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La Colmenita en los ojos de Roberto Chile

El realizador Roberto Chile acaba de estrenar en Cubavisión su documental Esencias. La Colmenita en Estados Unidos, a partir de las experiencias de la reconocida compañía de tatro infantil durante su gira por aquella tierra

Autor:

Alejandra García Elizalde

Roberto Chile, cineasta y fotógrafo, acompañó durante dos semanas delirantes a la compañía teatral infantil La Colmenita, en parte de su gira por Estados Unidos. Filmó, sin más equipo técnico que él y su cámara, las presentaciones en Nueva York y San Francisco, imágenes que toda Cuba pudo ver a través de Cubavisión, cuando se estrenó su documental Esencias. La Colmenita en Estados Unidos.

—¿Por qué no se incluyeron en el documental los primeros días de La Colmenita en los Estados Unidos?

—No llegué a tiempo porque Estados Unidos demoró el otorgamiento de la visa. Por tanto, no pude estar en Washington, la primera ciudad de la gira, pero sí más tarde en Nueva York y San Francisco.

«Lo explicamos al inicio del documental: el viaje de La Colmenita fue de 19 días y comenzó en octubre, pero la filmación se inició en Nueva York. Al principio fue una frustración, porque pensé que ya el “cuento” no iba a ser igual. Después, las emociones que vivimos me demostraron que se podía hacer el documental, por la gran emotividad y la riqueza de actividades y vivencias que tuvo la compañía en pleno, incluyendo la conversación con Gerardo Hernández y el encuentro con René González, en la Florida.

«Aunque este documental reseña la gira, su columna vertebral son los cinco cubanos antiterroristas, prisioneros injustamente en EE.UU., el sacrificio de sus vidas que, gracias a La Colmenita, descubrieron muchos norteamericanos; y la certeza de que nuestros compañeros regresarán a Cuba».

—¿Resultó difícil filmar en un entorno lleno de niños?

—Fue complejo. La energía de los niños es difícil seguirla. Influyó la experiencia, esa carga de vivencias, de trucos que puede tener uno —como camarógrafo— que ha andado el mundo. Y gracias a todos los que nos apoyaron en la gira logramos realizar un trabajo útil. Le pusimos entusiasmo, y todo el tiempo no solo miraba con los ojos, sino con el corazón.

«Quisiera agradecer a «Tin» Cremata y a los niños de La Colmenita, quienes me incorporaron al grupo como si fuera un niño más. Mi gratitud a René Baños, el director de Sampling, por su trabajo espléndido en la música del documental. Por supuesto, también a quienes colaboraron con la posproducción».

—¿Cómo logró dar la sensación de que en la escena había más de una cámara grabando, si estaba usted solo?

—Eso también es resultado de la experiencia, pero, además, ayudó mucho el trabajo de edición y montaje. Conté con mi entrañable hermano Salvador Combarro. Entre él y yo solucionamos las dificultades que genera filmar con una sola cámara y con las luces del lugar. La diversidad en una filmación es lo que da ritmo.

—Después de haber trabajado tantos años de camarógrafo de Fidel, ¿cómo se percibe la experiencia de filmar a un grupo teatral infantil?

—Trabajé más de 25 años con Fidel y cumplí muchas misiones que él y la Revolución me encomendaron. Eso me dio la posibilidad de caminar el país de punta a cabo con nuestro Comandante, y vivir grandes emociones. Tanto entonces como ahora siempre he tratado de transmitir lo que yo estoy sintiendo con total sinceridad. La Colmenita inspira exactamente eso y con ellos he sido un Chile revitalizado. He vuelto a sentir, como junto a Fidel, la fiereza de salir cámara al hombro, para pelear y a buscar la imagen perfecta, para congelar en el tiempo ese momento histórico.

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