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Y los sueños echaron a andar (+ Fotos)

Como otra simbólica victoria contra sus limitaciones físico-motoras y los rigores de la pandemia que azota al mundo, 20 alumnos de grados terminales de la Escuela Especial Amistad Cuba-Vietnam recibieron sus certificados de graduación

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

SANTIAGO DE CUBA.— Y fue como el mejor final, que a la vez  es comienzo, de un cuento: Cumpliendo rigurosamente con las medidas sanitarias previstas para contener la COVID-19, la soleada plaza se pobló de latidos, sonrisas, certezas. Veinte alumnos de Preescolar, 6to y 9no grados, que es decir 20 historias, echaron a andar en pos de los sueños.

Como la mejor confirmación de la valía de su creación, la Escuela Especial Amistad Cuba-Vietnam, ubicada en el santiaguero poblado de Boniato, realizó el primer acto de graduación de sus 18 meses de existencia.

Entre sus confortables salones y cuidadas áreas, un centenar de niños y adolescentes de las provincias de Las Tunas, Granma, Holguín, Guantánamo y Santiago de Cuba se empinan sobre sus discapacidades físico motoras, acunados por el empeño de un amoroso colectivo que conoce como nadie la magia para transformar historias.

Los más pequeños graduados (tres santiagueros y un guantanamero que concluyen el preescolar) se apresuran para demostrarles a sus padres que a partir del 2 de noviembre estarán en Primer Grado, serán pioneros y participarán en muchas actividades.

Más seguros de sus pasos y de los logros que a fuerza de voluntad han alcanzado, lucen los ocho que concluyen el 6to. grado y en lo adelante se adentrarán en la aventura de la Secundaria Básica.

Felices, 20 alumnos de Preescolar, 6to y 9no grados de la escuela especial Amistad Cuba-Vietnam recibieron sus certificados de graduados en la plaza del centro. Foto: Oendis Vázquez Torreblanca

Pero, sin dudas, los más felices son los ocho alumnos que egresan del 9no. Grado, quienes exhiben cambios significativos en su rehabilitación y habilidades que les permitirán insertarse en diferentes centros politécnicos de la educación regular del Oriente cubano.

Todos tienen garantizada la continuidad de estudios, insiste el máster en Ciencias Idiovis Rodríguez Magdariaga, director del centro, quien ve en los egresados a una futura maestra de Primaria, y técnicos en Gestión del capital humano, en Informática, en Fabricación de azúcar…

Cuatro maestros de apoyo de la Escuela velarán en lo adelante por la calidad de la atención pedagógica que requieren estos estudiantes hasta su ingreso a la vida laboral. Cualquier obstáculo o dificultad motora pasa entonces a un segundo plano, porque los sueños han echado a andar.

Paso a paso, se gestan anhelos

Entre colchones y paralelas, cada paso de los que da un estudiante por 45 minutos tres veces a la semana es reto y peldaño. Cada movimiento acerca la promesa de una vida mejor, de independencia, validismo, conocimientos…

Desde ese reino de paciencia y constancia que es la sala de rehabilitación de esta escuela especial, la voluntad es adarga contra los efectos de parálisis cerebrales, artrogriposis, malformaciones congénitas de miembros u otros males. Puede que algún día escaseen las ganas de los educandos, o que alguna situación los deprima, pero ahí están los brazos firmes del equipo multidisciplinario y todas las condiciones materiales para alentarlos.

En este entorno entre verdes y montañas, se apuesta por la rehabilitación integral de los niños con discapacidades físico motoras del Oriente cubano. Foto: Odalis Riquenes

Desde allí son más nítidos los contornos de este humano proyecto, fruto de la sensibilidad del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, un centro inaugurado el 23 de abril de 2019 por el General de Ejército Raúl Castro y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Estos meses lejos de la escuela como consecuencia de la COVID-19 han tenido sus efectos en los resultados de algunos, refiere la doctora Elsa Caridad Fernández, pero tras la evaluación de cada caso y las adaptaciones del tratamiento, vuelven a avistarse progresos.

La rehabilitación, insiste la especialista, es un proceso paulatino, en el que, poquito a poquito, cada día cuenta.

