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La Gioconda de El Prado fue realizada al mismo tiempo que el original

Se trata de una réplica pintada por uno de los pupilos de Leonardo da Vinci

Autor:

Juventud Rebelde

Durante años, un delicado retrato semejante a La Gioconda (1503-1506) de Leonardo da Vinci colgó en las paredes del Museo del Prado. Una tela con la misma figura de mujer, aunque sin fondo. Sin paisaje. O con el paisaje oculto por la pátina del tiempo tras una espesa masa oscura. La obra ha figurado siempre como de autor desconocido. Tan sólo una fecha aproximativa fijaba la pieza: primer cuarto del siglo XVI. Y así ha vivido, en ese limbo inexacto, hasta que un riguroso proceso de restauración ha puesto de nuevo en órbita este retrato.

Hace tres semanas, Ana González Mozo, miembro del gabinete técnico de la pinacoteca madrileña, reveló en un congreso realizado en la National Gallery de Londres que la Gioconda del Prado era mucho más relevante de lo que se creía. La limpieza de la tela ha permitido descubrir que este retrato fue ejecutado en el mismo taller de Leonardo, probablemente en la misma época en la que el artista italiano trabajó en la tela original.

Las investigaciones dejan ver que un discípulo de Da Vinci pudo ir «documentando» La Gioconda del maestro al mismo tiempo que éste la pintaba, comentan fuentes del museo. Y esa copia es la que hoy posee el Prado.

La obra será presentada el próximo 21 de febrero, aunque The Art Newspaper ya da cuenta en su versión digital del importante hallazgo. El estado de conservación de «la Gioconda del Prado» es mucho mejor que el de la original, alojada en el Museo del Louvre. Esto permitiría estudiar mejor la tela primera e intentar descifrar algunos de los misterios que aún la envuelven, comentan en la pinacoteca.

La pieza, restaurada con motivo de la exposición que el Louvre abrirá entre el 29 de marzo y el 25 de junio sobre la Santa Ana de Leonardo, viajará al museo parisino para formar parte de la muestra y será exhibida junto a la Gioconda que salió de la mano extraordinaria de Leonardo. La obra llegó a la Colección Real del Alcázar en 1666, según confirma a The Art Newspaper Miguel Falomir, jefe del departamento de pintura italiana y francesa (hasta 1700) del Prado.

La del museo madrileño no es la Gioconda de primera mano, pero sin duda es su hermana gemela. Una vio nacer, probablemente, a la otra. Y la de aquí resulta ya imprescindible para saber más de la de allá. En cualquier caso, un excelente hallazgo del Prado. Una aparición fortuita que se suma a otra revelación destacable: el llamado barbero del Papa, del último retrato de Velázquez adquirido por la pinacoteca, no es en verdad el barbero del Papa, sino un personaje de la corte cuya identidad será revelada en el próximo número de la revista Boletín del Museo del Prado, que edita el museo. El Prado aún encierra mucho enigma dentro.

(Tomado de El Mundo.es)

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