Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Propuestas de títulos para niños en Feria Internacional del Libro Cuba 2008

Entre variadas opciones destacan Cuentos de Guane, Cantos para un mayito y una paloma y Paca Chacón y la educación moderna

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Entre clásicos y nuevos títulos, los niños y niñas cubanos siempre tienen las de ganar en las ediciones de la Feria Internacional del Libro. Y esta, la 17, seguirá reforzando esa posibilidad. Aunque habrá variedad en las propuestas, de modo que la familia tendrá mucho donde escoger, les propongo a los lectores más pequeños tres libros que no deben faltar en ninguna biblioteca hogareña: Cuentos de Guane, de Nersys Felipe; Cantos para un mayito y una paloma, de Excilia Saldaña; y Paca Chacón y la educación moderna, de Rubén Rodríguez; los dos primeros con varias ediciones, mientras que el último es la continuación de la saga de Garabulla, que comenzó con El garrancho de Garabulla.

Ya en el 2006, Cuentos de Guane (Premio Casa de las Américas, 1975) se había convertido en la creación literaria firmada por la pinareña Nersys Felipe con mayor cantidad de reimpresiones, y la razón está en que esta es, sin duda, una obra maestra, muy ligada a la vida afectiva de la autora (al igual que Román Elé y Maisa), quien se dio el gustazo de rememorar su infancia vinculada a Guane, «la tierra de mi madre y de mis mejores recuerdos» y plasmarla con elegancia y lucidez en este volumen lleno de ternura y amor, el cual resalta, de principio a fin, valores morales esenciales para todo ser humano.

Si en su tiempo Cuentos... hizo historia por haber sido pionero dentro de su género, al ser el primero en referirse con naturalidad, sin complicar demasiado las cosas, a la muerte, este libro ha soportado el paso de los años por otras razones que van más allá del tratamiento de un suceso que, a pesar de ser muy común, no deja de ser «arriesgado».

Y es que en este título, publicado ahora por la Editorial Pueblo y Educación, la Felipe se centra en la familia, ese espacio donde se desarrolla el niño, y que está conformado por un grupo de personas que convive y trata de amarse, ayudarse, respetarse y comprenderse; algo que nunca dejará de ser esencial. Si el niño aprende a vivir en familia, a valorarla, entonces su existencia será más provechosa y feliz, y este es un mensaje que la autora trata desde la sensibilidad, evitando meter sus cuentos en camisa de fuerza, y resaltando la calidad humana de unos personajes llenos de hondura psicológica y convincentemente descritos.

Por su parte, Cantos para un mayito y una paloma, de la ya desaparecida poetisa, cuentista, ensayista y editora Excilia Saldaña (1946-1999), se halla entre casi una veintena de obras que dejó al morir, y donde destacan títulos como La noche (Premio Especial La Rosa Blanca), Enlloró (mención en el Premio Casa de las Américas, 1967) y el que nos ocupa, Premio Ismaelillo de la UNEAC en 1979.

Muchos son los valores que encierra Cantos para un mayito y una paloma, un libro que aunque está dirigido a los niños es apto para todas las edades. En él, Saldaña acude a casi todas las formas de versificar posibles, poniendo de relieve su absoluto dominio de los recursos poéticos (incluso de las antiguas formas de la métrica tradicional hispana). Aquí la autora de Kele-Kele y Jícara de miel refuerza nuestra identidad cultural y ahonda en la nacionalidad cubana por medio de canciones de cuna, pregones, adivinanzas y del rescate de patakines y mitos del folclor afrocubano (El dueño de los caminos, Osaín de un pie; Osará, el viento).

El exquisito Cantos para un mayito..., que sale ahora gracias al empeño de la Editorial Gente Nueva, es un poemario que atrapa desde el momento en que Excilia introduce un personaje como la Sorda Tejedora del Río, que es la encargada de unir al resto de los personajes y situaciones de esta historia que habla de amor, de desamor (Jilguero, Zéjel de la soledad...), de nuestros héroes (Ovillejo de Maceo, Martí), de amor a la patria («Contando y contando un día me contó que su mayor tristeza, su pena mayor, fue llorar la bandera cuando el yanqui la ultrajó»)... Cantos para un mayito..., magníficamente ilustrado por Fabián Muñoz Díaz, es de esos volúmenes en que los más jóvenes lectores no se cansarán de descubrir.

Ubicado en la Cuba de hoy se desarrolla el simpático y atrevido Paca Chacón y la educación moderna (Editorial Oriente). Y es que el desenfadado periodista y escritor holguinero Rubén Rodríguez —multipremiado este año que acaba de concluir— hace alarde de un finísimo y cubanísimo humor, al tiempo que maneja cuestiones serias que invitan a la necesaria reflexión en esta nueva propuesta que intenta apartarse de lo establecido en la literatura para niños y jóvenes.

En Paca Chacón y la educación moderna, escrito desde la sensibilidad y sinceridad, aparecen personajes tan creíbles y pintorescos como la que da nombre a este libro: una experta plagiadora (en la primera parte Panchita Catá se había apoderado de la novela El garrancho de Garabulla, de Ernesto, «joven escritor desconocido del campo», que tenía para revisar), quien engañó a la maestra multígrado Esperanza para sustituirla, que agrede una y otra vez a Érika, la pequeña protagonista y a sus compañeritos de aula —los califica de brutos, les quita la merienda y mancha expedientes (literalmente) sin ningún pudor— y trata por todos los medios de hacer añicos lo correcto para implantar la represión y el disparate.

Quien cuenta la historia, la mismísima Érika con sus dos muñecas —una del campo y otra de la ciudad—, es un goce: intranquila, cuestionadora, dulce, rebelde, desobediente cuando le quieren imponer algo que en verdad no entiende, con una madre llamada Maritza que apenas la escucha, que como lucía sayas cortas, blusas ajustadas y le encantaba salir, estuvo en una «granja donde había trabajado recogiendo tomates y rabanitos» y Érika no sabía por qué le costaba tanto hablar del tema; y un padrastro (Ernesto), una abuela Delia (fanática de las radionovelas) y un abuelo decimista, preocupados, comprensivos, amorosos, pendientes de sus inquietudes y necesidades.

Rubén comunica y se comunica ¡y de qué manera!, y siempre con la verdad moviendo sus dedos sobre el teclado. No inventa un mundo de fantasía, sino que enfrenta al lector a una original historia que posiblemente le sea muy cercana. No dibuja Rodríguez una sociedad perfecta, pero tampoco renuncia al bien triunfando sobre el mal, aunque este no sea muy fácil de derrumbar.

Tanto El maravilloso viaje del mundo alrededor de Leidi Jámilton, que saldrá también por Ediciones Loynaz para la venidera FIL, como Paca Chacón y la educación moderna, evidencian que es muy fértil la imaginación de Rubén Rodríguez, todo un experto en concebir diálogos originales y coherentes y en mantener el ritmo siempre arriba, de modo que cuando uno termina de leer, por ejemplo este último libro, se queda con el sabor dulce y salado, pero a la vez delicioso de la mermelada de guayaba con queso que, no podía ser de otro modo, le da alergia a Paca Chacón.

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