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Gloria a un dios del metal en Cuba

La insigne agrupación roquera Zeus cumplió 20 años y sus músicos continúan con la agresividad e intensidad de antaño    

Autor:

Juventud Rebelde

Veinte años acaba de cumplir de fundada Zeus, una de las bandas que mayor influencia ha ejercido en disímiles grupos cultores del rock en la Isla Parece que fue ayer y ya han transcurrido 20 años de la fundación del grupo Zeus en la capital cubana. Recuerdo aquellos meses de 1988 con especial cariño, entre otras cosas porque también fue el instante en que nació en Juventud Rebelde mi columna Los que soñamos por la oreja, que tantas buenas amistades me ha deparado. Por aquello de que en la unión está la fuerza, en esa etapa —enero de 1988—, las bandas de rock radicadas en Ciudad de La Habana y que no pertenecían a ninguna dependencia del Ministerio de Cultura intentaron agruparse para canalizar sus intereses comunes ante los organismos del Estado. Surgió así la Asociación de Músicos Aficionados al Rock (AMAR) que, aunque nunca consiguió ser oficializada, llegó a reunir en sus filas a alrededor de 25 grupos, la mayoría de los cuales componía sus propios temas en español.

De toda aquella movida rockera de 1988, apenas hoy continúan en nuestra escena unas pocas agrupaciones. Una de ellas es Zeus, que el pasado mes de abril celebró su vigésimo cumpleaños con un gran concierto en la Tribuna Antiimperialista José Martí. No digo nada nuevo al afirmar que esta ha sido, sin discusión alguna, una de las bandas que mayor influencia ha ejercido en disímiles grupos cultores del rock entre nosotros, durante los últimos cuatro lustros.

Evocar el lejano 1988 (¡ufffff, me estoy poniendo viejo!), me hace pensar de inmediato en María Gatorno, ejemplo de lo que debe ser, en la práctica, un promotor cultural (por encima de cualquier desacierto que como ser humano haya podido tener en su desempeño) y que en una etapa fuera algo así como la madrina de Zeus, al brindarle los locales de la instalación que ella fundase, el mítico Patio de María, para que la agrupación tuviese allí su lugar de ensayo y suerte de cuartel general, mantenido hasta la actualidad, lo único que desde hace algún tiempo sin la presencia de nuestra querida y siempre recordada María.

Ahora, mientras redacto estas líneas, por mi memoria sonora pasan de manera rauda temas de antaño y que ya no aparecen en el repertorio de la banda, pero que en su momento fueron verdaderos caballos de batalla. Son los casos de piezas como Tankera, que era interpretada en alemán; otra que cantaban en ruso o aquella que me parece se nombraba El equivocado. Igualmente tengo la impresión de estar escuchando de nuevo en alguno de aquellos conciertos de fines de los 80, en el Patio de María, cortes como Versus VIH, La silla eléctrica, La guerra de los siglos, Mi ilusión, Sueño para Zeus, Hermano, Señor trueno y poder, estos cuatro últimos, de un tiempo a acá retomados en recientes presentaciones, quizá para satisfacer en algo las nostalgias de los miembros de mayor antigüedad en la agrupación y la de los pocos seguidores que, entre su actual fanaticada de veinteañeros, vamos quedando del instante fundacional del colectivo.

Hacer un recuento de la historia de Zeus me obliga a mencionar una serie de nombres de músicos que pasaron en una u otra etapa por las filas del ensamble. Por supuesto que el primero al que hay que aludir es al baterista Aramís Hernández, quien por casi 15 años fuera el director del grupo y a quien se le deben temas como El renacer de los muertos. Él fue, durante su permanencia en la nómina del equipo, el alma y guía para que la nave avanzara a puerto seguro. Otros nombres imposibles de soslayar son Jorge Gámez (El Yoyo), ideólogo en buena medida de que la banda en determinado instante se moviese del thrash hacia el power metal; Luis Alberto (El Luiso), uno de los responsables principales del trenzado de guitarras distorsionadas, de ritmos pétreos y concisos; Eduardo Mena, Pável Hawlik, Iván Leyva, El Chino, Virgilio «El Villy», Amed Medina y tantos otros que harían muy larga la relación.

En el actual repertorio de la banda, donde persiste una tríada de lujo en las figuras de Dionisio Arce, Iván Vera y Hansel Arrocha, se destacan temas como Tierra de la Cruz y Sangre Real, pero el grueso de lo que interpretan ha sido compuesto en el pasado. Felizmente, en su 20 cumpleaños, estos ya cuarentones continúan con la vigencia, agresividad e intensidad de antaño. ¡Enhorabuena!

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