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Una siembra que va a germinar

Cien horas con Fidel es la obra más vendida en la Feria del Libro 2007 en Cuba. A propósito del tema ofrecemos una entrevista a Ignacio Ramonet, autor del título

Autor:

Hernando Calvo Ospina

Foto: Angelito Baldrich Además de ser director del mensual francés de referencia, Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet es una de las personalidades más prestigiosas de la intelectualidad progresista en el mundo. Hace menos de un año salió en España la primera edición del libro Fidel Castro. Biografía a dos voces, donde Ramonet entrevista largamente y sin cortapisas al principal dirigente de la Revolución Cubana. Además de venderse masivamente en Cuba, ya se preparan las traducciones en varios países. Esta entrevista tuvo lugar a escasas tres semanas de ser publicado en Francia.

—Ignacio Ramonet, yo repito la pregunta que quizá ya le han hecho muchas veces: ¿qué objetivos le llevaron a realizar estos extensos diálogos con Fidel Castro, los cuales caminan en forma de libro desde el año pasado?

—El objetivo central de estas conversaciones con Fidel Castro era darle la palabra. Porque si bien es mencionado muy regularmente en los medios de prensa del mundo, casi siempre ha sido para atacarlo, sin posibilidad de que presente sus argumentos, sus versiones.

«Fidel Castro es uno de los pocos hombres que conocen la gloria de entrar vivos en la historia y la leyenda universal. Es el último “monstruo sagrado” de la política internacional. Se puede pensar lo que se quiera de él, pero objetivamente es uno de esos personajes que se lanzó a la acción política tras un ideal de justicia, con la esperanza de realizar cambios en un mundo lleno de desigualdades y discriminaciones.

«Bajo su dirección los habitantes de esa pequeña Isla han resistido a las agresiones y presiones de todo tipo que Estados Unidos ha llevado a lo largo de la Revolución. Con su guía ese pueblo ha desarrollado una política de gran potencia en el ámbito mundial, al dar ejemplo por los niveles de educación, cultura, salud y de solidaridad internacional. En esto, increíblemente, supera a naciones como Francia y Estados Unidos.

«Fidel Castro está en la historia y pasará a la historia. Yo he dicho que es el latinoamericano más universal desde Simón Bolívar.

«Entonces me parecía que faltaba un libro donde se hiciera una síntesis de su obra, de su pensamiento y de su vida, pues ni él se había ocupado, ni en Cuba se había pensado. Para mí era un objetivo político y periodístico».

—Me ha parecido que los medios informativos que mencionan al libro lo hacen con menosprecio. Mientras que otros lo ignoran, como es el caso en Francia. ¿Por qué?

—A pesar de que la mayoría de los periodistas lo tratan duramente y lo tergiversan regularmente, todos han soñado con entrevistar a Fidel Castro. Ya estarían felices con tan solo estrechar su mano. Claro, esto no lo van a reconocer públicamente. Muchos colegas «vedette» en el mundo, que se han considerado con el «derecho» de entrevistar a Fidel Castro, que llevan años esperando una entrevista, sienten que les he robado. Y claro, ahora tratan de desacreditar este trabajo diciendo que no tiene objetividad porque Ignacio Ramonet es amigo de Fidel Castro.

«La mayoría de los grandes medios informativos han sido muy hábiles, porque la mejor manera de atacar un libro es no atacándolo. Si lo atacan, alertan a algunos lectores. Yo sabía que iba a ser boicoteado, particularmente en Francia. Y esa intuición me aumentó cuando Fidel reapareció a fines de enero muy restablecido, porque esperaban su muerte. Esto como que los defraudó a tal punto que han querido cobrárselo al libro.

«Pero tampoco puedes olvidar que en Le Monde Diplomatique siempre hemos criticado duramente a los medios y sus relaciones con el poder económico, estatal y político. Yo he publicado varios libros sobre el tema. Por tanto a mí no me pueden ver como un amigo. Entonces ha sido la ocasión para tomarse la revancha degradando a ese libro. Esto demuestra el poco profesionalismo que vive el periodismo.

«Los detractores de Fidel Castro, si en verdad son estudiosos y honestos, podrán comprobar que él no ha mentido en sus respuestas, que expone argumentos serios e importantes a tener en cuenta. Y creo que esto es lo que muchos grandes medios no soportan. Es decir, que en el libro se hayan abordado francamente todos los temas típicos de los que se acusa a Fidel Castro y a la Revolución Cubana. Se pensó que yo haría algo complaciente.

