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El enviado de Habana Abierta

Muchos de nuestra generación se muestran nostálgicos por aquellos años en que empezamos con la peña de 13 y 8, cuenta Luis Barbería, quien realiza una gira por el país

 

Autor:

Kiara González Escobar

Para muchos de los seguidores de Habana Abierta en Cuba, la noticia de que uno de sus integrantes, Luis Alberto Barbería, está de visita aquí es un acontecimiento. Como de costumbre, el suceso ha corrido de boca en boca, para luego llenar los espacios donde se ha estado presentando.

Por segunda vez entre nosotros en 2011, este talentoso músico deja de ser un «incógnito» para traernos buenas nuevas sobre la agrupación que hace más de una década y media se sitúa en la preferencia del público joven y de su generación contemporánea.

Podríamos decir que Luis Barbería es el enviado de Habana Abierta en Cuba, y esta vez nos habla en nombre de Alejandro Gutiérrez, Vanito Brown y José Luis Medina, los otros tres integrantes del grupo. Algunos pensaron que esta formación se había desintegrado debido a la ausencia de nuevos discos y canciones. Sin embargo, Luis Barbería asegura que no es así.

«La gente cree que por no hacer discos, el grupo no existe o se ha disuelto. Hay muchos factores por los cuales un artista o un grupo no graban: puede ser por la ausencia de una disquera o que se emplee tiempo para ofrecer composiciones con mayor calidad. Influyen diversos aspectos.

«Desde 2005 o 2006, cuando grabamos Boomerang, hemos hecho muchas giras; y estuvimos trabajando con ese disco por varios países, principalmente en Europa.

«Debido a la situación actual de la industria musical decidimos crear un sello discográfico propio para sacar el próximo disco y los que vengan. Lo hemos determinado así por el gran público que nos sigue y que espera nuestra música».

—Están trabajando en un nuevo disco…

—Sí, ya lo terminamos. Como lo hicimos con nuestro sello discográfico, nos encontramos con la parte burocrática: el papeleo, los permisos y los códigos establecidos para que al fin salga al mercado. Eso nos ha detenido todo este tiempo. Tiene su diseño de portada, la música grabada y está listo para presentarse.

«Todo gira alrededor del número cuatro, pues es nuestro cuarto disco, sin contar Habana Oculta. Hemos hecho cuatro maxi single, con cuatro canciones cada uno, que completaremos en cuatro entregas consecutivas. Somos cuatro los integrantes de Habana Abierta. Hay un eslogan que cita una frase que tiene que ver con la religión afrocubana: «El perro tiene cuatro patas, pero sigue un solo camino». Así hacemos nosotros. ¿El título? 1234».

Por el año 2003 los integrantes de Habana Abierta hicieron una serie de conciertos que culminaron en una multitudinaria presentación en La Tropical, escenario que ha acogido a famosos artistas cubanos. Y Luis Barbería considera que ya es hora de volver. «Desde que surgió la idea de este nuevo disco, estamos pensando en hacer una gira nacional y tocar en cada rincón de Cuba».

Todo hace pensar que la existencia de solo tres discos (Habana Abierta, 24 horas y Boomerang) tiene que ver con la ausencia de quienes iniciaron el proyecto. Mas Barbería está convencido de que «Habana Abierta no necesita de quienes se han ido para salir adelante. Puedo estar yo o no, puede que falte cualquiera de nosotros, y siempre habrá un motivo para hacer más música. Mientras quede alguno componiendo, Habana Abierta sobrevivirá. No hay nadie imprescindible; ninguno es más importante que otro; no hay líder, no hay director.

«Nos repartimos las tareas entre nosotros y cada una de las decisiones las tomamos en colectivo. ¿Pero sabes una cosa? Un artista hace un disco para llegar al público; nosotros hacemos el disco porque la gente nos lo pide».

Según Barbería, la agrupación no ha contado mucho con el apoyo de los medios de difusión. «Se ha hecho de un nombre y de un universo de seguidores “a pulmón”, pasando de boca en boca. Es un grupo bastante inusual.

«Aquí en Cuba cuando sale un grupo nuevo que gusta, el público lo sigue aunque la radio y la televisión no lo acompañen. En otras partes del mundo solo tienes el apoyo de los medios si sigues los patrones del mercado, si haces la música que ellos dicen. De lo contrario, sencillamente no sales. En ese aspecto hemos sido muy libres; es nuestro estilo».

—Entonces, ¿por qué hacer música cubana fuera de Cuba?

