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Cuando en el 2004 se le interrogó sobre lo que representaba para ella ser la hija de la gran Violeta Parra, Isabel, que había llegado a La Habana para presentar su libro Ni toda la tierra entera, expresó a JR: «Es un orgullo enorme venir de una mujer tan talentosa, comprometida y creativa. Me ha tocado a mí, de cierta manera, darle continuidad a su obra, crear la Fundación Violeta Parra, a lo cual me he entregado completamente...». Justamente el sabio destino quiso que alguien como ella, artista de extraordinaria sensibilidad, velara por mantener vivo un patrimonio que, más que de Chile, pertenece a Latinoamérica. Una muestra de ello es que la autora de Juegos, aprovechando que su tierra será homenajeada en la 18 Feria Internacional del Libro, regresa nuevamente a la capital cubana para presentarnos El libro mayor de Violeta Parra.
Decía la escritora Ruth González, que este texto constituía «un nuevo enfoque, una nueva dimensión para intentar comprender su genio creador y validar su obra humanística, patrimonial. «No en balde Neruda, el otro genio cósmico de Chile, la ha llamado “santa greda pura”». Las palabras de la también profesora chilena son suficientes para percatarnos de que El libro mayor... posibilitará a aquellos que desde Cuba la admiraron, reencontrarse y redescubrir a quien portaba a la más auténtica voz del folclor y la música chilenos.
A su vez, este libro es una invitación para quienes no tuvieron la suerte de reconocer a una Violeta sencillamente sublime. Y lo podrán hacer a través de sus canciones, décimas, poemas, cartas, fragmentos de entrevistas que concediera...; todo lo cual dará una visión integral de la artista, que es completada con textos de Isabel, de su hermano Ángel y de otras personas que estuvieron muy vinculados con ella.
Con este, sin duda uno de los intentos más ambiciosos y serios que se haya hecho jamás por recopilar y estudiar la obra de quien a los siete años sustrajera a escondidas del armario la guitarra de su padre, los lectores conocerán, por ejemplo, pasajes de su infancia; muchas veces por medio de las décimas: Mi taita fue muy letrario/ pa profesor estudió/ y a las escuelas llegó/ a enseñar su diccionario./ Mi mamá como un canario/ nació en un campo florío/ como zorzal entumío/ creció entre las candelillas;/ conoce lo qu’es la trilla/ la molienda y l’amasijo.
El libro mayor... posibilitará el encuentro además con quien «recorría Chile de arriba p’abajo desenterrando folklore» y con quien afirmaba que «Chile es el mejor libro de folklore que se haya escrito». Pero también con quien no soportaba ver a su Patria avasallada y vivió el dolor del exilio: me viene a decir la carta/ que en mi patria no hay justicia:/ los hambrientos piden pan/ plomo les da la milicia.
Fue en París, en 1975, cuando Isabel se dispuso a escribir una biografía de quien entregara para la posteridad piezas inmortales como Gracias a la vida y Volver a los 17. Y lo hizo «buscando retazos, papeles, fotos, cosas que estaban dispersas o escondidas. Sentí que alguien tenía que hacer una biografía más o menos verídica siguiendo el hilo conductor de la propia Violeta». Ahora los cubanos tendremos la gran oportunidad de tener en nuestras manos este texto que publica la Editorial José Martí.
