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El concertazzo de la Cucarachita: una exitosa puesta en escena de La Colmenita

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El título de la próxima obra de esa compañía de teatro infantil será Y sin embargo se mueve, la cual contará con la música del cantautor Silvio Rodríguez, adelantó a JR su director Carlos Alberto Cremata

Difícilmente exista en la Isla una fiesta más variada, espléndida y sui géneris, que la boda de la Cucarachita Martina y el ratoncito Pérez, celebrada por La Colmenita durante los últimos fines de semanas en el Complejo Cultural Karl Marx, de la capital, bajo el título de El concertazzo de la Cucarachita; espectáculo que recrea el mismo argumento del popular cuento. Solo que este se ha «aplatanado» con las ocurrencias inimaginables que, desde hace 20 años, viene laboriosamente regalando Carlos Alberto (Tim) Cremata, director de la afamada compañía de teatro infantil.

Por la escena alternaron el Coro Infantil Sinfónico de Querétaro (México), Omara Portuondo, Adalberto Álvarez, Los Papines, Mario Rivera (Mayito), Silvio Rodríguez, el dúo Buena Fe, Raúl Paz, Sampling, Roberto Fonseca y Temperamento; David Torrens, los repentistas Papillo y Emiliano Sardiñas, Amílcar (ex Warapo), una línea de tambores de la Escuela de Música Alejandro García Caturla junto a David Blanco; el versátil Osvaldo Doimeadiós (encarnó un irrepetible títere), el acróbata Léster Omar, los humoristas del programa Vivir del cuento, el dúo de los Robertos, Mentepollo, entre otros.

Tremendo regalo para los recién casados y de cierta forma, también para La Colmenita en su vigésimo aniversario.

Una boda por lo alto

Al conversar tras bambalinas con algunos de estos reconocidos profesionales del mundo del espectáculo, buena parte de ellos reveló sentirse inquietos y a su vez emocionados por la experiencia.

El humorista Carlos Gonzalvo (Mentepollo) señaló a esta oportunidad como uno de los momentos más importantes de su carrera. «Estaba nervioso, lo admito. Fue una gran lección para mí como actor, ver la madurez con que los pequeños colmeneros enfrentan cada función, cada ensayo».

«Estar aquí es darse cuenta/ que el tiempo pasa por gusto, /que ser niño es lo más justo/ por el bien que representa; /yo mismo, ante la tormenta/ de los años que vencí:/ me sentí tan bien aquí,/ que aunque muchos no lo vieron:/ dos horas me devolvieron/ el niño que un día fui», prefirió improvisar el repentista Papillo para ofrecer sus impresiones; mientras Mayito Rivera, cantante de la popularísima Los Van Van, admitió haber quedado deslumbrado al escuchar la versión del popurrit de la música de Juan Formell que hiciera La Colmenita. Tanto fue así, que no solo quiso participar de inmediato en la boda, sino que actuó en todas las funciones.

«Me conmovió el modo en que actúan, cantan y tocan en vivo estos niños. Confieso que me llevaron de la mano y corriendo. Tuve que cantar al mismo nivel que con Los Van Van. Me siento muy honrado por haber trabajado con ellos».

Este resultó ser uno de los muchos momentos trascendentales de estas tres jornadas. Con él la tropa de Tim decidió agasajar, de forma impresionante, los 40 años de la orquesta, al interpretar con gracia y excelencia temas inolvidables dados a conocer por el «tren de la música cubana», como El guararey de Pastora. Es una pieza compleja, pero el panal se lució.

Los chiquillos dejaron boquiabiertos a todos, incluso al mismísimo Juan Formell, el día que este asistió al teatro. Esa tarde el maestro saltó de su butaca y terminó en el escenario dirigiendo a los pequeños Van Van. Juanito quedó tan a gusto que partió con la idea de componer unos temas exclusivos para La Colmenita.

