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Documentalista asegura que la Televisión Serrana fue su salvación

Para contar al mundo cuenta tu aldea, es el principio que ha guiado a Rigoberto Jiménez, quien vive el orgullo de ser fundador de la Tv serrana

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Foto: Kenia Díaz Puede que usted nunca haya visto materiales de excelente factura como El cariño más poderoso y Como una gota de agua, de Daniel Diez; Tocar la alegría, de Marcos Bedoya; La chivichana y Freddy o el sueño de Noel, de Waldo Ramírez, o Al compás del pilón, de Carlos Rodríguez, pero si ha tenido la suerte de estar entre los elegidos, entonces coincidirá conmigo en que es imposible apreciar estos documentales de Televisión Serrana (TS) y quedar indiferente con estos o con muchos otros al estilo de Las cuatro hermanas, Los ecos y la niebla, La mentira más grande y Como aves del monte, realizados por mi entrevistado, Rigoberto Jiménez Hernández, uno de los fundadores de este interesante proyecto cultural y comunitario, que ocupa un lugar de privilegio en la cultura cubana.

Han transcurrido ya 13 años de que unos cuantos soñadores decidieran nuclearse alrededor de Daniel Diez, para dejar grabada en imágenes la vida de los pobladores de San Pablo de Yao y sus alrededores, en la Sierra Maestra. Sin embargo, aún muchos piensan que la Televisión Serrana es un telecentro, responsable solo de algunos documentales distinguidos en festivales como el Nacional de Telecentros, el Caracol de la UNEAC, el Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el Cine Pobre de Gibara o los de video indígena que se realizan en Latinoamérica...

«La gente todavía pregunta si nuestra señal se queda en la Sierra, y nosotros no salimos al aire. La denominación de telecentro está dada porque pertenecemos a la Televisión, pero somos más bien un centro productor de documentales, hechos con y para los campesinos. Y es que algunos de nuestros camarógrafos, sonidistas, editores y realizadores son de nuestras comunidades.

«Para un joven que viva aquí no es fácil acceder al ISA, aunque tenga interés y talento. No pocos abandonan la escuela en noveno o duodécimo grado, pero muchos responden a nuestra convocatoria. En nuestro Centro de Estudios para la Comunicación Comunitaria los dotamos de herramientas. Y nos ha dado resultado.

«También invitamos a los habitantes de las distintas zonas de la Sierra Maestra y de la provincia de Granma, porque hay personas de la ciudad interesadas en unírsenos. Y los aceptamos si tienen talento y son, sobre todo, buenos seres humanos, sine qua non en Televisión Serrana, donde hay, inevitable y felizmente, que convivir en armonía para poder crear», enfatiza Rigoberto, quien está a cargo del Grupo de Creación y del Centro de Estudios para la Comunicación Comunitaria, sin que por ello su quehacer como realizador se vea disminuido. De hecho, ahora filma un documental sobre unos practicantes de vudú en Palma Soriano, que a su vez integran el colectivo artístico Proyecto en Negro.

Fotograma del documental Los ecos y la niebla, realizado por Rigoberto Jiménez. «El concepto con el cual Daniel Diez empezó a trabajar aquí fue el de los Grupos de Creación del ICAIC, explica Jiménez. Nuestra labor es colectiva, todo se discute desde que surge la idea hasta que termina el documental. La manera de salir al aire que tenemos es mediante la distribución directa de esos materiales en las comunidades, lo cual se lleva a cabo a pie, en mulo o en carro, cuando existe esa posibilidad. Antes había que cargar con equipos de video, televisores, plantas eléctricas, pero ahora hay muchas facilidades: están los paneles solares, las salas de video, las escuelas... Así que te pones el casete debajo del brazo y lo haces. Y esto nos permite relacionarnos mejor con las personas, encontrar los temas, que son universales: el trabajo, los jóvenes, la soledad, la familia... Alguien dijo algo así como: Para contar al mundo cuenta tu aldea. Y ese principio es inviolable».

Hablar de Televisión Serrana es también hablar de trabajo comunitario, que no se circunscribe a mostrar en sus documentales los sueños, alegrías, tristezas o frustraciones de los campesinos, que se vean reflejados en la pantalla.

—Me cuesta creer que estudiaras licenciatura en Letras...

—Sí, es muy raro. En verdad, no comencé en la Universidad de Oriente estudiando eso, sino Ingeniería pecuaria. No tenía mucho que ver con eso, pero ya sabes que entrar en la educación superior era importante. A los dos años di un vuelco a mi vida y sin ningún dolor volví a comenzar por el primer año, hasta que me gradué en Santiago de Cuba.

Fotogramas de los documentales Diferente como todo el mundo (arriba) y Gallego (abajo) «Soy de Buey Arriba, un municipio montañoso. Mis padres son de origen campesino y casi estudiaron el sexto grado a la par conmigo. No hay tradición de tipo intelectual en mi familia. ¿Cómo me interesé por las letras? Pues un buen día empecé a leer y me percaté de que por ahí podía encontrar un camino. Fue difícil, porque no es una carrera común en estos lugares. Simplemente era el deseo, porque ¿qué podía hacer yo aquí como graduado de letras?

