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Concierto de Alejandro Valdés hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes

El recital concentrará algunos títulos «preferidos» —La chica de Ipanema, Samba del desafinado, Drume negrita y una versión de El golpe, tema de la película homónima protagonizada por Robert Redford

Autor:

Juventud Rebelde

El Museo Nacional de Bellas Artes es, sin dudas, la Meca de lo mejor del arte cubano en el sentido de que en ese espacio se atesoran los istmos más representativos de las artes plásticas cubanas de hoy y de ayer. Pero también posee una muy bien equipada sala teatro que, en los últimos tiempos, se ha convertido en lugar recurrente.

Hoy, por ejemplo, a las 7:00 p.m., está anunciado un concierto del guitarrista Alejandro Valdés (La Habana, 1962) que él ha titulado Como en casa. Y es que el recital concentrará, según comentó, algunos títulos «preferidos» —La chica de Ipanema, Samba del desafinado, Drume negrita y una versión de El golpe, tema de la película homónima protagonizada por Robert Redford...—, que por lo general comparte con los amigos y que «jamás» se había decidido a mostrar en público. Se trata, confiesa, «de llevar la casa al escenario».

—¿Quiénes serán tus invitados?

—Florayme Fernández, una excelente flautista de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), que le imprime al instrumento un sonido precioso con un nivel de ductibilidad impresionante. Florayme se ha convertido en la flautista que todo el mundo quiere porque tiene un sonido que se acomoda lo mismo a la música clásica que a la popular.

«También estará Iván Valiente, bajista de la OSN y director del Ensamble Solistas de La Habana, una agrupación de cámara que, a mi juicio, está ranqueada dentro de lo mejor del género en estos momentos en Cuba. Invité asimismo a Luis Bárbaro, quien hace un tiempo trabaja conmigo en la percusión. Es un excelente músico y un gran amigo. Eso es importante cuando hay presupuestos estéticos comunes, porque de lo contrario se corre el riesgo de empobrecer los resultados del proyecto. Participará, además, un destacado trecero, cuyo nombre no quiero adelantar, pues será una de las sorpresas».

—Eres un guitarrista concertista que se mueve en varios géneros...

—Eso es, casi, una discusión filosófica. El hecho de tener una formación autodidacta, indiscutiblemente me privó de muchas cosas. Descubrí el agua tibia en múltiples ocasiones, pero lo cierto es que me permitió moverme libremente dentro del medio musical. A mi juicio, la música es buena o es mala: la haces bien o la haces mal: con esa misma filosofía me he desarrollado. El arte va más allá de los géneros y he tenido la suerte de incursionar por todos lados.

«En mi familia no hay músicos profesionales, pero mi mamá y mis tías eran aficionadas. Crecí oyendo canciones de la trova y como la naturaleza no me dotó para el canto me incliné por otras vertientes. Juan Carlos Pérez, el trovador, siempre me llama “el trovador de la guitarra”, porque aunque cultivo el jazz, la música clásica y la flamenca, me siento muy influenciado por la trova.

«Mis primeros trabajos profesionales fueron como guitarrista acompañante de Anabell López, Miriam Ramos, Omara Portuondo y Elena Burke, entre otras. He tenido la suerte de haber acompañado, de forma ocasional, a casi todas las cantantes, a todas las divas de este país, incluyendo a algunas que ya no están».

—¿Y con las trovadoras?

—He hecho, sobre todo, discos. En vivo con Marta Campos, que es una gran amiga, también con Liuba María Hevia y con Miriam Ramos. Ellas, por sus formas de decir, han impreso un sello en la manera de interpretar la canción trovadoresca.

—Se habla mucho de la Escuela Cubana de Guitarra creada por el maestro Isaac Nicola ¿Cómo ves el empuje de la guitarra tanto en la academia como fuera de ella?

—La guitarra de academia tiene un espacio que, como bien dices, viene con una historia y la no académica tiene menos posibilidades.

«Generalmente, en la música popular, la guitarra está sustentada y ligada a la canción y no como instrumento independiente.

«Cuando se habla de un guitarrista de concierto se asume que toca música clásica. Entonces, hay menos guitarristas que se dedican a la música popular de concierto, algunos —que ya no les interesa tanto la música clásica— terminan haciendo jazz. Creo que en los últimos tiempos la guitarra como que se ha perdido.

«Hay excelentes guitarristas, hay buenos compositores, hay gente que está haciendo que la guitarra no se malgaste, pero ha perdido el protagonismo que tenía hace seis, ocho o diez años. Siento que ha perdido el rumbo. A veces recuerdo con nostalgia los festivales internacionales y nacionales de guitarra, que han desaparecido».

—¿Planes?

—El más inmediato es el concierto de hoy en Bellas Artes. En julio me voy, junto con el trovador Vicente Feliú, a Costa Rica. Después tengo una invitación a Japón, que está por confirmarse. Para fin de año tengo planificado un concierto en Casa de las Américas, una institución que respeto mucho por el importante trabajo que realiza en impulsar la cultura de nuestro continente.

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