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¡Vamos a descubrir Angola!

Convidada por esta Feria del Libro, Angola invita a desabrochar prejuicios eurocentristas y a dirigir la lectura hacia una literatura auténtica y orgullosa de su riqueza cultural

Autores:

Jaisy Izquierdo
Jaisy Izquierdo

La literatura angolana es un misterio que se remonta a las leyendas, cuentos, proverbios, fábulas, enigmas y creaciones de la cultura popular que se transmitían de forma oral entre sus pueblos nativos, y que encontraron su expresión escrita en la lengua portuguesa de los colonizadores.

Esa cultura raigal floreció con autenticidad ante las propias narices de los europeos que escribían, en territorio ajeno, de una África exótica e incivilizada. Y se cultivó al calor de las luchas por la liberación y la dignificación del hombre angolano. Es por eso que no resulta extraño que la historia de la literatura de esa nación se entreteja con el curso de sus luchas sociopolíticas.

Convidada por esta Feria del Libro, Angola invita a desabrochar prejuicios eurocentristas y a dirigir la lectura hacia una literatura que ha sabido vestirse con ropajes nacionales, orgullosa de su riqueza cultural que nos llega en la obra de autores sólidos como Agostinho Neto, su primer presidente, y, a la vez, una de las grandes voces poéticas de la lengua portuguesa del siglo XX.

Neto, junto a otros poetas militantes como Viriato da Cruz y Antonio Jacinto, se dieron a la tarea de «descolonizar» la poesía y lograron liberarla, al apropiarse del lenguaje escrito con un fin totalmente contrario al de los portugueses: exaltar la cultura de su país, las costumbres menospreciadas de su gente, las bellezas de su tierra explotada; un movimiento literario que creció de la mano del nacionalismo bajo el lema ¡Vamos a descubrir Angola!

Descubrámosla, pues, tal como nos la presentan sus hijos. La cuestión de la identidad se percibe de una manera muy fuerte, por ejemplo, en La verdadera vida de Domingos Xavier, de José Luandino Vieira, merecedor del Premio Camões 2006, el mayor lauro literario que se le confiere a autores lusófonos. Aunque nació en Portugal, Luandino combatió al lado del MPLA contra el dominio portugués, fue detenido varias veces y condenado a 14 años de privación de libertad, una condena que cumplió en el campo de concentración en Cabo Verde. Así los caminos del narrador se cruzan con su protagonista, a través de tres historias en las que el escenario de lucha es el mismo: las mazmorras.

Otro de los grandes, Artur Pestana dos Santos, mejor conocido como Pepetela —también ostenta el Camões—, fue uno de los que también luchó por la liberación de su tierra. De esa experiencia nació Las aventuras de Ngunga, el primero de sus relatos publicados, y que Gente Nueva entrega al público juvenil. Una obra donde el protagonista es un adolescente que crece en medio de la guerra y con él aumenta en el lector el conocimiento sobre las costumbres, geografía y psicología de su tierra. De Pepetela también es El terrorista de Berkeley, California.

Se ha afirmado que Manana, de Uanhenga Xitu, obra publicada por primera vez en 1974 pero anterior en varios lustros, es una crítica al sistema colonial-fascista impuesto en Angola por Portugal, pero además resulta, en el sentido más elemental del relato, una simpática narración de las peripecias de un marido infiel.

Los que piensen que la experiencia de criar cerdos en un edificio pertenece solamente a la inventiva cubana, descubrirán en la novela Quién fuera ola que no es así. El protagonista de esta novela es un padre de familia que trae un puerco a vivir en el séptimo piso de un edificio del centro de la Luanda de posindependencia, para así resolver la escasez de alimentos. De esta manera Manuel Rui, autor de la letra del Himno Nacional de Angola y de los himnos de la Alfabetización y la Agricultura, nos introduce, con buena dosis de humor, en las consecuencias de la guerra, las migraciones de las aldeas hacia las ciudades, y los oportunismos de quienes a costa de la revolución pretendieron ocupar el lugar de la burguesía blanca.

El tema de lo sagrado y lo religioso llega en las ondas de Madre, materno mar, de Boaventura Cardoso, quien nos introduce, a través de sus personajes, en la cosmogonía de los pueblos kimbundu y se nutre de la ciencia kimbanda, un término que se relaciona con el doctor tradicional o «curandero» de las zonas rurales. Con esta novela, Cardoso obtuvo el Premio Nacional de Cultura y Arte en 2001.

Una compilación de cuentos que no sobrepasan la Página y media es obra del narrador Costa Andrade, quien se burla con ironía de temas como la estupidez humana, la infidelidad, la ingenuidad, el disimulo y la falsedad política. En tanto, los versos estarán representados por Ana Paula Tavares, que reúne su lírica femenina en Ritos del paisaje, y por los Emosentidos, del poeta António Gonçalves, considerado como una de las voces líricas angolanas más notables y singulares del presente siglo.

Otras propuestas editoriales llegan de la mano de escritores cubanos que se suman a ensalzar los valores de la africanía. Así, todos participan en la premeditada intención de poner en nuestras manos una literatura que, aunque desconocida en nuestro patio, no dejará de colmar con gratas sorpresas esa sed de lectura que, siempre en febrero, con furor se exacerba.

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