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La divina proporción de un espectáculo coral

Fundada el 9 de febrero de 2002, la Camerata Vocal Música Áurea se abre espacios dentro del ámbito musical de la Isla, gracias a un amplio repertorio y a la excelencia de sus cantores. JR se acerca a su labor a través del testimonio de su directora, Delvis Sánchez Suárez

Autor:

Eduardo Pinto Sánchez

SANTIAGO DE CUBA.— Once años parecen poco aval para que un coro presente credenciales en una ciudad con una antiquísima tradición de música coral como Santiago de Cuba;  pero la directora Delvis Sánchez, junto a sus muchachos de la Camerata Vocal Música Áurea, saben de una fórmula similar a la que persiguen las proporciones doradas: la búsqueda intencional de la belleza.

«Desde el inicio no quisimos enmarcarnos en un solo estilo, todos pensaron que solo íbamos a hacer música antigua o renacentista, pero nuestra premisa es dar nuestro aporte al movimiento coral del mundo, con la presencia en cada escenario donde nos presentemos del rico patrimonio coral cubano con obras de Alejandro García Caturla, Beatriz Corona, Conrado Monier, Electo Silva, Roberto Varela, Guido López-Gavilán y otros creadores de la música popular y trovadoresca del país», comenta Delvis.

No obstante, su repertorio también abarca la música de los mejores compositores renacentistas europeos del siglo XV y XVI, las creaciones barrocas de nuestro primer compositor Esteban Salas, la música sacra contemporánea y canciones de Latinoamérica y el Caribe no hispanohablante.

La avezada directora asegura que su formación junto a Electo Silva en el Orfeón Santiago le enseñó lo que ella nombra «psicología coral», la mayor escuela en su formación musical, sin olvidar los diez años frente al Coro Madrigalista y su labor formativa en las escuelas de arte. «Atesoramos toda la obra del maestro Electo Silva, siempre lo tenemos muy cerca porque él es un celoso cuidador del movimiento coral en Santiago y en el país».

Un meteórico ritmo de trabajo en el primer año de Música Áurea en diferentes y complejos escenarios no restaba la natural incertidumbre de la criatura que nace con talento y no sabemos hasta dónde pueda llegar.

«Este es un coro nutrido de jóvenes, por lo que su crecimiento ha sido como el de un niño hacia la adolescencia y la juventud; hemos pasado una etapa muy rápida para ser un coro que se hizo con tanto esfuerzo y dificultades, nunca hemos tenido una locación fija para ensayar con tranquilidad, pensar nuestros proyectos con la pasión que lo hacemos, a pesar del apoyo de muchas instituciones, especialmente de la Oficina del Conservador de la Ciudad».

Jóvenes cantores

Según Delvis, el mayor requisito para pertenecer a Música Áurea es tener una especial sensibilidad artística y humana, unida a una vasta cultura musical y literaria que permita acercarse con soltura a un repertorio como el que cultiva el coro. «Nuestra interpretación está basada en eso, muchas veces el público no sabe el entorno en que se creó esa obra ni domina el idioma en que está compuesta, solo si el cantor logra desde la primera vez compenetración con el público, el lenguaje de la música será realmente universal».

«Convivimos en un pequeño espacio profesional diferentes voces, sentimientos e ideas, pero para que haya un empaste vocal tiene que darse, per se, un empaste de energías; a veces encuentras un excelente cantante pero su energía no vibra igual que la nuestra».

Aunque Música Áurea se congratula de ser un permanente espacio de formación y superación para jóvenes cantores, para Delvis cada despedida resulta difícil. «Es contraproducente para un director que viene formando la voz de un artista que este enrumbe sus caminos hacia otros escenarios, pero a la vez es muy gratificante saber que jóvenes de 16 o 17 años hoy estudian en el Instituto Superior de Arte (ISA) o trabajan como solistas y agradezcan el desarrollo de parte de su carrera a este laboratorio musical».

Lo importante es cantar

A pesar de la extensa trayectoria, Música Áurea no tiene aún un fonograma que recoja parte de su obra, no obstante la gestión de Delvis hace más de cinco años.

«No tenemos una persona que nos administre o represente, por lo que en 11 años he tenido que asumir esos roles, que como es de suponer le restan tiempo a cualquier director que se comparte entre hacer música y promover o proyectar su coro; no obstante nos sostienen nuestros resultados y el prestigio alcanzado en el público santiaguero, que siempre nos recibe y que nos da la fuerza para continuar».

Al asistir a cualquier ensayo de Música Áurea se percibe una marcada intención de llegar hasta la perfección de cualquier pieza en la unión de sus 16 voces (cuatro sopranos e igual número de contraltos, tenores y bajos).

«Es que estamos en otro momento del canto coral, donde el cantor no está estático en el escenario; en el mundo entero ahora los coros tienen otros movimientos en función de la trama que hay en la música o en el contexto de la obra literaria de la que nace, y ahí está el secreto de nuestra proyección actual.