«Pero para realizar ese trabajo con profesionalidad tomé distancia de mi entrevistado. Y nunca iba a utilizar la concepción deshonesta practicada muy regularmente por muchos medios de prensa en el mundo, que manipulan y tergiversan las palabras del entrevistado cuando no es de su agrado político. Se le acuchilla por la espalda con el pretexto de que el periodista es libre de decidir lo que publica, y en eso basan la libertad de expresión. De manera bastante canalla se esconden declaraciones importantes, o se sacan del contexto».

—Pero estos medios e intelectuales que tienden a atacar o desconocer la obra por ser presuntamente «parcial», están ligados a las esferas del poder político y económico.

«Un joven va a leer ese libro y le va a dar ideas, inspiración, para construir su vida al servicio de los suyos». Foto: Calixto N. Llanes

—Hoy existen muy pocos intelectuales serios, de respeto, en Francia. Los intelectuales de más renombre, los más mediáticos, se fueron en un 80 por ciento con el candidato a la presidencia Nicolás Sarkozy, que representa la derecha más dura, más neoliberal, más pro estadounidense, más pro israelí. Esto dice mucho de esos intelectuales.

«También debemos de tener en cuenta que los grandes medios de prensa en Francia —cuya propaganda volvió “intelectuales” a muchos pro-Sarkozy— pertenecen a poderosos grupos económicos, incluidos sectores del armamento. Lógicamente estos medios informativos no podrán decir cosas positivas sobre los proyectos políticos que se desarrollan en Cuba, Venezuela, Bolivia, etc. Ellos defienden la mundialización, esa que significa la prioridad del mercado sobre el Estado.

«En una gran cantidad de temas políticos importantes para la ciudadanía, hace años se estableció como norma lo que yo llamo “la censura del consenso”. O sea, una vez que se establece un consenso, funciona como una censura. La idea de hoy es que ni Cuba es buena, ni Fidel, ni Chávez, ni Venezuela. Si vas en contra de eso, si remas a contracorriente, apareces como alguien extraño, te acusan de todo: comprado, vendido, de ser espía. Y por consiguiente ninguno te acepta.

«El esfuerzo para establecer la verdad es de tal magnitud que mejor no se hace. Lo mejor, lo más cómodo, es aceptar la repetición antes que lanzarse en una demostración. Hoy existe ese espíritu “goebbelsiano” (del jefe de la propaganda nazi, Joseph Goebbels) de aceptar que la repetición funciona como una demostración. No vale la pena verificar la versión única y unilateral de los hechos, que algunos presentan como resultado de “revelaciones”, de “investigaciones”. Esto es una miseria del periodismo. Y es más miseria cuando se repiten desde hace lustros las mismas versiones de la gran prensa y de la derecha estadounidense».

—Ignacio, esta obra, que es como un hijo compartido entre usted y Fidel Castro, ¿qué camino puede tomar en este mundo hostil, agresivo? ¿Qué le deseas?

—Estoy convencido, tal como está, que tendrá prolongaciones. ¿De qué manera? Mañana o pasado, en un lugar de África, de Asia o de América Latina, un joven va a leer ese libro y le va a dar ideas, inspiración, para construir su vida al servicio de los suyos. Ese libro es una siembra. Estoy convencido de que ese pensamiento tan honesto de Fidel Castro a lo largo de las páginas, de acuerdo con una serie de planteamientos éticos y proyectos políticos, va a germinar donde menos se espera, ni lo pensamos.

«El objetivo de ese libro no son los medios de prensa. Son los espíritus de muchos jóvenes descontentos por la injusticia, la desigualdad y los abusos que viven en Francia, en Estados Unidos, en México, en casi todo el mundo. Ahí van a encontrar un proyecto de transformación de la sociedad, porque está lleno de convicciones. Esa es mi esperanza. Si tiene un porvenir, esta ahí. Porque lo que se necesita es tener convicciones que vayan en el sentido de transformar el mundo en beneficio de todos aquellos que están humillados, marginados y oprimidos. Porque en el libro existe una fuerza que se impone por las convicciones de Fidel Castro».

Periodista y escritor colombiano, residente en París.

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