Foto: Odalis Riquenes

Con ella coincide Ernamalyna Nelis Ducónger, quien por primera vez enfrenta la experiencia de atender a niños con discapacidades. «Este trabajo me ha obligado a estudiar, investigar, superarme. Aquí me encontré con patologías que no conocía, y la situación de cada niño es diferente: algunos pueden deambular, otros están en sillas de ruedas y por tanto llevan más ejercicios, más atención.

«A veces están medicados o deprimidos y uno tiene que buscar la forma de motivarlos, pues el tratamiento no es solo durante los 45 minutos dentro de la sala, sino que nos toca corregir la marcha también en el aula, el comedor, el parque… La mayor satisfacción es verlos crecer, ser independientes», confiesa con ojos húmedos.

La emoción de la rehabilitadora es sustentada por relatos que tocan el alma. Ahí está Antony: cuando llegó daba dos pasos y se caía porque no podía sostener su peso; hoy camina muy bien y se estira en pos de su anhelo de ser pintor.

Cristian padece una ataxia, enfermedad irreversible, y los movimientos involuntarios le impedían mantener el equilibro. A fuerza de empeño y ejercicios, se sostiene mejor en la actualidad, a pesar de los movimientos.

La pequeña Saralis llegó con cinco años en una silla de ruedas y hoy, aunque debe operarse y superar algunas cuestiones médicas, ya deambula y muestra su alegría.

Foto: Odalis Riquenes

Pedagogía y rehabilitación

La integración al proceso docente educativo de la rehabilitación, como elemento que apuesta al desarrollo de capacidades, singulariza el trabajo en escuelas como la Amistad Cuba-Vietnam, destacó su subdirectora docente, Yanelis Arias.

Aquellos que no presentan dificultades intelectuales reciben clases acordes con los mismos programas de la enseñanza general. A todos se les da el tratamiento que precisan de acuerdo a sus necesidades y potencialidades, nos explicaron Yohanna Blanch y Nancy Padilla, jefas del primer y segundo ciclo de primaria, respectivamente.

Pero más allá de lo académico o de la rehabilitación física, en la Amistad Cuba-Vietnam se les prepara para la vida.

«Intentamos superar la sobreprotección característica de muchas familias —explica Idiovis Rodriguez. director del centro— y ayudarlos a desarrollar habilidades adaptativas: les enseñamos a bañarse, peinarse, arreglar su cama, organizar su ropa, lavar prendas pequeñas, y también contribuimos a su socialización.

«Muchos apenas hablaban cuando llegaron, venían de lugares distantes donde eran atendidos por maestros ambulatorios y no interactuaban con otros niños; aquí se relacionan, juegan, conversan de distintos temas, se ayudan unos a otros, asisten a los talleres que tenemos en el centro, participan en actividades culturales y deportivas, en excursiones»…

De todo eso sabe Yudisleiny Alba Reyes, quien se acaba de graduar de 9no grado. Hace 18 meses ella y su hermanita Yanisleydis llegaron desde la barriada bayamesa La Teresa, con la reticencia de quien se aleja por primera vez de casa, pero estimuladas por sus padres a imponerse a la distrofia muscular que padecen y tanto las limitaba. 

La granmense Yudisleiny Alba Reyes egresa de 9no. grado para formarse como maestra primaria. Los maestros de  esta escuela fueron mi inspiración, dice. Foto: Oendis Vázquez Torreblanca

El tímido rostro de la jovencita se ilumina mientras cuenta que aquí tuvo un seguimiento desde la rehabilitación y, gracias al tratamiento, está caminando mejor.

Con la fe de quien ha comprobado la valía del esfuerzo, Yudisleiny regresa a su Bayamo natal para formarse como maestra primaria. «Los profesores de esta escuela me inspiraron para hacerme maestra; me gusta enseñar y aspiro a trabajar en una escuela como esta.»

En el futuro contará a sus alumnos que en las aulas y salones de la escuela especial Amistad Cuba Viet Nam no solo logró caminar mejor, sino que se ensancharon sus horizontes espirituales entre excursiones por la ciudad de Santiago y tardes de juegos electrónicos.

Les dirá, insiste, que en esta escuela creció.

En este entorno entre verdes y montañas, se apuesta por la rehabilitación integral de los niños con discapacidades físico motoras del Oriente cubano. Foto: Odalis Riquenes

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