«La obra nunca está lista, la creación artística va tomando cuerpo con el público, cada vez se va haciendo diferente; hay un patrón escrito, pero la obra se concreta uniendo varios factores, el espacio donde vas a cantar, para quién lo harás, por qué estás en ese lugar, qué sientes cuando interpretas, como está el sonido o el biorritmo del coro y si se puede percibir hasta el del público.

«El ensayo es intenso y con una cronometrada disciplina, estoy todo el tiempo ensayando, en la calle me puedes ver a mí o a cualquiera de nuestros miembros con actitud de ensayo, pensando o ideando; ya sea en la cocina o el portal de la casa siempre estamos haciendo música, y así el ensayo se traslada a muchos momentos del día hasta que llega la actuación, que a su vez nos deja una señal para el próximo ensayo del mismo tema».

Pero Música Áurea no escoge los escenarios, para ellos cualquier espacio es propicio para el hecho artístico. No por ello toman a la ligera las condiciones del área de trabajo para preparar un repertorio siempre intencionado y propicio para la ocasión; y aunque como es de suponer los coros deben actuar y ensayar en lugares donde se protejan las voces y tengan una acústica, iluminación y ventilación adecuadas, la experiencia de Delvis la ha llevado a no desdeñar ninguna oportunidad para entregar su arte.

«Cuando era muy pequeña, la maestra Antonia Luisa Cabal Salis (Tootsie), directora del Coro Masculino e Infantil de Guantánamo, nos llevaba hasta Caimanera o hasta el corte de caña donde se desarrollaba la zafra del 70, de ahí nace nuestra vocación de llegar allí donde está él o ella que por una razón u otra no pueden venir a una sala de conciertos.

«Una experiencia singular la tuvimos en una gira titulada Por los caminos de la historia, que nos llevó por las montañas de Santiago de Cuba; resultó muy emotivo ver a los campesinos esperando en sus caballos con gran expectación, y es que un coro es eso: es pueblo, sale de ahí. En esa travesía nos percatamos de que allí había potenciales cantores que no tienen sus oídos contaminados por el ruido de la ciudad y con afinaciones perfectas; o te      encuentras un niño que improvisa con el coro una canción cubana sin  ningún temor».

Con la llama olímpica

Uno de los momentos más significativos para la corta existencia de la camerata vocal fue su gira por el Reino Unido en el verano de 2012, que durante un mes los llevó a varias ciudades de Inglaterra y Escocia.

Nottingham, Londres, Edimburgo y otras urbes disfrutaron de un repertorio de música cubana, casi en su totalidad, como parte de la intención de sus integrantes de acercar nuestra cultura al entorno europeo.

«Nuestra gira por el Reino Unido nos dejó como mayor resultado la oportunidad de promocionar los eventos culturales de Santiago de Cuba, especialmente nuestro Festival Internacional de Coros y el Festival del Caribe, además participamos en diferentes festivales de coros, donde compartimos con agrupaciones de Europa, América y de Sudáfrica».

También realizaron un concierto de música sacra internacional de compositores europeos del siglo XX en la Catedral de York, hecho que desde antes de concretarse la gira ya fue considerado por sus integrantes como un éxito, pues para actuar allí se necesita la aprobación de una solicitud que a veces puede tardar años y en el caso de Música Áurea fue cuestión de meses.

En la Catedral de Sheffield homenajearon a Esteban Salas, dedicando la primera parte de la presentación a los villancicos del compositor santiaguero, pero esa ciudad les reservó una alegría hasta hoy inolvidable para ellos.

«Durante nuestra actuación en Sheffield, el 25 de junio, tuvimos la oportunidad de recibir la antorcha olímpica en un festival de la calle, como parte de la Olimpiada Cultural que se celebró previo a la competencia deportiva.

«Veníamos de Edimburgo, tras cinco días de agotador trabajo, pero al interpretar en aquella plaza la versión coral de Electo Silva de La Guantanamera, de Joseíto Fernández, cientos de personas de distintas nacionalidades comenzaron a cantar y a gritar ¡Vivas! por Cuba, como había sucedido días atrás en el Bolívar Hall de Londres. Para nosotros fue muy emotivo y ciertamente lo consideramos un privilegio».

Festival de coros en la mira

Sin perder un minuto los integrantes de Música Áurea se preparan desde ahora para la 61 edición del Festival Internacional de Coros de Santiago de Cuba, a celebrarse en noviembre próximo en esta ciudad; según su Directora, tienen «la misión de incorporar nuevas vibras y colaborar con otros artistas para darle al público santiaguero cosas diferentes y novedosas».

«El mundo del canto coral está convocado a venir a Santiago en noviembre y creo que es el momento idóneo para que esta provincia y el movimiento coral cubano respiren nuevos aires desde aquí, la capital coral del Caribe».

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