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Esa incombustible sensibilidad del metal extremo

Escenarios de siete ciudades cubanas acogieron las presentaciones de cada una de las bandas que intervinieron en la más reciente edición de este festival itinerante

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

No son pocos los que perciben esa «agresividad» en el sonido del metal extremo. Suelen ser la guitarra, el bajo, la batería y la voz, recursos indispensables que estos músicos ponen en función de un arte que, les aseguro, cuenta con muchos seguidores en la Isla.

Lo confirma el más reciente tour realizado por Brutal Fest, el festival itinerante que propician dos veces al año la Agencia Cubana de Rock (ACR) y el sello discográfico francés Brutal Beatdown Records, en colaboración estrecha con el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música.

En los escenarios de las siete ciudades visitadas (Santa Clara, Holguín, Bayamo, Camagüey, Sancti Spíritus, Pinar del Río y La Habana) se percibió una energía única, incombustible, que sedujo por su fuerza interpretativa y por la mirada musical de cada una de las bandas cubanas y extranjeras que intervinieron.

Para Dezaztre Natural, de Chile —exponente del thrash metal y defensor en sus letras de la justa causa de los mapuches y de la no agresión al medio ambiente—, resulta significativo el alto poder de esta música, cuya agresividad proviene de la saturación de los amplificadores.

Ello, explican, «de alguna manera hay que reflejarlo en los escenarios. Es la mejor manera de transmitir sentimientos. No hablamos de agresividad física o de violencia, sino de liberar las emociones que uno tiene. Es como si un salsero no bailara cuando actúa».

Los suecos de Splattered Mermaids, cultores del death metal, aseguran que en cada momento dejan que «las energías salgan y se conviertan en algo positivo. No hay odio ni enojo, sino todo lo opuesto».

Y así ha hecho Mortuary, de Francia, durante 25 años. La banda gala, una de las legendarias en este movimiento de metal extremo underground, siempre está presta para «compartir con todos esa energía auténtica que llevamos dentro. Porque esta es una buena música que nos hace felices», sentencian.

Llenas de referentes que van desde clásicos como Mozart y Beethoven, pasando por la riqueza interpretativa que aprecian en el flamenco, hasta grupos supremos del rock como The Beatles, Rolling Stone y Led Zeppelin, las seis bandas extrajeras que recientemente recorrieron Cuba reconocen que en el metal extremo tiene mucho que ver el fenómeno underground.

El término, a mi juicio, no lleva los ribetes comerciales que puede imponer el mercado en otros estilos, y sí esa pasión y entrega por esta música. De ahí que podemos encontrar exponentes del heavy metal con una excelente factura y una estética que respeta las distintas sonoridades de los subgéneros de esta corriente del rock. Algo que también apreciamos en la edición de verano de Brutal Fest con Dezaztre Natural, Splattered Mermaids, Severe (Bélgica), y los franceses de Mortuary, Cowards y S-core.

Así, Severe impuso su estilo a lo blackened punk, ofreciendo en la escena no solo música, sino también ese sentido práctico de disfrutarla desde el modo de bailar. Cowards cautivó con su manera explosiva e irreverente de expresar sus melodías; mientras S-core nos dejaba, tras terminar cada actuación, el recuerdo de la notable voz gutural de su vocalista y su particular manera de tocar el hardcore.

Brutal Fest también integró en su itinerario a las bandas cubanas. Si bien los grupos criollos no realizaron la gira por las ciudades junto a las representaciones internacionales —los organizadores manejan esa idea para ediciones futuras del evento—, estuvo una agrupación del patio en cada parada del tour.

Fue el intercambio de modos de sentir e interpretar esta música, el lenguaje que primó cuando estas agrupaciones compartieron escena, donde por la parte insular estuvieron Side (Villa Clara), Mephisto (Holguín), Metastasys (Contramestre), Konflikt (Camagüey), Arrabio (Sancti Spíritus), Tendencia (Pinar del Río) y las capitalinas Swith, Estima DC, Deadpoint y Combat Noise.

Quiero dedicar mis últimas líneas al público asistente a estos conciertos: el gran protagonista. Fue la preferencia por el metal lo que llevó cientos de personas a apreciar cada espectáculo de la sexta edición de Brutal Fest. Un gusto que no puede valorarse por la edad de los seguidores de esta música y sí por esa pasión por la diversidad melódica que ofrece el metal, como me indicó el sábado último Jonathan Ruvira, a la salida del Maxim Rock en la capital.

El joven de 18 años y futuro ingeniero en Automática por el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (Cujae), me dio una de las mayores lecciones que he recibido en estos días sobre el rock extremo, cuando expresó su fidelidad al metal, porque aprecia allí una riqueza espiritual y melódica. Y esa es la verdadera esencia de los cultores de cada género musical: lograr una audiencia conocedora y amante de lo que hacen.

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