Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El desafío de lo posible

Viceprimer ministro cubano constata esfuerzos por eliminar subjetividades relacionadas con la producción local de alimentos en Isla de la Juventud

Autor:

Roberto Díaz Martorell

 

Nueva Gerona, Isla de la Juventud.— Para tener éxito en la transformación socio-económica de un territorio es imprescindible cambiar y mejorar, en primer lugar, las formas de organización y control de los procesos asociados a la producción de alimentos y servicios al pueblo.


Así lo reafirmó Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro cubano, en reciente visita de trabajo a este territorio.

Además, indicó aprovechar mejor el potencial humano y tecnológico en aras de incrementar las áreas de siembra de alimentos, para diversificar surtidos industriales y otros servicios.
En ese sentido, el sector de la agricultura debe activar sus reservas y agilizar la puesta en producción de áreas estatales ociosas o deficientemente explotadas, y aquellas donde las máquinas de riego no se aprovechan en todo su potencial.  

A fin de tributar a la estrategia de autoabastecimiento local, Tapia Fonseca indicó desatar los nudos que enlentecen la entrega de tierras a usufructuarios, quienes podrían transformarlas —en un tiempo prudencial— en espacios productivos.

No es secreto que la condición de doble insularidad de Isla de la Juventud constituye una limitante a la hora de trasladar recursos e insumos de otras provincias del país, por lo que producir localmente los alimentos, más que un imperativo es una urgencia en el contexto económico y financiero actual de la nación.


Ante esa realidad, Tapia Fonseca insistió en la necesidad de actualizar los métodos de trabajo con especial atención al surco, traducir las cifras frías de los informes en volúmenes de alimentos y aplicar formas novedosas de conducir los procesos, no solo los productivos per se, sino también los relacionados con la capacitación del capital humano sobre gestión, explotación y aprovechamiento de la tierra que el Estado pone a su disposición.


En este punto, este reportero considera relevante citar al consultor y profesor de negocios austriaco Peter Drucker (1909-2005), quien dijo que debemos elegir para liderar las acciones a quienes se enfocan en las fortalezas de las personas y no solo en las debilidades del sistema, así se garantiza la mejoría y calidad de la estrategia, una asignatura pendiente en este Municipio Especial.


De igual modo, tampoco es una realidad —aunque debería serlo— que la mayoría de las comunidades rurales produzcan sus alimentos y tributen, a su vez, a la distribución territorial. La voluntad popular existe y así lo constató  Tapia Fonseca al dialogar con residentes de una comunidad agrícola, donde apreció la energía y comprensión de la idea.


En este Municipio Especial existen varias de esas comunidades que garantizan sus alimentos  —así lo hicieron durante la crisis de la COVID-19—, y además acercaron sus producciones a la cabecera municipal, experiencia poco generalizada aun y que precisa mayor sistematicidad en el control y convocatoria.


Lograrlo es un modo de validar la política de país, anclada en las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, en aras de activar  sectores estratégicos para la transformación productiva, que incluye mejoras estructurales de la economía cubana, un reto que Isla de la Juventud pretende transformar.


Para ello, el territorio cuenta con el movimiento popular Atrévete a ser más, «una convocatoria que procura activar los resortes más sensibles de la población, de la identidad local y el compromiso individual y colectivo para construir, desde la Isla que tenemos, la Isla que queremos, con el apoyo de las ciencias, la tecnología y el hombre como elemento primario de esas transformaciones», comentó Zunilda García Garcés, primera secretaria del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba.


A partir de ese empeño, válido y necesario, Tapia Fonseca insistió en que «se debe perfeccionar la vinculación al área de producción y mejorar el salario, incentivos que incrementan la productividad y el sentido de pertenencia», y sugirió generalizar experiencias como las productor porcino Yanier Escobar, quien no solo asegura la comida para sus animales, sino que también exhibe un excelente manejo de una finca que contiene, además, cultivos varios y frutales.



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