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Los vigías de la pandemia

Un pequeño grupo de científicos avileños comienza a develar por qué el coronavirus actuó de manera tan violenta en Ciego de Ávila y las claves para mantenerlo a raya

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.— Casi en silencio, cuatro personas le siguen los pasos a la COVID-19 en este territorio. Quizá lo que para muchos fue una desagradable sorpresa (el rebrote de agosto en la provincia), para ellos ya era una posibilidad a partir de gráficos y modelos matemáticos.

«El grupo se creó el 23 de junio, ante una solicitud de la Dirección Provincial de Salud para analizar la situación de la pandemia», explicó la doctora Silvia Retureta Milán, jefa del equipo y directora del Consejo Provincial de Sociedades Científicas de la Salud.

En aquel entonces la convocatoria se dirigió al polo científico del territorio avileño. Después de un análisis para determinar qué hacer y cómo investigar, fueron elegidos tres jóvenes: la sicóloga Yeny Acosta Barrés, de la Delegación Provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), y los investigadores Andy Raúl Palmero López, en calidad de matemático, y Francisco Salmón Moret como informático, ambos del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros (CIEC) de Cayo Coco. 

En poco tiempo y con bastante intensidad se dedicaron a buscar información sobre el comportamiento de la pandemia en Ciego de Ávila; pero también a estimar dónde la COVID-19 podía tener un mayor nivel de amenaza sobre la población.

La doctora Silvia Retureta Milán afirma que la provincia tiene una población de alto riesgo ante la pandemia. Foto: Luis Raúl Vázquez

«Nuestro propósito principal es diseñar un modelo de evaluación —explica la doctora Retureta Milán—. Aún no está concluido, porque la realidad cambió muy rápido; pero antes de hacer cualquier análisis primero debíamos aclarar varias preguntas: ¿Qué condiciones específicas tiene la provincia ante la enfermedad? ¿Por qué el SARS-CoV-2 se comportó de esa manera y cómo puede actuar en el futuro?».

Las interrogantes los llevaron a valorar una serie de datos de Salud Pública y otros organismos, como la Dirección Provincial de Transporte. Por ahí aparecieron varias particularidades.

«La primera —explica la experta— es que tenemos una población envejecida y municipios con una alta prevalencia de enfermedades crónicas: Majagua, Primero de Enero, Chambas y Venezuela muestran el mayor número de hipertensos. Con los diabéticos aparecen Ciego de Ávila, Baraguá y Chambas en las primeras posiciones. El asma bronquial se encuentra muy diseminada: Chambas y Morón tienen una alta prevalencia, seguidos de Majagua, Primero de Enero, Ciego y Baraguá… Con esos números delante nos preguntamos: ¿qué pasaría si la COVID-19 afectara al cinco por ciento de las personas en esos territorios?

«También analizamos otros datos: síntomas principales de la pandemia, municipios y grupos de edades más afectados en el primer momento… Con la movilidad de la población nos sorprendimos: dentro de la provincia la gente se mueve mucho. A partir de las cifras declaradas, la movilidad fue alta durante la primera etapa de restricciones. En abril, el más crítico del brote anterior, en la cabecera se movieron a 179 100 personas; en Morón a 79 800 y en Venezuela a 42 600. Durante esos días la tracción animal transportó al 20,9 por ciento de los pasajeros.

«¿Qué motivaba la circulación de tantas personas? Bueno, podemos dar muchas respuestas: buscaban alimentos, se dirigían a las colas, iban al médico, a las farmacias… Se necesita investigar para tener una idea más precisa».

Con toda la información reunida, el equipo tomó una fecha 14 días después del 26 de mayo (cuando, entonces, se registró el último caso de COVID-19 en la provincia), tiempo estimado para que el virus hubiera agotado su período de vida. ¿Qué sucedería a partir de ese momento? Era una prueba sobre muchas dudas. Sin embargo, valía la pena hacerla.

Los datos se introdujeron en un Modelo SEIR, que evalúa el comportamiento entre personas susceptibles, expuestas, infectadas y recuperadas de una enfermedad dentro de un territorio. Los algoritmos procesaron la información y en unos segundos un gráfico apareció en pantalla con una respuesta muy precisa: de dejarse libre al virus, Ciego de Ávila tendría un rebrote sobre el mes de agosto, y sus días más críticos se pronosticaban para septiembre, con alrededor de 300 casos.

