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Del laboratorio a los pastizales

En sus cinco décadas de existencia,el Centro de Investigaciones para el Mejoramiento Animal de la Ganadería Tropical siempre ha puesto la mirada y la confianza en las nuevas generaciones de científicos

Autor:

Liudmila Peña Herrera

Detrás de un microscopio, en el laboratorio de control de paternidad que él dirige, Marlon Rodríguez Abreu no alberga dudas sobre lo que ha sido definitorio en su destino: 

«A este centro le debo la experiencia que he adquirido como recién graduado, pues entré casi sin conocimientos prácticos desde la universidad y estoy en un mundo donde debo superarme constantemente. He participado también en cursos internacionales sobre genética molecular en la Universidad de La Habana y en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología», cuenta, quien, a sus 29 años, ya tiene elaborado el proyecto de tesis para su doctorado.

Su historia se ha enriquecido igualmente al pie de los corrales y los pastizales, donde late el sacrificio diario de los campesinos cubanos. Allí ha podido poner en práctica sus conocimientos y también su valor. Esto último lo dice y se le escapa una sonrisa, porque rememora la ocasión en la que, realizando extracciones de sangre a animales cerreros, debió correr a toda la velocidad cuando descubrió que los toros se habían soltado.

Más allá de aquella situación, el joven agradece la oportunidad de ese vínculo ciencia-base productiva en el cual la retroalimentación beneficia a ambas partes.

«Es un trabajo diario para aportar desde la parte genética de los sementales a la producción vacuna y lechera —explica—. Somos el eslabón que interviene en la eficiencia con que se hace el control técnico de los animales, desde el productor primario hasta la empresa».

Esta experiencia no es casual, pues en sus 50 años de existencia, el Centro de Investigaciones para el Mejoramiento Animal de la Ganadería Tropical (Cimagt), siempre ha puesto la mirada y la confianza en las nuevas generaciones.

Ilimitadas oportunidades para crecer

Cuando Zahilys López Abreu llegó al Cimagt, recién graduada de Técnico Medio en Veterinaria, no imaginó el impulso que tomaría su superación profesional, hasta graduarse de la Universidad y convertirse en médica veterinaria. Más de una década después, a sus 37 años, es especialista del laboratorio de tecnología del semen, donde lleva adelante «el diseño y desarrollo de diluyentes que le aporten al semen los nutrientes necesarios para mantener en óptimas condiciones su capacidad fecundante, con el fin de ser utilizado en la inseminación artificial, ya sea con semen fresco, refrigerado o congelado».

Lo que más le apasiona a Zahilys López es la inseminación artificial con la especie cunícola.

A su cargo están las evaluaciones espermáticas para animales de interés productivo, afectivo y algunas especies exóticas de los zoológicos. Pero lo que más le apasiona a Zahilys es la inseminación artificial con la especie cunícola (conejos).

«La aplicación de esta biotecnología permitirá introducir nuevos genes en los rebaños, hacer un mejor uso de los sementales y aumentar el progreso genético —asegura ella—. Desarrollamos las evaluaciones de la calidad seminal, con el objetivo de eliminar los no aptos para la reproducción, e incorporaremos a un programa de inseminación artificial a los que cumplan con los parámetros».

Zahilys también se encuentra inmersa en un programa doctoral de genética y reproducción, cuyo objetivo es la congelación del semen de estas especies para efectuar bancos de genofondos (fondos genéticos).

«Intentamos llevar esta tecnología, que en el país es en forma de pastilla, a la de pajuela. En conejos va a ser de gran importancia porque Cuba no cuenta con semen conservado de esta especie», explica la investigadora. 

La historia laboral de la licenciada en biología Neydi Hernández Zaldívar, de 32 años, no ha sido menos fructífera, pues en el centro hay oportunidades para el que sienta amor por la ciencia y esté dispuesto al sacrificio. 

La mayor meta de Neydi Hernández es terminar el doctorado, relacionado con la reproducción en ovinos y la suplementación mineral.

Actualmente se desempeña como jefa de un grupo de laboratorios donde se realizan estudios de bioquímica e inmunoanálisis y es matrícula de un doctorado en veterinaria. El futuro se transformó para ella cuando hace tres años llegó a la institución. Por eso es comprensible el brillo de sus ojos cuando habla sobre su trabajo.

«En este laboratorio se realizan análisis complementarios en sangre de varias especies domésticas, lo cual contribuye al diagnóstico de enfermedades relacionadas con problemas reproductivos. Esto se traduce en mayor producción de leche y carne», asevera ella. 

«Los productores acuden al centro preocupados por los problemas reproductivos de sus animales —explica Neydi—. Generalmente la base está en la nutrición, y cuando siguen nuestros consejos resuelven las dificultades y nos recomiendan a sus conocidos».

Su mayor meta es terminar el doctorado, relacionado con la reproducción en ovinos y la suplementación mineral. Ella confirma el protagonismo de los jóvenes en el Cimagt:

«Aquí nos alientan constantemente a la superación. Tenemos a nuestra disposición el conocimiento de los investigadores de mayor experiencia, quienes nos asesoran y ayudan a ser mejores. Siempre estamos buscando nuevas líneas para investigar y ayudar a la economía del país», asevera.

La formación del relevo es la clave

El director general del centro, el Doctor en Ciencias Ramón Denis García, considera una fortaleza el contar con fundadores trabajando aún en la institución, aunque está seguro de que la actividad investigativa y su componente fundamental recae, necesariamente, en el joven relevo.

«Por eso le hemos dedicado mucha atención a su formación, para que puedan seguir el ciclo de investigaciones —afirma el directivo—. Tenemos convenios de colaboración con las universidades y los politécnicos, gracias a los cuales los estudiantes vienen a hacer sus prácticas profesionales, realizan sus tesis, se vinculan con los proyectos de investigación y así garantizamos la reserva científica».

Denis García destaca la labor de los jóvenes en la introducción de los resultados en las bases productivas: «Van a las provincias y se ganan su prestigio entre los productores, al punto de que a veces nos piden con nombre y apellidos al especialista que quieren que les enviemos».

La continuidad de la tradición

El Cimagt está ubicado en el municipio habanero de Cotorro, y a lo largo de cinco décadas disímiles han sido los éxitos que le han nacido a esta institución, en la que confluyen ciencia e historia. Entre 1962 y 1963, hasta el sitio donde hoy está enclavado llegaron los primeros sementales bovinos importados, con el fin de impulsar la inseminación artificial en todo el país, entre los que estuvo el legendario toro Rosafé Signet.

El líder de la Revolución Cubana se mantendría al tanto de cada acción ejecutada en el centro que daría respuesta a las necesidades relacionadas con la fertilidad del ganado. Con ese fin se creó esta institución, en noviembre de 1970, y tal ha sido su impronta, que hoy no se puede contar la historia de la ganadería revolucionaria sin hablar de cada tecnología introducida, cada nacimiento y cada problema resuelto por los especialistas que han dejado allí la huella de su trabajo durante estos 50 años.

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