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Cine para el alma divertir

A partir del próximo día 3 y durante todo el mes de enero, los amantes del séptimo arte podrán disfrutar de producciones realizadas entre 2006 y 2012 y provenientes de países como Cuba, Francia, Italia, Estados Unidos, Reino Unido, entre otros

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Nada mejor que el arte para el alma divertir. Y muy consciente de ello el Icaic, siempre tan preocupado por enaltecer el espíritu de todos los cubanos, ha decidido comenzar 2013 con una programación donde como principio se ha buscado combinar el buen entretenimiento y la calidad estética, para intentar satisfacer las demandas de los más diversos públicos.

Así, a partir del próximo día 3 y durante todo el mes de enero, los amantes del séptimo arte en la Isla podrán disfrutar de producciones realizadas entre 2006 y 2012 (la mayoría estrenadas en el año que recién culminó) y provenientes de países como Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Francia, Italia, Corea del Sur y Cuba, por solo mencionar algunos.

En representación de la cinematografía criolla estará La película de Ana, de Daniel Díaz Torres, de la cual ya ha informado Juventud Rebelde y que consiguió, entre otros corales, el destinado a la Mejor Actuación Femenina del 34 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, por el impresionante desempeño de Laura de la Uz, quien comparte cartel aquí con Yuliet Cruz, Tomás Cao, Michel Ostrowski y Blanca Rosa Blanco, entre otros.

Del patio también es Ojos que te miran. Entre redes, un documental de 13 minutos dirigido por Rigoberto Senarega, quien en esta ocasión hurga en el impacto de la introducción de la enseñanza de la computación en las escuelas primarias, y mira indagadoramente hacia el futuro.

Ojos que te miran. Entre redes iniciará estas exhibiciones acompañando a la versión que hiciera en 2011 Paul W. S. Anderson de la novela Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas, tantas veces llevada al cine a partir de aquella película muda que rodara Fred Niblo en 1921.

Cierto que esta entrega de Paul W. S. Anderson nada tiene que ver con aquella bajo el título de El hombre de la máscara de hierro, en una historia donde aparecían los afamados espadachines a los cuales les dieron vida Jeremy Irons, John Malcovich, Gérard Depardieu y Gabriel Byrne; algo difícil de superar con un elenco como ese. Mas tampoco llega, siquiera, a Los tres mosqueteros, protagonizada en la década de los 90 del pasado siglo, por Chris O’Donnel, Charlie Sheen, Oliver Platt y Kiefer Sutherland.

Sucede que en esta adaptación «actualizada» que tiene lugar en la Francia del siglo XVII, lo mismo puedes encontrar peleas tipo Matrix, mosqueteros dando saltos en el aire, que artes ninjas y piratas, con tal de darle «ritmo» a la historia de aventuras en la que solo queda un leve olorcillo del clásico de Dumas, y donde las actuaciones de Logan Lerman, Luke Evans, Ray Stevenson, Matthew Macfadyen y Milla Jovovich dejan mucho que desear.

No obstante, Los tres mosqueteros tal vez atraiga sobre todo a un público juvenil, que de seguro encontrará más disfrute en Batman: El caballero de la noche asciende, coproducción de 2012 de EE.UU. con Reino Unido, dirigida por Christopher Nolan, y centrada por Christian Bale, Anne Hathaway, Michael Caine, Gary Oldman, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard y Morgan Freeman; o en Fuego con fuego, de David Barrett, presentada también el año pasado, con Josh Duhamel, Rosario Dawson (esta actriz se puede ver asimismo en el drama 10 años), Vincent D’Onofrio y Bruce Willis, encabezando el reparto.

De estos últimos actores (la presencia de Bruce Willis parece perseguir una mayor convocatoria), sin dudas los aplausos se los agencia Vincent D’Onofrio en su rol de supervillano en esta película que no da respiro al espectador y nos presenta a un bombero fuera de servicio, quien se convierte en testigo de un asesinato a manos de una banda de mafiosos.

En otra línea, por el camino de la comedia romántica se mueve Loco y estúpido amor (Estados Unidos), conducida a cuatro manos por Glenn Ficarra y John Requa. Pudiera parecer que este es de esos largometrajes en que generalmente sabes lo que te espera; sin embargo, los también directores de Una pareja dispareja logran sorprender gratamente. Todo inicia con Cal (Steve Carell), un hombre de más de 40, quien después de 25 años de matrimonio se ha descuidado totalmente y se deprime al conocer que su esposa Emily (Julianne Moore) decide tener una aventura. Entonces surge Jacob (Ryan Gosling), un gurú de la seducción. Solo que este argumento más de una vez contado no se desarrolla de una manera trillada ni cursi, sino con giros inesperados y divertidos, además de ampararse en buenas actuaciones.

