas de la pesca de ejemplares completos, los que tienen un alto aprovechamiento en nuestro país. No se aletea; o sea, quitarle esa pieza al animal y regresarlo al mar para que muera, una práctica internacional muy difundida pese al repudio general que provoca. El aleteo de tiburón está prohibido en Cuba por la Resolución No. 252/14 del Ministerio de la Industria Alimentaria, y su apego al Código de Pesca Responsable de la FAO.

Fuentes: - Información solicitada por JR al Departamento de Comercio Exterior, Inversión extranjera y Cooperación económica del Consejo de la Administración Provincial (CAP) de Artemisa.

-Informe Comercio exterior (cierre agosto 2018). En Portal del ciudadano en Artemisa. www.artemisa.gob.cu.

-Cartera de oportunidades de inversión extranjera 2018-2019. En www.procuba.cu.

Agradecimientos a: Tamara Ávila Espronceda, vicepresidenta del CAP de Artemisa; Jorge Luis Oramas Varga, director del Departamento de Comercio Exterior del CAP; y a Pedro Abreu Mujica, director general de Expocuba.

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