¿La curva puede seguir?

«Ya eso es historia —expresa Palmero López. Graduado de licenciatura en Matemáticas por la Universidad Central de Las Villas, este joven vive recluido en su apartamento del Microdistrito C delante de la computadora, descifrando las posibles tendencias del rebrote en la provincia.

Para Andy Raúl Palmero López, el rebrote tuvo un arranque muy fuerte y eso influye a la hora de aplanar la curva de contagios. Foto: Cortesía del entrevistado

«Cuando se hace una predicción —explica—, con el tiempo los resultados se hacen menos fiables, porque los datos cambian con la vida. Por eso es necesaria la actualización constante. Sin embargo, ese modelo deja una enseñanza hacia el futuro: si subestimamos el riesgo —como se hizo— y volvemos a dejar libre al virus, las características de la provincia podrían facilitar la aparición de otro rebrote como el actual o quizá peor».

Andy mantiene comunicación con diferentes matemáticos del país. El intercambio profesional ha permitido compartir bibliografía, información y modelos de análisis. A partir de esos estudios explica: «A diferencia del anterior, este brote arrancó muy violento. En el primero los niveles de contagio se comportaron sobre un promedio de uno a dos pacientes diarios por casi tres meses. Este nuevo evento se ha movido con un promedio de 12 casos diarios en unos 30 días. Empezó muy arriba y ese arranque pesará mucho en la recuperación».

Como señala, las estimaciones pueden ser muy variables: «Es posible que dentro de un tiempo se altere la proyección. Aun así, hasta ahora lo que indican nuestros modelos es que, la enfermedad debe tener una declinación en la provincia, sino ocurre un retroceso. Repito: es una estimación que puede variar. Por eso es importante hacer las cosas correctamente, porque esto no es un simple catarro. Esta enfermedad mata y camina muy rápido».

La población se mueve… y la COVID también

Para Salmón Moret, especialista en Ciencias Informáticas, existe una clave para comprender el actual rebrote y anticiparse a las amenazas del coronavirus en Ciego de Ávila. A su criterio, nunca se pueden perder de vista la movilidad de los avileños y las rutas de sus movimientos.

«Otro elemento muy importante son los puntos de interés o áreas que generan grandes aglomeraciones —explica vía telefónica desde su casa en Morón—. Su ubicación y niveles de riesgo los evaluamos ahora. Otro análisis que hacemos es la relación entre los potenciales de salud y de riesgo de cada municipio. Eso permitiría tomar decisiones si se agrava la situación en algún territorio».

Francisco Salmón Moret opina que el control epidemiológico en el transporte de pasajeros es clave para detener la COVID-19. Foto: Cortesía del entrevistado

Pero, como él insiste, un punto clave es la transportación.

Dentro del equipo, una de las funciones de Francisco ha sido llevar las estadísticas hacia los mapas, y desde un análisis geoespacial comprender mejor lo expresado por los números. De ahí la seguridad de su criterio.

«No contamos con los datos de movilidad de agosto. El cierre de los organismos con el rebrote impidió obtenerlos. No obstante, podemos asegurar que existe un riesgo muy alto con la movilidad, y el municipio de Ciego de Ávila muestra el mayor peligro por ser un paso entre provincias y recibir una afluencia de ciudadanos desde otros territorios.

«El análisis geoespacial ayudó a comprender ciertas dinámicas de este rebrote. Por ejemplo, el examen de las rutas de movimiento, ya sea por transporte público o alternativo, arrojó que desde los municipios de Majagua, Venezuela y Baraguá que la población se mueve mucho hacia Ciego, y esos son los territorios más afectados.

«Sin embargo, esta no es la única cuestión. Al salir de la primera etapa de la pandemia, en junio, se contabilizaron a 514 000 pasajeros entre municipios. Esa cifra se multiplicó al mes siguiente hasta 1 641 200 personas. Agosto debió estar a ese nivel o por encima. Fueron saltos muy grandes. Cuando se recobre cierta normalidad esos números podrían repetirse, porque es la lógica de vida de la provincia.

«Entonces, ¿qué sucedería si no se hacen controles de foco en los límites de los municipios y no se exigen las medidas sanitarias a la hora de transportarse? La respuesta es obvia, y ese es un riesgo que no debemos volver a correr».