«Aunque en Televisión Serrana no podía trabajar directamente como licenciado en Letras o filólogo, esta carrera me dio suficiente background cultural como para poder enfrentar mejor esa nueva experiencia. Le doy gracias a TS pues me permitió realizarme profesionalmente donde vivo, de lo contrario no sé qué hubiera hecho... Televisión Serrana fue mi salvación. Y a eso le doy una connotación de mucha suerte. Al cabo de 13 años siento que he aprovechado al máximo ese tiempo».

—¿Y cómo tuvo lugar tu inserción dentro del proyecto?

—TS apareció justo cuando culminé mis estudios, que por demás era un momento muy, muy difícil. Terminé mi carrera en 1992, en pleno período especial, cuando graduarse de Letras no significaba mucho. Viviendo además en un lugar de campo no tenía muchas posibilidades. Había pensado en el cine y en la televisión, pero era un sueño muy lejano. Un día, al regresar de la Universidad, mi padre me comentó que se iba a crear un proyecto de televisión, auspiciado por la UNESCO. Aquello me pareció lo más raro del mundo, comencé a averiguar, me puse en contacto con la gente que estaba haciendo las pruebas, me presenté y aprobé. Después fui a adiestrarme a la Facultad del ISA de Holguín, y finalmente regresé a la Sierra.

—¿Y en qué momento te convertiste en documentalista?

—A decir verdad, nunca pensé ser realizador, pero me fui involucrando poco a poco y... Claro, no hubiera sido capaz sin la preparación que tuve en Tele Cristal, en el ISA, sin las enseñanzas de Daniel Diez, quien nos brindó toda la experiencia como parte del movimiento de documentales cuando se fundó el ICAIC, así como del Noticiero Latinoamericano de Santiago Álvarez. El documental me enseñó a conocer mi misma realidad, a mirarla con otros ojos, a hallar esos personajes anónimos para los medios y el cine. Ahora te puedo decir que me gusta ser documentalista, aunque no descarto la posibilidad de hacer ficción. Incluso estoy en ese camino. Ya tenemos el guión y estamos detrás del presupuesto mínimo que nos permita contar una historia a partir de mi documental Las cuatro hermanas.

—Televisión Serrana ha tenido muchos premios, sin embargo, sus materiales no están muy presentes en la televisión nacional...

—Creo que el primer problema es que la Televisión Cubana no cuenta con un programa dedicado al documental, el cual en ocasiones se presenta como tal y no lo es. A veces se presenta una información periodística con varias entrevistas y secuencias de imágenes, o un reportaje largo, y se le pone esa etiqueta. De más está decirte que existe un gran interés por nuestra parte de que se conozca lo que hacemos, que se divulgue esa realidad y la obra de los realizadores de la Sierra, pero tristemente no siempre sucede. Puede pasar también que se tomen nuestros materiales para llenar «huecos», y eso nos disgusta, pues tu obra se exhibe sin créditos o se corta a la mitad.

«Con el surgimiento del Canal Educativo 2 hemos tenido más divulgación, al tiempo que los telecentros nos piden nuestras propuestas. Sería muy bueno que se le diera el valor que verdaderamente tiene el documental que en nuestro caso —siendo la mayor productora del país— se realiza a partir de un presupuesto anual, el cual hay que distribuir para las distintos proyectos, mientras que en la televisión nacional se le otorga un presupuesto a cada obra, aunque los mecanismos para utilizarlo son bien engorrosos. Nosotros producimos todo el año, algunos son documentales más grandes y otros más pequeños, pero algunos tienen repercusión. Hoy se habla de Televisión Serrana y alguien dice: “Ah, pues vi La chivichana o Las cuatro hermanas”. Y eso nos satisface mucho».

—Ese mismo reconocimiento ha provocado que algunos tomen otros caminos...

—Eso sucede en todas las instituciones culturales. Las personas crecen profesionalmente y quieren ampliar sus horizontes. No todos los que comenzamos éramos de la Sierra, y algunos han asumido otras responsabilidades como Daniel Diez, quien es vicepresidente del ICRT; Waldo Ramírez que dirige el Canal Educativo 2, y su esposa, una de nuestras editoras... Otros se han casado y unos pocos cumplen misiones. Nosotros hemos dejado de formar el relevo. Este ha sido un proceso paulatino a través de los talleres que ofrecemos, pero sin desesperación, porque no estamos con el agua al cuello.

«Cuando inició Televisión Serrana todos estábamos en las mismas condiciones y fuimos aprendiendo juntos. Duele que algunos se vayan, pero como compensación se incorporan otros. Esa es la ley de la vida. Si un día me toca a mí, pues la continuidad se mantendrá porque el proyecto está pensado de ese modo. Los objetivos están definidos así desde el principio. Estemos nosotros o no, Televisión Serrana seguirá adelante».

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