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Una isla en el lomerío

Víctor Manuel Berges Piñeiro tiene 24 años y es médico de un asentamiento intrincado en el macizo de Guamuhaya, en Cienfuegos

Autor:

Laura Brunet Portela

EL NARANJO, Cienfuegos.— Cuando el río El Naranjo abraza al pueblo homónimo, casi lo traga en sus aguas oscuras. Crece, rodea la comunidad, corta todo nexo con el resto de los asentamientos; y quedan allí los lugareños, en esa especie de isla que aquella masa de agua caprichosa suele formar.

En ese paraje verde, un joven médico cienfueguero vivió su segunda experiencia de tormenta con Elsa, tras el bautizo que representó Eta, en noviembre de 2020.

Por decisión propia, Víctor Manuel Berges Piñeiro subió a El Naranjo para conocer la «verdadera medicina familiar» durante sus años de servicio social, mientras se prepara como Médico General Integral.

Cuando hay peligro de quedar aislados, son pocos los pacientes que se mueven del terruño; apenas algunos pertenecientes a grupos vulnerables y las embarazadas, que van hacia San Blas y Cumanayagua. «Ninguno de los ancianos que viven solos están desamparados. Siempre hay un vecino que de manera solidaria los lleva a su casa», reconoció el galeno, nacido en el corazón de la Perla del Sur.

«Todos quedan del lado de acá del río», resume el muchacho de 24 años. Así, previo a cada tempestad, crece también una isla humana alrededor del corazón de El Naranjo.

Coronando una loma está el «hospitalito». Un local al que aluden con diminutivo de afecto por lo que representa para los pobladores. En realidad, es una instalación de Salud muy amplia, con salones, equipamiento y medicinas para atender cualquier emergencia.

Víctor Manuel y Damir cuidan de los más de 200 pobladores de El Naranjo

«No obstante, aunque mi hospital está aquí arriba, mi casa es allá abajo, de manera que cuando el río nos rebasa damos la atención en cualquiera de los dos lugares que permita el acceso. En ambos tenemos un stock para emergencias», expresa con la mano sobre el hombro de Damir Rodríguez Figueredo, santiaguero Licenciado en Enfermería, verticalizado en Cuidados Intensivos de Emergencia y Urgencia.

Berges Piñeiro recuerda de memoria cada una de las más de 200 personas que tiene a su cuidado, a quienes siente miembros de su entorno familiar. Enumera con la calma que le permite su gagueo, pero marca con seguridad cada rasgo distintivo de la salud de sus pacientes. «Aquí se hace la verdadera medicina familiar, en los lugares donde puedes conocer a fondo a cada persona», expresó.

Salta una interrogante apurada sobre la vacunación masiva en ese asentamiento, tocando el cielo, donde no se han presentado casos de coronavirus. Él responde apasionado por el suceso: «Tenemos todo dispuesto: el censo por grupos de edades y sexo, los locales, el personal que nos va a apoyar. ¡Más que listos para vacunarnos todos!», concluyó el joven galeno.

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