 

 

 

La movilidad de Ciego de Ávila antes, durante y después del primer brote de la COVID-19. Los números, incluso con la pandemia, fueron de observación. Pero si se tienen en cuenta los municipios ubicados al centro se verá que hay un corredor de alta movilidad, que coincide con la zona donde existe el mayor número de personas con enfermedades crónicas no transmisibles y, por lo tanto, muy vulnerables a la COVID-19.

La población en Ciego de Ávila menor de 18 años (mapa 1) y la de mayor de 60 (mapa 2), dos de los grupos de riesgos ante la COVID-19. Los municipios de Ciego de Ávila y Morón se reiteran con esos grupos poblacionales, al igual que Chambas, aunque este último ha mantenido el control de la pandemia desde su aparición. 

Nota: Todos los mapas fueron elaborados por el Equipo de Investigación de la COVID-19 en Ciego de Ávila.

Octubre y la cuerda floja del virus

Con su manto negro de angustias, septiembre dijo adiós en Ciego de Ávila con un aliento que todos quisieran olvidar: el de contar con 500 positivos y 15 fallecidos. ¿Octubre también será un mes negro en Ciego de Ávila? Esa es una pregunta que muchos se hacen. ¿Será así?

De entrada, los próximos días caminarán lentamente sobre una cuerda floja porque la herencia dejada durante las últimas semanas es fuerte. Se mantienen, por ejemplo, seis eventos de transmisión; entre ellos el más grande: el de la capital provincial, «encuarentenada» con más de 119 000 habitantes, algo inédito en su historia.

Permanece, además, una fuerte dispersión en las áreas de salud del municipio cabecera y cifras de atención en los de Majagua, Venezuela, Baraguá y Bolivia, ubicados entre los cinco municipios de mayor tasa de transmisión del país, según los últimos reportes del Minsap. Otro legado son los datos de nocaut anunciados recientemente: 40 positivos el 30 de septiembre y los 50 del 1ro. de octubre.

Sin embargo, si se observa con mayor detenimiento las cantidades de positivos, su composición y tendencias veremos que las acciones sanitarias están teniendo un efecto sobre la pandemia y que, de mantenerse, la provincia podría transitar durante el mes de octubre de una fase de mucha complejidad a una marcada por el control.

Específicamente, el Antonio Luaces Iraola, en la ciudad de Ciego de Ávila, muestra una disminución de contagios a partir de las medidas organizativas que se adoptaron; algo a tener en cuenta porque esa institución se había convertido en el epicentro de la pandemia, pues a mediados de septiembre sus casos equivalían a casi la mitad de los contagiados en la provincia y al 69 por ciento de los infectados en el municipio capital.

Durante la última quincena, en la mayor parte de la zona norte no han conocido de personas positivas —al menos en altas cantidades—, algo apreciable en Florencia, Chambas, Ciro Redondo y Primero de Enero. Y en el resto, excepto Ciego de Ávila, los números empiezan a mostrarse en cantidades bajas y distanciadas en el tiempo, tendencia que no era así semanas atrás.

Por últimos, las cifras de nocaut. Son dramáticas, pero tienen un detalle: de los 40 reportados el 30 de septiembre, la inmensa mayoría (35) no reportaban cadenas de infección. Similar ocurrió al día siguiente (37 sin contactos). Estos datos indican una importante cadena de transmisión cortada.

¿Se debe cantar victoria? No, la situación es muy difícil y pudiera complejizarse aún más en cuestión de horas ante la menor negligencia. En una región de tantos confirmados, deben existir muchos pacientes asintomáticos no detectados aún, como alertó el doctor Francisco Durán en una de sus últimas conferencias al referirse a Ciego de Ávila.

Por demás, las altas médicas, según los datos y gráficas expuestos por el Minsap, todavía no superan a los infectados. Y por las fechas de los últimos contagios, en octubre la población avileña deberá mantenerse bajo importantes restricciones.

Vista, entonces, en un mapa y sin obviar a Morón y Bolivia, la situación indica que el borde delantero de la lucha contra el SARS-CoV-2 en la provincia se concentra en la zona sur donde existen la mayor cantidad de eventos y reporte de infectados. Y, dentro de ellos, el territorio cabecera —con más de 300 casos y numerosas áreas en restricción— apunta a que, de no ocurrir un cambio negativo en otra área, la batalla avileña contra la COVID-19 se decide hoy en la capital provincial.

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