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Tarea Ordenamiento: efervescencia y realidad (I)

Para una mejor comprensión de temas tan complejos como son los referidos a los precios, Juventud Rebelde ofrece a nuestros lectores comentarios y análisis del MSc. Silvio David Gutiérrez Pérez, director de Agroindustria del Ministerio de Finanzas y Precios

Autor:

Juventud Rebelde

El tema de los precios ha sido uno de los más debatidos por la opinión pública desde el anuncio e implementación de la Tarea Ordenamiento. Para contribuir a este debate con datos, argumentos y ejemplos, Juventud Rebelde ofrece a nuestros lectores comentarios y análisis del MSc. Silvio David Gutiérrez Pérez, director de Agroindustria del Ministerio de Finanzas y Precios.

Con una larga trayectoria en estos menesteres, sus materiales los publica cotidianamente en su muro de Facebook, desde un estilo sintético y didáctico, eludiendo tecnicismos y detalles para expertos, a fin de ayudar a los neófitos a una mejor comprensión de asuntos tan complejos como son los precios.

Precio y negocio

La palabra «negocio» no es de los términos que me gusta utilizar cuando me refiero a las relaciones de producción socialistas; me transmite cierto afán de egoísmo, pero no es ese el sentido que quiero comentar. El concepto es conocido y se entiende como una visión más integral de un proceso productivo, que quizá no tiene la magnitud de una empresa, pero tiene cierta independencia económica y operativa.

El precio es una expresión de gastos y utilidades más particular, que corresponde a un producto o servicio. No puede existir un negocio sin la utilización de los precios, pero lamentablemente en algunos comentarios que he escuchado en estos días de alta intensidad de la Tarea Ordenamiento, los precios o tarifas de algunos productos y servicios se interpretan aislados o independizados del proceso productivo o de servicios en que se encuentran, y que hemos denominado «negocio».

Con el impacto de la devaluación del peso cubano los costos se han incrementado en varias veces y la re-expresión en los precios no se manifiesta en la misma magnitud, incrementando o disminuyendo utilidades y provocando pérdidas en algunos casos. La actitud de algunos es disminuir el impacto del ordenamiento solicitando subsidios del presupuesto o hasta disminución de la tasa de cambio, y el camino no es ese.

Muchas ineficiencias o reservas productivas salen a flote cuando lo que producimos en Cuba se compara con lo similar que importamos o que exportan otros en el país. La nueva concepción tiene que ser diagnosticar las potencialidades que tiene el negocio, identificar subproductos que se pueden revalorizar, disminuir mermas, utilizar la fuerza de trabajo con más intensidad, buscar insumos más baratos, incrementar los productos de más utilidad, etc. En pocas palabras, pasar del análisis antes del precio al análisis después del negocio.

Los insumos agrícolas

He intercambiado opiniones con varios compañeros de trabajo sobre la apreciación de los productores con respecto a algunos precios, sobre todo de los insumos agrícolas, y cómo está creando percepciones que en algunos casos pueden llegar hasta predisponer de forma negativa para iniciar la campaña.

Solo para ilustrar comento una situación que conocí. Un productor de tabaco se quejaba ante un amigo de la manera inusitada en que se habían incrementado los precios de unos horcones que compró para construir una casa de tabaco.

Según él, no tenía fundamento que un árbol traído de las profundidades del bosque, que se deposite en un tanque con una sustancia conservante, que al cabo de un breve tiempo se extraiga y se pase por el aserrío, tenga ahora, sin otro gasto, el alto precio de 800 pesos la unidad. Señalaba que solo por poste la casa de tabaco le costaba 6 400 pesos que no recuperaba con la cosecha de tabaco.

El amigo le comentó que puede ser que los costos de este producto no justifiquen el precio, pero que él trabajaba en la Empresa Eléctrica y un poste similar a esos horcones los importaban por 50 dólares (USD) la unidad y, por tanto, si se exportaran desde Cuba no se venderían a la empresa exportadora por menos de ese precio expresado en pesos cubanos.

El amigo del productor no le comentó a este, además, que una casa de tabaco (eludiendo que no sea afectada por un ciclón) puede durar como mínimo 20 años, y por tanto, solo transfiere al producto 320 pesos anuales en el supuesto de que almacena en ella una tonelada de la hoja, que ahora tiene un precio de 150 000 pesos.

De otra manera: supongamos que este productor almacena en su casa de tabaco una tonelada de la hoja cada año durante las próximas dos décadas, entonces, a los precios actuales de la tonelada, el costo de los horcones solo le representaría el 0,2 por ciento de los ingresos que le puede permitir obtener esa casa de tabaco en 20 años.

En resumen, puede ser que haya algún caso que sea necesario rectificar, pero cuando se saca cuentas y se profundiza, la efervescencia que pueden aparentar los precios de los insumos agrícolas se desvanece ante la realidad de los ajustes necesarios a nuestra economía. No hay dudas, debemos sacar cuentas.

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