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PARÍS, febrero 27.— Un festival de teatro francófono tendrá lugar en La Habana en marzo próximo, anunció hoy aquí su director artístico, el francés Serge Sándor, muy conocido en Cuba por la puesta en escena de El Caballero de París, reportó PL.
El evento, que se efectuará del 16 al 23 de marzo, estará dedicado principalmente a la presentación de obras de autores contemporáneos franceses, belgas, suizos y canadienses, explicó Sándor en entrevista concedida a Prensa Latina.
La idea es que sea un festival popular y también un lugar de reflexión entre cubanos y francófonos, con maneras de ver el arte dramático muy diferentes, pero con una misma pasión: el teatro, dijo.
Entre las obras que serán presentadas figuran Por ahora dudo y La prueba de lo contrario, de los suizos Marie Fourquet y Olivier Chiacchiari, respectivamente; Juan y Beatriz, de la canadiense Carole Fléchette; El testamento de Vanda, del francés Jean-Pierre Simeón; y La pandilla, del belga Xavier Carrar.
Explicó que el Festival está patrocinado por el Consejo Nacional de Artes Escénicas de Cuba y la Oficina del Historiador de La Habana.
Serge Sándor, quien ha trabajado desde la década de los 90 del siglo pasado en el país caribeño considera que el teatro cubano ha crecido mucho en los últimos 15 años y hoy es más dinámico.
En cuanto al público lo que más le llama la atención es que es bastante crítico y diverso. «No son solo los intelectuales quienes acuden a una presentación, sino representantes de todos los sectores populares», dijo.
Fundador de la compañía El Laberinto, Sándor ha puesto en escena en Cuba varias obras, entre ellas, El sí de la novia, con Broselianda Hernández; El vuelo del Quetzal, con el grupo Korimakao; El vals de mil años y El caballero de París.
Esta última pieza, escrita y dirigida por el dramaturgo francés, está inspirada en el andariego más ilustre de Cuba, un Don Quijote, un soñador que siempre se vestía de negro.
«Fue una obra increíble que montamos con pacientes de los hospitales psiquiátricos de La Habana», declara Sándor.
La primera parte se escenificó en El Prado, con el cortejo fúnebre de El caballero de París, y luego la obra continuaba en el teatro Fausto, recuerda su director.
Para mí, dijo, era un reto trabajar con estas personas y al final fue una pieza muy importante a nivel artístico y humano también.
El dramaturgo ha laborado en Francia con gente de la calle, llamadas aquí Sin Domicilio Fijo, con presos y niños sin familia y ahora está montando con menores una obra que se llama La disputa de Marivau.
«Tengo un camino un poco diferente a los demás. Me gusta trabajar allí donde la gente no va. La labor de un dramaturgo es ser sensible a lo que vive la sociedad», afirmó Serge Sándor.
