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Los sueños no tienen límites

Félix Espinoza Vargas, un artista peruano que pinta con la boca y el pie, mostrará su obra el próximo 2 de abril en la Galería del Palacio de Gobierno

Autor:

Aracelys Bedevia

A Félix Espinoza Vargas, una de las figuras más destacadas de la plástica contemporánea de Perú, nada lo detiene. Consciente de que su éxito está en la constancia, este creador trabaja como mínimo ocho horas todos los días y se impone grandes metas.

Sus obras son dignas de ser admiradas, exhibidas y elogiadas. No solo por la calidad artística, sino también por el modo en que las realiza: sujetando el pincel con la boca o el pie. Así pinta este hombre nacido en La Oroya con una enfermedad llamada agenesia (carente de los antebrazos y con una sola pierna), que lo obliga a batallar más que otros para hacer realidad sus sueños.

Sabía, desde los cuatro años de edad, que podía ser pintor y, sin detenerse a escuchar a los tantos escépticos que encontró en el camino, logró ingresar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad La Católica donde, según cuentan, decía a sus profesores: «No quiero que me tengan lástima, quiero que me traten tan igual como a mis compañeros, y si es posible sean más severos al criticar mi trabajo, yo necesito esforzarme más que ellos».

Estudió, posteriormente, en Inglaterra, Estados Unidos y México. También en Cuba, donde recibió un curso de litografía del que resultó ser el mejor alumno. Este amante de la vida y el arte, cuyas creaciones reflejan amor por su patria y distinguen por su riqueza expresiva y cromática, no solo pinta sobre lienzos y cartulinas, también talla madera, realiza trabajos de serigrafía, litografía, es ceramista y crea obras con una técnica propia que consiste en espolvorear arena de colores sobre una madera untada en goma.

«No es difícil pintar como lo hago. Es cuestión de práctica. Más difícil es tallar», dijo. Hacerlo provoca heridas en sus labios, boca, dientes, ojos. En una ocasión se cortó los codos en el intento. Aun así no se detiene, hasta convertir en arte cada pedazo de madera que pasa por sus manos. «Es duro para un artista sin brazos», admite, pero la vida le ha enseñado a luchar y superar los obstáculos.

Su pintura es sobre todo figurativa, con una fuerte influencia renacentista y barroca. De la boca de este admirable peruano nacen cuadros de grandes dimensiones, que reflejan paisajes del Perú, motivos religiosos y referentes de la vida cotidiana.

Amo a mi Patria

La trayectoria de Espinoza es bien reconocida. Sus obras recorren el mundo y fueron expuestas en el museo del dibujo de Alemania, junto a las de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Picasso. Ha obtenido más de 20 premios tanto en Perú como en el extranjero, y cuenta con más de 150 exposiciones colectivas e individuales en países como México, Brasil, Suiza, Australia, España, Rumania, Argentina, Estados Unidos, Rusia, Inglaterra, entre otros.

Desde hace más de 15 años integra la Asociación de Artistas Pintores con la Boca y con el Pie (AAPBP), organización mundial con sede en Suiza, que busca ayudar a creadores discapacitados, a partir de la reproducción de sus creaciones.

El próximo 30 de marzo llegará a Cuba este destacado artista con el propósito de asistir a la apertura de su exposición Amo a mi Patria, Perú, que tendrá lugar el martes 2 de abril, a las 11:00 a.m., en la Galería del Palacio de Gobierno, ubicada en calle Churruca, entre Avenida del Puerto y Oficios, La Habana Vieja.

Organizada por la Sociedad Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente y la Oficina del Historiador de la Ciudad, la muestra corrobora que los sueños no tienen límites y que no existen motivos para desanimarse. Mucho menos para desperdiciar el talento. Espinoza es prueba de ello.

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