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Ricardo Amaray: Loco por la música cubana

Este joven cantante es actualmente uno de los mejores exponentes de la música popular cubana

Autores:

Abel Castillo Noriega
Raudelis Sarmiento Villalón
Zenia Camps Vidal

Ricardo Amaray Fernández, baladista, salsero, romántico y soñador, es actualmente uno de los mejores exponentes de la música popular cubana. Originario de Sancti Spíritus, ha conquistado el mundo con su excelente timbre vocal, formando parte de Manolito Simonet y su Trabuco.

—¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a integrar el Trabuco?

—Vengo de las casas de cultura, de festivales artísticos de la FEEM y la FEU. Mi formación es completamente autodidacta. Comencé con la guitarra, que tocaba en fiestas, campismos, y la gente me decía que cantaba bien y que me parecía en la forma de interpretar a Oscar de León. Sin embargo, me incliné más por la Nueva Trova: Silvio, Pablo, Santiago Feliú, Varela... Porque había perdido un poco de tiempo y quería meterme de lleno en la música, me nutrí de todo lo que me llegaba, hasta que un buen día me llamó el director de la Aliamén, que estaba convocando a cantantes.

«Recuerdo que hice mi colita y que allí se hallaba Sixto Llorente “el Indio”, entonces voz líder de esa agrupación. No olvidaré que canté Inolvidable… En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse…, y luego otro tema a dúo con el Indio, y me aceptaron. Pasé un año y seis meses con la Aliamén hasta que llegó Paulo FG a Villa Clara buscando músicos, porque su orquesta se había desintegrado. Le presentaron un casete con una canción mía, me miró y me dijo que le gustaría que yo formara parte de su grupo.

«Estuve con Paulo alrededor de tres meses. Siempre es importante trabajar bien, hacerlo todo con mucha calidad, pues no sabemos quién nos está observando. En esos tiempos Manolito grababa en la Egrem el disco de Paulo FG, y alguien me informó que él quería hablar conmigo. Me llamó para una esquina y me aseguró que yo era el cantante que él necesitaba. Llegué a su casa y le canté Tú me recordarás. Me preguntó si era compositor y le respondí que había escrito algunas cosas, como Amor matemático, que le canté.

«Entonces me dijo: “Tengo la intuición de que ese tema será un hit”. Y empecé a ensayar con la orquesta hasta que debuté oficialmente en los carnavales de Camagüey. Interpreté un tema y le gusté a mucha gente, y de ahí hasta la fecha...».

—¿Cuánto te ha aportado ser uno de los vocalistas principales de Manolito Simonet y su Trabuco?

—Mucho, me dio la confianza. Es muy importante cuando una persona de tanto talento te dice: «Arriba, trabaja». Yo era simplemente un músico con no pocas ideas que deseaba transformar en algo real, y me vi con la oportunidad de realizar mis planes. Actualmente realizo mi trabajo en solitario, pero no me veo fuera de la orquesta. Manolo, como persona y como artista, me ha desarrollado hasta lo que es el Amaray de hoy.

—¿Estás complacido con la aceptación que han tenido tus discos?

—El proceso de promoción es complicado, porque los artistas cubanos no contamos con el respaldo de las grandes compañías discográficas internacionales. En nuestro país, también por cuestiones ajenas a los músicos, los discos se demoran mucho tiempo en salir en las tiendas, razón por lo cual se hace difícil el consumo de nuestra música, amén del precio.

«Muchas veces cuando el disco físico sale al mercado ya las personas lo han adquirido por otras vías. Esto hace que algunos temas no se difundan aquí con la fuerza que lo han hecho en otras latitudes».

—¿Crees que la promoción internacional supera la promoción nacional de tus discos?

—Mira, Loco por tus besos en Cuba no estuvo «pegado» y en Italia sí, mientras Corazón tuvo mucho éxito internacionalmente. Está ocurriendo algo muy llamativo en diferentes países con nuestra música, hasta se han creado escuelas de baile donde se enseña a bailar salsa y lo hacen con canciones de grupos nuestros; lo que perdimos nosotros aquí lo han retomado en países como Alemania, Japón, Italia. Ellos van a los conciertos y ves que se saben todos los temas.

—¿Cuál es el género en el que te sientes más cómodo?

—Me gusta mucho la balada, no pocas personas me dicen que tengo una voz peculiar con la que se identifican. Pero canto lo mismo una balada que un bolero, lo cual no solo me facilita las cosas, sino que además  lo llevo a la música bailable, y hasta ahora me ha dado buenos resultados.

—¿Cuánto ha representado para ti escribir temas que se han convertido en himnos?

—Al principio escribía temas que funcionaban en mi agrupación, entonces decidí probarme y ver si lograba que otras personas hicieran populares mis canciones. La primera vez fue para el disco de David Calzado. Le propuse Vuelve junto a mí, Abusadora, Chicha que limoná y Contrato. David empezó a probarlos en los conciertos y tuvieron tanto éxito que los grabó. Con Haila sucedió lo mismo: el productor de su fonograma fue David, quien confió en mí otra vez. Le entregué Voy a salvar mi corazón, que fue de los más sonados de su disco. La verdad es que siento una gran satisfacción cuando grandes intérpretes elijen mis temas para sus producciones musicales.

—¿Cuáles son tus referentes de la música cubana?

—Benny Moré, Cuní, Matamoros, son ídolos, referentes para todos los cantantes cubanos. De los actuales me fijo mucho en Mayito Rivera,     Alexander Abreu, Paulo FG, Isaac Delgado, en maestros como Juan Formell, José Luis Cortés, Adalberto Álvarez, Revé, Manolito Simonet...

—¿Cuánto le falta a Amaray para convertirse en una figura relevante dentro del cancionero cubano?

—Mucho, de hecho nunca me habían hecho una entrevista tan profunda, lo cual quiere decir que estoy «en talla» (risas). El éxito no viene solo, sino acompañado de mucho trabajo, perseverancia. Hay que esforzarse todo el tiempo y ser muy dedicado a tu profesión. Me levanto cada día con el convencimiento de que siempre trabajaré duro para que el público reciba lo mejor de mí.

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