De todas maneras, antes que Fuego con fuego, Loco y estúpido amor o la de ciencia ficción Desafío total, de Len Wiseman (Colin Farrell, Kate Beckinsale y Jessica Biel), este diario les propondría a nuestros jóvenes lectores otras películas de excelencia de la filmografía norteamericana que ahora estarán en las pantallas. Esos son los casos, si no las han visto, por ejemplo, de El lector (The Reader), de Stephen Daldry, con una Kate Winslet por encima del nivel en este drama que se desarrolla en Alemania, después de la II Guerra Mundial (1939-1945); La duda, de John Patrick Shanley, y dos grandes, Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman, o de la espectacular El artista, donde Estados Unidos, al igual que Bélgica, tiene participación, aunque el filme es básicamente francés.

Justamente Jean Dujardin, quien en El artista interpreta al personaje principal, y su director, Michel Hazanavicius, aparecen en otra de las películas galas que estarán al alcance de todos en este enero que llega, solo que al primero lo descubriremos llevando también adelante la faceta del segundo. Se trata de Los infieles (2012), donde varios cineastas (también Emmanuelle Bercot, Fred Cavayé, Alexandre Courtès, Eric Lartigau y Gilles Lellouche) se unen para realizar una comedia conformada por varios episodios.

El tema esencial de Los infieles es la infidelidad, pero masculina, vista desde diferentes perspectivas. No pocos rostros conocidos se hallarán detrás de estas historias, como el ya mencionado Jean Dujardin y Guillaume Canet, por solo mencionar a dos de los más reconocidos.

Como ya se ha hecho habitual, dentro de las cintas de la cinematografía francesa se halla mucho de lo más interesante. Ahí está Mademoiselle Chambon, basada en una novela de Eric Holder, dirigida y adaptada por Stéphané Brizé, quien contrapone una pasión indomable a la responsabilidad de quienes están involucrados en la misma, en un momento de la vida en que la cordura se la pone difícil al corazón. Jean (Vincent Lindon) es un obrero de la construcción, casado y con un hijo, a cuya escuela tendrá que ir para consultar una preocupación con su profesora Veronique Chambon (Sandrine Kiberlain) y…

En Mademoiselle Chambon, limpia de lo superfluo, se destaca, sobre todo, la fabulosa interpretación de Lindon, quien sin apenas pronunciar palabras, hace de sus silencios la principal muestra de su dolor (la Kiberlain no se queda atrás).

Con la etiqueta francesa están, además, Gainsbourg. Vida de un héroe (Joann Sfar, 2010), donde vemos al París de 1941, bajo ocupación alemana, y Serge Gainsbourg se transforma en un mito musical y una leyenda universal; y Las nieves del Kilimanjaro (2011).

Esta es de esas películas que con solo mirar un par de imágenes y escuchar un diálogo enseguida se conoce que detrás está la mano de Robert Guédiguian, más cuando las escenas están ambientadas en Marsella y en las mismas descubres a su esposa Ariane Ascaride y esos notables actores nombrados Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan.

Como le complace a Robert Guédiguian, Las nieves… (nada tiene que ver con el relato de Hemingway), donde sobran corazón y compromiso con lo que se pretende contar, es un drama de perdedores preparados siempre para sobrevivir. El cineasta retrata de manera verosímil la complejidad de los sentimientos, las contradicciones y los dilemas morales de la gente.

Al estilo de los filmes de Guédiguian, autor de un cine político, están los del inglés Ken Loach, quien fiel a su interés de adentrarse en ambientes de marginación social nos recrea en La parte de los ángeles (2012) la existencia de Robbie, un joven que acaba de ser padre y jura que su hijo nunca tendrá una vida tan terrible como la suya. La parte… resulta una obra austera en cuanto a los medios descriptivos empleados, pero contundente en cuanto a la crítica que hace Loach de la sociedad que describe.

Lejos de este mundo, encontramos entre las películas que ocuparán la cartelera de nuestros cines a Vitus (2006), de Fredi M. Murer. Premiada en Suiza (nación a la que pertenece), Roma, Los Ángeles…, e invitada a festivales de Berlín, San Sebastián y Montreal, fue candidata al Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa. Vitus parece llegado de otro planeta: toca el piano con virtuosismo y estudia enciclopedias a la edad de cinco años, pero tiene un inesperado accidente…

De ella dijo su director: «Es, fundamentalmente, una declaración de amor al inspirador y saludable poder de la música. Una declaración de amor al deseo de vida por sí misma, que se encuentra en su máxima pureza, vitalidad e individualidad en la infancia».

Esperemos que entonces no solo Vitus, sino otras a las cuales, por cuestión de espacio, no hemos podido hacer referencia (Recién casados, La chica del dragón tatuado, El verde, Qué es lo que más quiero, La esposa del buen abogado...), nos hagan más placentero este 2013 que está a punto de comenzar.

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