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Canto al arte de la tierra

La Jornada Cucalambeana, que acaba de concluir, se acercó aun más a sus empeños fundacionales y fortaleció la presencia de la décima, explica Diana Cervantes, miembro de su comité organizador

 

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

LAS TUNAS.— ¿Qué impacto ha tenido la Jornada Cucalambeana en la preservación de nuestras tradiciones campesinas? ¿Cuáles han sido sus aportes en el desarrollo de la décima? Estas son preguntas claves para develar un evento que acaba de celebrar su edición número 44 y que tiene al Balcón del Oriente Cubano como su sede natural.

«La Cucalambeana se ha ganado por derecho propio el título de fiesta suprema del campesinado cubano, como la llamara el Indio Naborí. Es el espacio por excelencia que, desde su propia esencia, ha tratado las tradiciones del campo, de la cultura criolla, de lo que nos identifica», explica a Juventud Rebelde Diana Cervantes Almaguer, miembro del Comité Organizador y directora de la Casa Iberoamericana de la Décima.

Diana asegura que la Jornada cumple tal principio en todas sus actividades, porque a su alrededor hay un movimiento en 300 comunidades y municipios. «Nos hemos acercado cada vez más a esos empeños primeros de la Cucalambeana y hemos fortalecido la presencia de la décima en la cita nacional, lo cual evidencia que se ha trabajado sobre los resultados de la base.

«Nuestra idea es aproximarnos incluso más a la esencia de los certámenes municipales, y a la tierra, al campo y al campesino, quien es el protagonista de esta fiesta. Porque a veces se nos perdían muchos elementos como la cultura culinaria y los juegos tradicionales».

—¿Existe algún proyecto desde la Casa Iberoamericana de la Décima para vincular a las discográficas nacionales al evento?

—Hay uno con los talleres de repentismo infantil para la grabación de un álbum fonográfico de tonadas, que no hemos podido encaminar. Nos pronunciamos a favor de que la Jornada Cucalambeana se ambiente con música campesina. En su diseño fuimos cuidadosos con eso. Que cada espacio tuviera ese género y que se le diera su liderazgo.

«Pero no contamos con discografía para ello. Hemos enfrentado la realidad de que tanto los participantes extranjeros como los nacionales no tienen una muestra que llevarse sobre este tipo de música, que distingue a nuestra provincia».

—Un viejo reclamo es que este tipo de música no cuenta con un amplio soporte promocional en los medios. ¿Cómo sortean este aspecto en el territorio?

—En los de la provincia tenemos toda la cobertura. Contamos con el programa campesino Rumores del Hórmigo al cual tributa la Casa con las grabaciones, las tonadas... Contribuimos también, aunque no es un espacio netamente campesino, con la sección Iberoamérica canta, que es un espacio para la difusión, no solo de la música campesina, sino de la tradicional de la región. Ha tenido mucha aceptación.

«Con la televisión hemos seguido la misma estrategia. Contamos con un centro de documentación, con un fondo fonográfico digitalizado a disposición de los realizadores tanto del telecentro como de las emisoras».

—¿Cuál es la actividad de la Casa en relación con la décima escrita?

—Desde la literatura la Casa ha ido incrementando sus certámenes. El primero fue el Concurso Iberoamericano Cucalambé, que cuenta con mucho prestigio en la región y cuyo premio también incluye la publicación de la obra ganadora por la editorial Sanlope. También se publica un plegable al galardonado del concurso nacional de glosa Canto alrededor del punto, e insertamos a escritores en antologías y en publicaciones nacionales, entre otras acciones.

—¿Existe una salida editorial para las investigaciones que realizan?

—Sí. En 2009, Sanlope publicó el texto Ensayos de la Casa, con aproximadamente siete de ellas, realizado por especialistas nuestros. La institución organiza investigaciones sobre la décima, las cuales se llevan al Coloquio Iberoamericano de la Jornada Cucalambeana, y pasan a nutrir nuestros fondos. Existen algunas ediciones de lo presentado, pero faltan otras todavía por publicar.

—Pudiera pensarse que un evento que llegó a los 44 años está sobre presupuestos repetitivos. ¿Cuál fue la novedad de esta Cucalambeana?

—Su diseño, el cual logró un equilibrio entre las actividades desarrolladas en El Cornito, su sede natural, y las organizadas en otras plazas de la ciudad. Para dar mayor participación a la población, estudiamos los intereses de grupos y edades. Igualmente hubo un incremento de la plástica. En el tradicional Salón Nacional de Décima Mural y Paisaje hubo más de una decena de exposiciones.

«La representación extranjera fue también un elemento de peso, gracias a que nos relacionamos con Havanatur y Paradiso. Con ello el evento recaudó fondos».

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