Un tim aparte

Incansable como siempre, Carlos Alberto Cremata acababa de regresar de Austria, cuando se dispuso a darle los toques finales a El concertazzo de la Cucarachita. Sin embargo, según le contó a JR, apenas se podía concentrar, porque no podía evitar estar «agitado» por la inmensa felicidad que lo embargaba. «Asistí como representante de Latinoamérica, junto a los otros sietes miembros —cuatro europeos (Dinamarca, Austria, Alemania y Croacia), un canadiense, un bangladeshí y un ugandés— a la Reunión Anual del Comité de Atención Permanente a la Infancia y la Juventud de la Organización Internacional de Teatro AITA/IATA, la cual coincidía con el XVII Congreso Mundial El Drama en la Educación.

«En esta convención se produjo la alianza estratégica entre la AITA y la International Drama in Education Association (IDEA) —atiende la influencia del arte en la educación a todos los niveles: desde la primaria hasta la universidad—, con el objetivo de potenciar la educación artística a nivel mundial. Pues bien, el presidente de dicha organización dijo que, como muestra de buena voluntad para lograr la alianza, él quería invitar especialmente al Comité y a un grupo que es un ejemplo notable de cómo incide el arte en la educación, y viceversa. Y que estaba en Cuba y se llama La Colmenita.

«Yo me quedé muy impresionado, porque no sabía que él tuviese conocimiento de nuestro trabajo. Después me percaté de que había estado en la Isla, y que había llegado a descubrir nuestra filosofía y constatar nuestro decoro en el escenario. Es decir, que la compañía está oficialmente invitada al congreso que se efectuará en 2010, como parte del Foro Social Mundial de Brasil.

«Al principio me sentía como si hubiese recibido un knock out, pero antes de que me cantaran el diez pude pararme y explicar que La Colmenita no es un caso aislado en Cuba, sino que era una consecuencia de la voluntad política de un gobierno que hace crecer hasta el infinito la espiritualidad de niñas y niños. La Colmenita, expresé, es casi insignificante al lado de lo que representa en mi país, por ejemplo, el movimiento de los instructores de arte».

Asegura Tim que regresó «con el patriotismo y la cubanía en las nubes. Después de recibir la noticia, me pasé toda la madrugada en trance —como Mozart cuando estaba escribiendo el Réquiem— y trabajé en la nueva puesta en escena que va a llevar a cabo La Colmenita, la cual contará con la música de Silvio Rodríguez, a quien se la mostraré, como le prometí, a finales de mayo, aprovechando que estoy poseído por “la agonía de la prisa” que él describe en Historia de las sillas.

«No he querido ir a las canciones que Silvio compuso sobre el mundo de los niños: Reparador de sueños, Pioneros, La primera mentira..., sino que me propuse tratar de repetir lo que logré con Los Beatles, e incluso llegar más lejos: sumergirme lo más profundo que pueda en su poesía.

«Mi superobjetivo con esta puesta es que si fuera de espectador a verla y llevara a mi niñita María Karla, de cuatro años, ella me preguntara: papito, ¿por qué La Colmenita dice y canta que “el problema, señor, será siempre sembrar amor”? De esa manera, me dará la oportunidad de poderle explicar cosas esenciales de la vida.

«Mi sueño es hacer con Silvio lo que Martí con La Edad de Oro, cuando concibió una revista que buscaba abrirle enormemente el camino a los niños. Porque, como dice Fina García Marruz, ¿quién sabe de antemano lo que puede o no saber un niño? De ahí que pretendo mostrar al Silvio más completo, a ese que también canta: “¿quién se atreve a decirme que debo arrepentirme de la esperma caliente que me trajo?”».

Adelantó Cremata el título de la obra, que será Y sin embargo se mueve, escrita por un dramaturgo ruso de culto. «La monté con La Colmena en el año 1992. Una de sus primeras protagonista fue Susy, mi primita que ya no está en el mundo de los vivos. Por eso se la dedicaré a ella; y a mi padre, que es, como digo, quien dirige La Colmenita desde donde esté. Es un texto visceral para compartir con niños, un texto que habla que la educación debe centrarse realmente en valores humanos. Estoy convencido de que la música de Silvio e Y sin embargo se mueve tendrá un acople perfecto, como las naves Soyuz y Apolo».

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