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Un pintoresco trovador

El destacado artista cubano con siete años de edad y de forma autodidacta aprendió a tocar la guitarra y dejó una canción sin igual a los hijos de su tierra camagüeyana

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— En la sepultura de Ángel Moras Palacios, en el cementerio de esta ciudad, el epitafio refleja lo que en vida este sencillo lugareño dejó como tarareo en grandes y chicos: «Una canción sin igual/ le dedicaste Angelito/ a tu Camagüey bonito/ la que te hizo inmortal».

Y es que Angelito, como cariñosamente lo llamaban amigos y familiares, escribió en 1947 un bolero que, convertido en una especie de himno de la ciudad, abraza en solo unas es-trofas y por más de media centuria la cultura y tradición de una región que invita siempre a regresar.

Una guitarra española

A solo 14 años de iniciado el siglo XX, el 22 de febrero, una familia camagüeyana recibía el nacimiento del primero de sus siete hijos.

Ese «larguirucho» niño, a quien pusieron por nombre Ángel Moras Palacios, fue el iniciador de una tradición trovadoresca en la familia que quedó para la posteridad.

Pero fue tanto el gusto del pequeño por la música que, con siete años de edad y de forma autodidacta, aprendió a tocar la guitarra.

Así lo comenta Reynerio Moras Pa-rra, sobrino del protagonista de esta historia y quien, además, ha investigado por casi diez años la vida y obra de este compositor, así como la tradición creciente de tríos y cuartetos en Camagüey.

«Tío era extremadamente alegre, carismático y de naturaleza bohemia. Nunca dijo dónde y cuándo escribió el bolero. Sin embargo, se intuye que lo creó luego de su viaje a Tampa, en 1947, con el trío Camagüeyanos.

«La nostalgia por su tierra amada, la lejanía que impuso el viaje repentino y el recuerdo de símbolos tan auténticos como Agramonte y los ti-najones, reafirman que la compuso durante esta etapa. E incluso es muy probable que la escribiera inmediatamente al llegar a Cuba, pues según referencia de su hermano, Elpidio Moras Palacios, quien lo acompañó, él ya tenía la intención de hacerlo».

No es la primera vez que este diario aborda la figura del trovador agramontino. En 1987, decía un titular de JR: «Medio siglo lleva Ángel Moras Palacios, guitarra en mano, por las calles de Camagüey».

Y no se equivocó el reportero Domingo Amador al describir al artista como un «pintoresco trovador-ciclista».

Al cumplir los 90 años, el 22 de febrero de 2004, la familia decidió celebrarle el cumpleaños, pero el legendario abuelo sorprendió cuando interpretó por última vez su Bonito Camagüey. Falleció el 5 de mayo de 2005.

Se tiene referencia, además, de que con 87 abriles todavía enseñaba la técnica para tocar la guitarra a través de un método suyo, en solo cinco meses, y que su último estudiante fue un vecino del barrio.

La más popular de todas

Varias han sido las canciones dedicadas a esta ciudad desde el siglo XIX y la que inicia la larga lista es Al casino Campestre, del maestro Gabriel de la Torre.

El licenciado en Historia Pedro Pimentel Sedeño refiere en una investigación inédita que suman más de 60 las obras musicales, y que acaso no «haya otra ciudad, provincia o país a la cual se le hayan dedicado tantas composiciones…».

Pero ni las canciones regaladas a Camagüey por Sindo Garay, Agustín Lara, Arsenio Rodríguez, Benny Moré, Carlos Puebla, Ignacio Cervantes y Silvio Rodríguez, se han popularizado tanto como la de Ángel Moras.

Es el Bonito Camagüey la más emblemática y la que ha llegado más a las nuevas generaciones. Su mensaje ha brillado en múltiples momentos, especialmente en la celebración del aniversario 490 de la fundación de la ciudad, cuando el tema se escuchó en todos los homenajes.

Entre números un método surgió

El 6 de noviembre de 1986, el colega Eduardo Labrada publicaba una nota en el periódico local donde daba a conocer un acontecimiento docente y musical.

La información anunciaba: «Circula ya, para beneplácito de los músicos, el moderno Método de Guitarra, obra de enseñanza elemental para ese instrumento…». Más adelante refería: «El profesor Moras ha plasmado con su método una vieja aspiración de los guitarristas cubanos».

Desde entonces se reconocía uno de los aportes más importantes del artista: el Método de Guitarra destinado a la enseñanza elemental de este instrumento.

Reynerio Moras recordó que su tío soñaba con una vía que ayudara al aprendizaje de la guitarra, preferiblemente en los niños: «Aquella idea le rondó por años en su cabeza, hasta que finalmente lo creó».

Comentó Reynerio que «este método es muy práctico, pues utiliza como base el sistema matemático de fracciones que facilita la comprensión de la técnica del instrumento».

Agregó que este fue editado en un cuaderno técnico por el Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de Camagüey y la Dirección Provincial de Cultura en 1985, que lo agasajaron en su cumpleaños 70 y por ser, también, un hombre que dedicó mucho tiempo y esfuerzos al Movimiento de Artistas Aficionados.

Canción Bonito Camagüey

Camagüey, bonito Camagüey. / Tu ciudad asoma envuelta en aroma / de caña y de miel. /Camagüey, mi lindo Camagüey,/ ciudad primorosa, / surges como rosa, / dentro de un vergel.

Camagüey, valiente Camagüey. / Cuna de Agramonte, de los tinajones / y del Siboney. /Camagüey, mi lindo Camagüey,/ aunque esté lejos, aunque esté ausente, jamás te olvidaré. /Camagüey, jamás te olvidaré, Camagüey.

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