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Cienfuegos no olvida su 5 de Septiembre

La quietud de estas calles no refleja una urbe impávida. Una peregrinación de 17 meses también bulle. Suma manos y corazones amigos, hombres y mujeres forjados con toda humanidad, aunque los pesimistas solo vean las manchas en esta Perla sureña, que también tiene tanta luz

Autor:

Laura Brunet Portela

Cienfuegos.— Por segunda vez esta ciudad recuerda desierta y silenciosa su gesta del 5 de septiembre de 1957. Desde 2020 quedarse en casa se volvió el mejor homenaje a los héroes y mártires del levantamiento popular armado.

Las escaramuzas del antiguo Distrito Naval, tomado entonces por los marinos cubanos, volvieron a romper la madrugada, y en las puertas y ventanas de edificios, en los dibujos de los niños, en las salas médicas, vacunatorios y hospitales, ondean las banderas que demuestran que esta ciudad no olvida.

Pero la quietud de sus calles no refleja una urbe impávida. Una peregrinación de 17 meses también bulle. Suma manos y corazones amigos, hombres y mujeres forjados con toda humanidad, aunque los pesimistas solo vean las manchas en esta Perla sureña, que también tiene tanta luz.

Tal como ocurrió aquel noveno mes de 1957, cuando artemiseños, santaclareños, matanceros, habaneros y espirituanos se unieron a los residentes de esta tierra para enfrentar la tiranía de Fulgencio Batista, hoy héroes de todos los puntos cardinales del archipiélago
cubano se desvelan por la salud de esta población, con el mismo espíritu solidario de hace 64 años.

Para las casi octogenarias federadas que históricamente han liderado la caminata de cerca de cuatro kilómetros hasta el cementerio Tomás Acea, este domingo no hay dolores ni añoranzas, porque saben a salvo, en las generaciones nacidas de su vientre y de su estirpe, las conquistas que pretendían aquella madrugada de septiembre.

En el muelle que honra a la niña de 12 años Olimpia Medina Arruebarruena —una de las víctimas civiles de aquellos días, baleada en la seguridad de su hogar en la barriada de San Lázaro—, una embarcación bombea vida sin reposo, mucha más vida de la que cegaron la metralla y las torturas en escenarios de la ciudad aledaños a este atracadero.

Se trata de un navío equipado para proveer de aire comprimido enriquecido con oxígeno a inmersionistas, que por estos días se sumerge en misión humanitaria en los pulmones de Cienfuegos.

Este septiembre la juventud al centro-sur de Cuba ratifica que no hay estereotipos sobre su protagonismo social, que no son una generación dormida o inerte, viendo a su tierra sufrir con los brazos cruzados. Les ha tocado escribir su historia con toda la intensidad que deseaban y en un reto sin precedentes, ante un enemigo invisible y mortal, con la sabiduría de sus cortos años, y la perseverancia que les llega por genética y herencia cultural.

Este 5 de septiembre será también para llevar a los libros, pues miles de niños y adolescentes inician en Cienfuegos, con un pinchazo «soberano», su propia contienda contra la más cruel pandemia que ha vivido el país, una campaña que es posible, también, gracias a aquella alborada de impresionante civismo.

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