—Porque no nos regimos por ningún patrón que traten de imponernos. Respondemos al público y a nosotros mismos. Si le siguiéramos el juego al mercado, dejaríamos de ser el grupo que la gente busca y sigue, a pesar de los años. No hacemos música para lograr cosas; solo seguimos la necesidad de cantar lo que vemos en la calle, lo que sentimos. Si cambiamos eso, dejamos de ser quienes somos. Nos convertiríamos en un grupo cubano que trabaja para un público español, haciendo música española. Y Habana Abierta no tiene fronteras».

En la peña de 13 y 8, en el Vedado, se encuentran los gérmenes de Habana Abierta, como lo recuerda Barbería. «En aquel momento andábamos desperdigados por ahí y este fue el sitio que cayó en manos de Vanito, en el museo donde trabajaba su mamá.

«Allí empezamos a reunirnos con gente de diferentes peñas, por allá por los años 80 del pasado siglo. Comenzó como algo normal. Cuando se “corrió la bola” —como todo en Cuba— ya iban jóvenes de distintas escuelas en el campo, los muchachos de la Lenin y muchos universitarios… Aquel sitio se fue quedando chiquito. Cada vez se ponía más encendido y hubo que buscar otro lugar, espacios más abiertos. Nos reuníamos compositores, cantautores, músicos… Ahí surgió. Fue la semilla que luego confluyó en Habana Oculta, Habana Abierta y hasta ahora…

«De todo eso creo que quedan las reuniones. Necesitamos vernos al menos dos veces por semana para hablar, reírnos, contarnos el último chiste… Es precisamente esa la inocencia que nos reunía hace 20 años. Eso es 13 y 8. Es lo que nos mantiene después de tantos años como una familia».

Hay una verdad, y es que desde el principio la música de Habana Abierta gustó mucho en Cuba. Sin embargo, los miembros del «piquete» desconocían que acá no pocos seguían sus producciones discográficas. Luis Barbería confiesa que «todavía hoy somos inconscientes de cuánto se desea la música de Habana Abierta. Me he quedado alucinado con la respuesta de la gente; vi cómo muchos necesitan de lo que hacemos y se me acercaron emocionados. Y me pregunto: ¿cómo puede ser si nunca nos hemos planteado llegar a las grandes masas? Hacemos música con una ética y una estética logradas a través de todos estos años. Nunca nos propusimos implantar un nuevo estilo ni nada parecido. La gente nos ha hecho grandes.

«Lo que más me maravilla es la cantidad de jóvenes que están al tanto de nuestra propuesta. Al menos en los de nuestra generación es normal, porque nos conocieron, por la nostalgia, no sé qué… Pero que de repente el público joven escuche nuestra música, para mí es algo que trasciende mucho más».

Todavía hay quienes conservan casetes con los primeros temas de Habana Abierta. Otros se pasan de una memoria a otra sus grabaciones, de manera que por toda Cuba andan regadas sus letras, coros y ese sonido que en todo momento incita a bailar.

«Así es como debe ser —asegura Barbería—. Te repito: A nosotros no nos interesan el mercado ni la divulgación. No se trata de vender tantos discos. Para nosotros es más importante el reconocimiento de la gente; que tomen nuestra música como referencia de distintos sentimientos. Nos importa que nos escojan como la banda sonora de sus vidas».

El que escucha Habana Abierta una vez, se embarcó, no puede parar, le han dicho en más de una ocasión a Barbería. Es precisamente ese ajiaco musical el que atrapa. «Tenemos de todo un poco: Michael Jackson, Van Van, Los Muñequitos de Matanzas, Irakere y Caetano Veloso, por solo citar algunos ejemplos. A todo eso súmale lo que cada uno de nosotros pone para crear un ritmo diferente sin dejar de ser cubano, dándole a cada tema una identidad propia».

Muchos se preguntan cómo logran tener tantos adeptos. ¿Será que siguen una fórmula específica? Y Barbería tiene una respuesta: «La gente nos ha puesto alas; nos dedicamos a hacer música y no concebimos un día de nuestras vidas sin ella».

En cuatro ciudades

Organizada por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, Luis A. Barbería inició su presente gira por cuatro provincias del país justamente en esa institución situada en Muralla No. 63, La Habana Vieja. Lo acompañan, además, el cantautor español Javier Ruibal, las bailarinas (flamenco) Lucía Ruibal y Remedios Jover, y el percusionista Javi Ruibal. Han actuado en Villa Clara, Holguín y Pinar del Río, para volver a La Habana y cerrar con un concierto en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, el próximo 29 de julio, a las siete de la noche.

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