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Proyectarán cortometrajes de graduación de cineastas cubanos y latinoamericanos

Este domingo se proyectarán los diez cortometrajes, seis de ficción y cuatro documentales, en la sala Charles Chaplin de La Habana

Autor:

Joel del Río

Los ejercicios de graduación, las tesis de una escuela de cine, como la de San Antonio de los Baños, tienen la peculiaridad de que están orientados a mostrar lo aprendido por su hacedores (directores, guionistas, productores, fotógrafos, editores y sonidistas) en los tres años del curso regular, y además pretenden, por lo menos este año, conseguir límpida comunicación con la mayor parte posible del público, lo cual se hará realidad este domingo (5:00 p.m.), en el cine Charles Chaplin, donde se proyectan, con entrada libre, los diez cortometrajes —seis de ficción y cuatro documentales— que sirven de graduación a igual número de cineastas, cubanos y latinoamericanos.

De modo que el lector-cinéfilo, interesado en descubrir novedades, no está bajo riesgo de enfrentarse esta vez a cortometrajes elitistas y herméticos, realizados con inaudito egotismo, colmados de códigos comprensibles solo por el realizador y sus amigos. Nada de eso. Hay entretenimiento, actores muy conocidos, comunicación, ideas, humor, melodrama, rigor e incluso arte. Veamos someramente de qué se trata.

Luis Alberto García protagoniza tres de los cortometrajes, entre ellos Atlántico. Uno de nuestros mejores actores, Luis Alberto García, poco visto últimamente en cine y televisión, protagoniza tres de estos cortometrajes realizados por estudiantes a punto de graduarse: Los inventos de Leonardo, del mexicano Fabián Archondo y con sonido de la cubana Valeria Mancheva; Atlántico, del brasileño Fabio Meira con sonido del cubano Rubén Valdés; y Trazos, del ítalo-colombiano Daniel Baldotto.

La primera es, en palabras de su director, una «comedia de atrevida ironía, paródica, farsesca», con falso documental incluido, sobre un famoso inventor cubano que pudo idear hasta una pócima contra la infidelidad, pero fue incapaz de conservar su familia. La segunda es una historia de amor extremo, trágico y bolereado, bigger than life, entre dos hombres, uno de ellos aquejado de profunda e inexplicada melancolía. Trazos se acerca a la relación de mutuo voyeurismo, deseo y renuncia entre una joven curiosa y un pintor maduro, obsesionado con la núbil belleza de la atrevida muchacha. Los tres cortos destacan, sobre todo el segundo, por un notable, muy profesional, trabajo en el sonido, la edición y la fotografía.

Broselianda Hernández, a la que también añoramos en nuestras pantallas (aunque se estrenará muy pronto el largometraje Anunciación, de Enrique Pineda Barnet, que ella protagoniza) es una de las figuras centrales, la madre de familia, en Así está bien, dirigida por el dominicano Alejandro Soto, y con guión del cubano Carlos Lechuga. Ambos, director y guionista, relatan un momento de crisis en una familia cubana, cuando la hija debe partir para una beca en el extranjero, y el padre le es infiel a la madre con un hombre, quien le exige exclusividad en la relación. Habrá que verlo para saber si se imponen la cobardía, el conservadurismo o triunfan sobre el miedo a saltar y estrellarse.

Un grupo de profesores-evaluadores, profesionales del cine de primer nivel, entre los cuales se encuentran los argentinos Carlos Sorín (autor de La película del rey e Historias mínimas), Nerio Barberis (sonidista) y Carmen Guarini (documentalista), el director suizo Rolando Colla, el fotógrafo alemán Rolf Coulanges, el productor británico Donald Ranvaud, el editor francés Jacques Comets, el editor británico Erick Knudsen y el documentalista peruano Javier Corcuera, entre otros, desgranaron todos los elogios a su alcance sobre dos cortos de ficción: Oda a la piña, realizado por el cubano Laimir Fano, con elementos musicales y de asimilación del kitsch o los clichés nacionalistas, y Filiberto, de la mexicana Julia Amanda García. En el corto antes mencionado puede destacarse la brillante actuación de Mario Guerra (cuya categoría estelar demostraron recientemente El Benny, en el cine; y Delirio habanero, en el teatro) en un personaje que sí se decide a romper su condición de víctima resignada a las cadenas y la grisura.

Otros mundos, más cercanos a la realidad sin afeites ni especulaciones muestran los documentales, tres de ellos realizados fuera de Cuba. La cubana Susana Barriga exhibe el proceso de búsqueda y tal vez reencuentro con su padre en The Illusion, rodado en Gran Bretaña; Diego Moncada hace un retrato de un personaje extraordinario, y reflexiona sobre cárceles y libertades en La Chirola, filmado en Bolivia; mientras que la mexicana Alana Simoes explora en Taxi libre, retratado a la mitad entre el Distrito Federal y La Habana, sentimientos tan complejos como la identidad y la necesidad de compartir el dolor, y de pertenecer a algún lugar. La colombiana Nazly López prefirió mostrar el itinerario de un grupo de actores que recorren a pie la Sierra Maestra en Guerrilleros, una contienda donde no hay vencidos.

Debo dejar en claro que el embullo que quiero compartir con estos trabajos no obedece solamente a mi entusiasmo personal de crítico comprometido con el buen cine, y de promotor y profesor en la escuela de San Antonio. La mayor parte de los mencionados evaluadores coincidieron en destacar públicamente, cada vez que alguien les preguntaba, el salto de calidad que se aprecia en la actual promoción de graduados respecto a eventos similares de años anteriores. Se insistió muchas veces en la profesionalidad indiscutible, la eficacia, el calado e incluso la belleza innegable de la mayor parte de estos cortometrajes. Unos pocos apuntaron su carácter tal vez demasiado académico y convencional, su extrema corrección narrativa, habida cuenta de que este es el momento en que se espera de los jóvenes cineastas mayor capacidad de riesgo y anticonformismo con las normas. Pero esa es una polémica bizantina en la que no habrá consensos durante los próximos siglos, así que no es menester tratar de agotarla ahora.

Todos estos trabajos iniciarán en el cine Chaplin de la capital su andadura por las pantallas. Seguramente escucharemos hablar de ellos en próximos festivales, nacionales e internacionales, donde ojalá se premien sus calidades. Para que nosotros lo reconozcamos basta con ir hoy mismo a la sala sede de la Cinemateca de Cuba.

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